Mi palabra

El arte de Amaranta: la crítica

"La crítica es fácil, el arte es difícil"

Boileau

En su último artículo se pueden contabilizar fácilmente más de doce errores, y todos parecen problemas de ortografía, o le toma más interés a la crítica, que al buen uso del idioma al momento de hacer sus sátiras desenfrenadas en contra de cualquier actividad, o funcionario del gobierno; total eso parece la mayor y única inspiración para algunos escribientes (Rafael Ramírez, Jesús Antonio Vivas Santana, Oscar Heck) y últimamente Amaranta Rojas, a pesar que trata de diferenciarse de quienes buscan ridiculizar al Presidente, al momento de redactar sus escritos; pero finalmente cae en el mismo grupito, sin tocar el vocablo madurismo, utilizado, desde el mismo instante de ser electo Presidente Nicolás Maduro; de la misma manera, como la oposición se aferró al término chavista, en muchos casos de manera despectiva, cargada de odio para arremeter en contra de los seguidores del Comandante Chávez.

En esta oportunidad la muy leída Amaranta, toca un tema muy álgido en todo el país, a pesar de algunos correctivos puestos en práctica por el gobierno: el gas para cocinar, o como lo quieran llamar. En el escrito no ve para atrás, al tratar de comparar al Presidente, con la manera tan peculiar de expresarse el fallecido Mario Moreno "cantinflas" , pero al leer el escrito se me parece, cuando se entra a una montaña con muchos vericuetos, y después no conseguimos la manera de salir; es tan enredado que por momentos lo único que entiendo, es que existe un problema gravísimo con el abastecimiento del gas, y eso lo sabe, hasta el perro de la casa, al no olfatear el olor de la comida, porque la han puesto bien cara, para que todo el mundo chille.

Todos los problemas del país, dentro de la grave crisis económica, los aprovechan opositores, oportunistas–el autoproclamado– y ahora directamente sin esconder nada: el imperialismo, bajo la atenta mirada del cuestionado Donald Trump, y su devaluada pandilla para tratar de socavar los pilares del gobierno. Han hecho de todo con lo que han conseguido en el camino, y hasta el momento han fracasado, por una razón muy sencilla: el pueblo dentro de las adversidades que está sufriendo, entiende de donde viene la verdadera causa de su tragedia. No es simple casualidad, que el hermoso complejo habitacional de lecherías en el estado Anzoátegui, tenga el gas directo. Todo forma parte de la distinción de clase creada directamente por el capitalismo, y eso no lo toca la activa escribiente Amaranta Rojas.

El punto de partida para entender el ataque sin medida, y por demás desaforada, es leer a los antes señalados (Ramírez, Vivas Santana, Heck, y ahora Amaranta) todos les dan vuelta y vuelta a los temas tratados, como si estuvieran jugando con una bola de cristal, para finalmente caer en una arremetida contra Maduro, y por supuesto a sus comprometidos seguidores, que no dan marchas atrás en defensa del legado del Comandante Chávez. El problema del gas, pasa en parte por los ataques del imperialismo; la dependencia tecnología es avasallante, y no es fácil zafarse de ella; hasta caer en manos de los bachaqueros, los inescrupulosos, y corruptos de ambos lados, quienes han ayudado a profundizar la crisis. Sin conciencia nada florece, tan es así, que en una emisora del estado Portuguesa, escuché en repetidas oportunidades un slogan comercial, prácticamente una burla hacia las mismas personas, que buscan convencer en la calidad y venta del producto: ¡En tiempos de crisis, unos van llorando, y otros van vendiendo pañuelos! No sé si Amaranta, va llorando o vendiendo pañuelos.



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Narciso Torrealba


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