La paz política no es paz social

La paz política y social es uno de los requisitos para que el grueso del capitalismo pueda "prosperar" sin contingencias distintas a las propias, a las que tienen que ver con sus ciclos de caídas y subidas y con la competencia. Porque es que hay otro nivel del capitalismo que vive de los conflictos - como muchos de los parásitos de aquí - y de las guerras; inclusive, que las estimulan o las provocan directamente como lo hace el camarada Trump, asesinando líderes iraníes, árabes, donde sea que estos les molesten.

"En Venezuela se requiere "paz política" para la prosperidad económica", por lo menos eso cree el presidente Nicolás Maduro. La paz social, simplemente la ignora. Es un dispositivo, en algunas personas, que esfuma los problemas de sus mentes, el cual ha inspirado al gobierno para desarrollar un método publicitario a fin de desaparecer los problemas del país de nuestras mentes: "si no los veo, no los nombro y no existen".

Pero las tensiones sociales están ahí. "La tensión social", porque las clases que no son reconciliables son dos, la de los expropiadores ladrones (o apropiadores), y la de los explotados y los expropiados, que somos muchos más. O para entrar más en sintonía con la realidad del país, la que se apropia de casi toda la renta y la que solo recibe de ella las migajas de los clap, los bonos y ahora los Petros.

En este momento el nerviosismo es por la expectación sobre lo que pasará con la moneda. A mi manera de ver la "lucha libre" en el Palacio de los deportes de la Asamblea Nacional (para algunos esto es la política) no puede distraer a la mayoría de la población de cómo conseguir los dólares que necesita para seguirle el paso a la inflación. Los pensionados no saben qué hacer, si llegaran a recibir Petros en vez de bolívares o dólares, muy pendientes de sus propias vidas, en riesgo muerte; no están para marchas ni para ocuparse del circo de la Asamblea Nacional. La gran masa de empleados públicos atrapada, sin hacer mucho, viendo cómo se dilucida el panorama gomoso donde se encuentra encharcado el gobernó, en el medio de un país trancado, tampoco les entusiasma las marchas; quieren más sueldos, más bonos, dólares, oportunidades de "superarse", embarcados en su propia mezquindad mercenaria pequeñoburguesa.

Lo curioso de todo esto es que pareciera que todo anda normal; diría Maduro (o Jorge), "el país está en completa normalidad", pero esta incertidumbre produce en la población mucha tensión.

En el pequeño circo se esfuerzan por captar la atención de una población turbada. El gobierno, a través de Diosdado Cabello, dice que ellos solitos, las fracciones de la oposición, se pelean por el poder desde la Asamblea Nacional, pero participaron en el show de la elección de su directiva apoyando con 51 votos al contendor de Guaidó para sacarlo de la presidencia de la Asamblea, porque son incapaces de ponerlo preso, porque le temen a Trump y a sus amenazas, y porque su estilo es el de las componendas chapuceras (hay quién dice que "el cretinismo parlamentario", como diría Marx, es la política). Y Diosdado Cabello se cree su cuento, mientras los vagos en la constituyente dicen amén. Mientras tanto Guaidó salta el enrejado tirando patadas y todos salen corriendo para para sentarse primero en la silla de la presidencia. ¡Eso es todo!; mejor que eso no puede ser Sábado Sensacional.

Se trata de una barajita repetida, de un capítulo viejo que ya a nadie le interesa. Sobre todo cuando hay mucho en qué pensar. Por ejemplo, hoy se decreta una ampliación de la exoneración del IVA a los importadores y se mantiene la tasa del 16% para el consumidor. Esto quiere decir que nosotros pagamos por las ganancias de los especuladores, ¡mejor no lo haría el FMI! Por ejemplo el Petro, dicen que van a pagar a los pensionados con Petros ¿Qué va ser de la vida de los pobres, dando tumbos para que le reconozcan su dinero en los comercios y farmacias? Es la manera improvisada, atropellada de cómo está actuando el gobierno a cada paso. Su desconexión de la realidad llega a los niveles de fascinarse por sus propias chifladuras, por sus mentiras. En el pequeñito universo del "Biopago" la inflación es superior a la del Excélsior Gama, por decir algo, y que es bastante decir. El dólar sube vertiginosamente hasta casi 80 mil bolívares, en estos meses de pagar impuestos. Los comerciantes en un mes recogen del consumidor aquello que necesitan para pagar sus impuestos, luego, cae el dólar a 60 mil y ¡zuas!, ¡pagan barato!, es decir, se despachan y se dan los vueltos, luego subirá hasta 100 mil si a ellos le da la gana. En Carabobo, Lacava "privatizando todo lo que deba ser privatizado", en nombre del pueblo. Maduro vuelve con sus ejercicios militares, preparándose para la paz, como Clausewitz, lo que resulta premonitorio y preocupante, viniendo de un espontáneo, como Maduro, en eso muy parecido a Leopoldo Galtieri. ¿A quién le importa cuál de los dos grupos, o tres o cuatro, de oportunistas ladrones de celulares o corruptos del gobierno dirija esa Asamblea inútil? ¿A quién le importa la Asamblea constituyente, llena de inútiles, que solo sirve para refrendar la entrega del país a los capitalistas? La inflación no da tiempo a pensar mucho en esas estupideces.

Si queremos paz social hagamos una revolución social, cambiemos las condiciones materiales de nuestra existencia y cambiemos nuestra formas espirituales de vida y la política pueril desconectada de la realidad social. Es importante lo que está pasando en esas asambleas, pero para acabar con ellas de una vez por todas con una acción revolucionaria, saliendo a la calle a exigir cambios políticos verdaderos, de reconstrucción nacional. Debemos recuperar el impulso revolucionario que tuvo Chávez antes de que lo asesinaran a través del Plan de la Patria original, convocar a los chavistas desterrados de la política, a los militares chavistas, a los socialistas verdaderos, (no a los Lacava con camisa roja y frasecitas populistas), a conformar un Junta de Gobierno Patriótica y Socialista, chavista ¡Basta ya del madurismo insulso, de la política chapucera! ¡Volvamos a retomar el camino de Chávez a través del Plan de la Patria!



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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