Un Pequeño Error Mío

Hace casi diez años que escribo cuentos para una serie llamada What the Heck by Oscar Heck, o sea, Qué Diablos por Oscar Heck, pero aunque no he hecho un centavo con estas historias hasta ahora, todavía, en algún momento espero poder hacerlo ya que han sido muy populares entre amigos y familiares que viven en Canadá, EEUU, y Europa.

(Heck en inglés significa infierno, o qué diablos.)

Aquí en Venezuela estas historias (traducidas) --- generalmente de 500 a 1000 palabras --- no han sido bien recibidas ya que son historias que se fundamentan en el sentido de humor negro, macabro, y sádico de las culturas occidentales norteñas. Son historias donde el final de la historia le toma por sorpresa al lector, así de repente, con cosas macabras pero cosas que son tan absurdas que aun siendo macabras hacen reír a 99 de cada 100 lectores norteños de habla y de cultura (macabra) inglesa.

Estas historias no funcionan aquí en Venezuela porque la mentalidad no es la misma, le gente aquí en Latinoamérica ---en general --- no encuentra nada cómico en burlarse de la mala suerte o de las desafortunadas o tristes circunstancias de otras personas, mientras que en el norte, es muy común que los chistes se basen en la miseria de otros.

Bueno, por eso decidí escribir hasta ahora dos historias similares pero sin el sentido de humor tan negro (norteño), para ver cómo la gente aquí en Venezuela las recibe --- hasta ahora muy bien ---, una se llama El Toro, y otra se llama Mi Sobrina, y a la gente le ha gustado mucho, son historias que siempre tienen un final sorpresa, así de repente, haciendo que el lector se ría, y a veces mucho, esa es la idea, de hacer reír al lector.

Todas estas historias se basan en hechos reales, solo que al final le tuerzo los hechos y la historia para que termine con una sorpresa ridícula pero posible (o viable).

Aquí voy a escribir otra, la cual llamaré, Un Pequeño Error Mío.

Decidí presentarles esta historia aquí en Aporrea ya que esta fue inspirada directamente por la actual grave crisis venezolana donde escasa el agua potable, los medicamentos, y la electricidad (entre tantas otras cosas).

Espero que la disfruten, gracias.

UN PEQUEÑO ERROR MÍO

Aunque no me gusta hablar sobre la política, debo aclarar de una vez que soy madurista, o sea, soy seguidor de Maduro, sin embargo soy muy cauteloso, debemos tener mucho cuidado si queremos sobrevivir en este desastre que existe hoy aquí en la Venezuela de Maduro, o mejor dicho, aquí en nuestra Venezuela con Maduro, quien nos ha traído solo la mala suerte, las dificultades, y la miseria.

Si señor, aun siendo madurista, debo decirlo.

Sin embargo, sabemos que la culpa no es realmente de Maduro, más bien la culpa la tiene el gobierno de EEUU, el cual tiene a Venezuela en un estado permanente de bloqueo y sanciones, pero bueno, no quiero hablar de eso, pero sí quiero decir que a causa de este desastre, lo que ha estado ocurriendo últimamente es que los comerciantes y revendedores inescrupulosos han estado adulterando el café, la harina, el azúcar, el aceite de carro, los medicamentos, y sí, aún el agua potable que viene en botellones.

Es terrible.

Ya no se puede confiar en nadie ni tampoco en la calidad de los productos básicos para el consumo humano.

Por eso soy tan cauteloso, hay que tener mucho cuidado y tomar todas las precauciones necesarias para no enfermarse ya que no se consiguen medicamentos, entonces por eso hace más de seis meses que ya no compro botellones de agua --- hay mucha gente que se ha enfermado gravemente de amibiasis y algunos desafortunados han muerto ---, más bien simplemente hiervo el agua que viene por la tubería, cuando viene, la hiervo muy hervida, y con esa agua lleno los botellones, y de allí tomamos, es mucho más seguro así, no quiero que nadie se enferme, y menos yo ya que soy un hipocondríaco --- creo que me voy a enfermar de todo y que todo me va a matar --- quien le tiene absoluto terror a la amibiasis, odio vomitar, y también soy alérgico a los medicamentos que pudieran curar la amibiasis si se consiguieran, pero no se consiguen.

De todas maneras, debido a mi temor, o terror, ya pregunté en todas las farmacias de mi pueblito, y nadie tiene esa medicina, ni tampoco la tienen las clínicas y el único hospital de la región, entonces más razón todavía para hervir, y hervir bien el agua.

Hay que ser muy cauteloso, si señor.

Bueno, lo que hago es que hiervo el agua en una tetera (jarra) eléctrica ya que hace meses también que no se consigue el gas domestico, entonces lo que hago es que lleno la tetera con agua del chorro (cuando hay), la pongo a hervir, apagándose sola ya que tiene un switch automático para eso, y más tarde voy a la cocina, toco la tetera, y si está caliente, sé que ha hervido, y enseguida traspaso esa agua de la tetera al botellón donde se enfría naturalmente, y, así obtengo mi agua potable purificada para que no me enferme.

Pero …

Debo decirles ahora …

Les estoy escribiendo esta carta desde mi cama, entre vómitos y fiebre, entre diarrea y espasmos, entre el delirio y el sudor con su tembladera, entre esperanzas fútiles y la puerta del infierno donde ciertamente iré pronto, entre la vida y la muerte, pero más cercano a la muerte, saben, me falta poco ahora, si señor, todo debido a un simple error, por eso les escribo.

Lo que ocurrió --- y por eso les escribo para que no cometan el mismo error ---, es que llené la tetera, la puse a hervir, me fui a tomar una siesta, y cuando volví unos minutos después, en plena confusión entre el sueño y el despertar, bueno, toqué la tetera y estaba caliente, bueno, tibia, entonces pensé, ah, sí, debe ser que hirvió …

Pero …

No fue así, lo que ocurrió es que se fue la luz poco después de que había puesto el agua a hervir, pero no me di cuenta ya que me dormí, es más, ya que soy madurista no lo pensé dos veces, tomé una siesta confiado, muy corta, pero bueno, fue algo, pero el agua no hirvió, solo se calentó un poco durante unos pocos minutos hasta que se fue la luz sin calentarse lo suficiente para matar toda la bacteria, y ahora tengo que vivir mi peor pesadilla, sí, la amibiasis, y no tengo medicina, porque no hay medicina, y se fue la luz otra vez, y me estoy muriendo aquí, solito, de amibiasis, en nuestra Venezuela con Maduro.

Todo debido a un pequeño error mío.



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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