Trabajadores petroleros humillados con una caja "sustanciosa" de los claps

Tarek El Aissami, antes de lanzar su encantamiento a base de promesas de ajustes y recompensas salariales, les anuncia a los trabajadores petroleros que serán honrados con una caja "especial" de claps: es decir, todo aquello que cualquier empleado o trabajador se debería ganar mediante su esfuerzo personal, como efecto del trabajo (o sin él), el Estado se los proporcionará a manera de recompensa por su lealtad.

Lo más probable es que el efecto que tendrá esto, lejos de estimular la producción será contrario: la desestimulará. Para un profesional, con ambiciones personales – ni se diga de aquellos con claras ambiciones pequeñoburguesas – no se los puede pagar con una caja "especial" de los claps: mínimo, en una economía dolarizada, estos aspiran sueldos en dólares a niveles internacionales, ahorros en dólares, un seguro de vidas que funcione, un servicio médico eficiente, comedor digno, prestaciones sociales, etc. etc.

El asunto es que eso es imposible, PDVSA no da para sueldos en dólares: ¡el que se quiera ir que se vaya para el lado de los socios! Creo que el límite hasta donde pueden llegar las promesas y encantamientos de El Aissami será el sistema de bonos diferidos mediante el carnet de la patria, petros y la caja "sustancial" de los claps, más allá es imposible.

Lo curioso es que hay gentes, dentro de la masa trabajadora, que les parece esto una respuesta positiva, "normal", dentro de una empresa de esa magnitud e importancia, y dentro de una economía capitalista sana, ni hablar que dentro de un sistema socialista (empezando porque dentro de un sistema socialista los trabajadores petroleros estarían ahora trabajando, no parados, esperando a que se venda la empresa a las trasnacionales). Esto es una manifiesta humillación pública, es como admitir que PDVSA y el ministerio tienen esclavos y no trabajadores, perros y no personas, a los cuales se les da terrones de azúcar para que hagan sus piruetas.

Lo mínimo que quieren los trabajadores como gremio es que se los oiga y se los consulte sobre el proceso de producción de la empresa y demás operaciones de la industria, inclusive sobre política petrolera, desde el obrero especializado hasta los profesionales más preparados (si es que los hay activo ahora y no están presos).

Sin embargo la imaginación del gobierno solo da para entregar una caja del clap. Y solo por ocultarle al país y a los mismos trabajadores la verdad: para no tener que decir que la empresa será privatizada, y a los trabajadores, que vayan buscando planillas y solicitando empleos en las corporaciones que serán las futuras dueñas del negocio petrolero nacional.

O sea, que no se trata nada más de una limosna humillante lo que se les tira al barracón, es también una forma de distracción de la realidad de la empresa; en el fondo ellos saben que la mayoría de los profesionales y obreros especializados se irán, cambiaran de profesión o de país; en el fondo eso es lo que quieren porque les facilitaría en mucho el proceso de privatización. El gran problema de gobierno es cómo hacer todo esto sin que se les vean las pantaletas, sin que se vea la trampa.

Al país no le sería muy estimulante, simpático, que maduro anuncie una venta pública de la empresa petrolera nacional a las trasnacionales, por más que use el argumento de las "sanciones económicas" ( de hecho, con o sin sanciones, Chevron está ahora produciendo, dentro del país bloqueado, 300 mil barriles día, para alegría de sus dueños). La Venezuela que ha creído en la soberanía nacional hasta hoy no se entusiasmará mucho con una privatización franca (quizás sería celebrado solo por Guaidó y sus patronos del norte), por eso le toca al gobierno disfrazarla, hacer como que la producción depende de un bojote de trabajadores y empleados públicos, "desestimulados" - pero prácticamente parados -.

A los trabajadores del ministerio y de PDVSA: ¡no se dejen engatusar con comida y papel tualé!, lo que está en juego es más que nuestro estómago y demás necesidades básicas, es la empresa, es el país, es la nación, nuestra soberanía, nuestro futuro. ¡No lo vamos a entregar por un plato de lentejas! (casi que literalmente). Un puñado de extraños a la industria decidiendo el destino de sus trabajadores, de la empresa y del resto de los venezolanos. Nos están robando todo en nuestras narices y algunos gritan "¡Vamos pues, Tarek!", ¡qué vergüenza!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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