Se nos va el 2019: Año de grandes batallas

Es para mí un gran placer escribir en el último día del año y a través de la palabra que se hace verbo y mensaje, conectarnos en la posibilidad latente de construir visiones compartidas y acertadas de las circunstancias del pensamiento. Por encima de nuestras creencias e inclinaciones ideológicas y religiosas no debemos sacrificar la verdad, porque la verdad es siempre más que conocimiento.

Mis estimadas y estimados, venimos de un año duro, difícil y complicado, donde las fuerzas de la oposición y del imperio -llenas de maldad y de odio- arremetieron sin piedad contra el pueblo venezolano, secuestrándole la comida y alterándole la vida en todos los sentidos. El objetivo fundamental era crear una situación de rechazo general contra el gobierno de Nicolás Maduro y contra la revolución, que diera al traste con el proyecto político que despertó la esperanza en este país. Desde el 2013, o quizás mucho antes, la miserable clase política opositora, en componenda con las clase empresarial y comercial, pusieron en práctica toda su miseria como seres humanos, como políticos, como tendencias políticas, como empresarios y comerciantes. Primero acapararon los productos y los alimentos, luego los elevaron a precios infernales, los dolarizaron, golpeando el alma de nuestra familia, de nuestros padres y nuestros hijos. Por ello, más que por convicción ideológica, toda la oposición debe ser detestada, execrada y rechazada en todos los ámbitos.

Pero a pesar de todas esas acciones miserables de la oposición, el pueblo venezolano de manera consciente ha logrado una cultura política madura y de amplia visión, llena de fe por la patria donde vive. Gracias a esa madurez política el pueblo no sucumbió ante el formato de violencia y el caos sistemático de los grupos opositores. Igualmente, el gobierno revolucionario siguió avanzando para derrotar a la oposición en todos sus planes perversos. Ante toda esa campaña de terror y de violación constante a la convivencia política por parte de la miserable y detestable clase opositora, el gobierno siguió apegado a los postulados constitucionales y en ningún momento dejó de llamar al diálogo y a la paz. A pesar de todas esas arremetidas por parte de la oposición y el imperio norteamericano contra el pueblo y las instituciones del Estado, el gobierno revolucionario siempre ha actuó en el marco de las leyes y el respeto a los derechos humanos y políticos.

¡Oh, ahora comenzamos a entender! Durante el año 2019 toda la oposición se empantanó en el lodo egoísta de la conspiración y podemos decir claramente en este último día del 2019 que no han podido y no podrán acabar con la revolución, porque mientras el gobierno junto al pueblo ha arrancado la victoria de las fauces de la derrota y las dificultades las convertimos en triunfos revolucionarios, la oposición se pierde en los rastrojos de los descuartizados.

El 2019 fue el año de las grandes batallas, donde estuvimos obligados a derrotar a esa oposición criminal y nefasta para Venezuela. Siempre hemos dicho que el socialismo y capitalismo son dos proyectos antagónicos y necesariamente, para que sobreviva uno tiene que morir el otro; y en el caso venezolano no hay esa posibilidad de convivencia, de allí que hay que implantar de una vez por todo el socialismo y enterrar para siempre el capitalismo. La tarea sublime del gobierno en este año 2020 tiene que ser una gestión justa, eficaz y sabia, y eso se logra con el socialismo. Un abrazo fuerte y un feliz 31 de diciembre. Desde aquí, desde la ciudad de las nieves eternas, les deseo un feliz año 2020.



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Eduardo Marapacuto


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