Memorias de las prostitutas alegres de Bachelet

Según el Diccionario de la Real Academia Española, la prostitución es la práctica de mantener relaciones sexuales con otras personas a cambio de dinero u otros beneficios económicos. Sin embargo, también existen otras acepciones por parte de la RAE, donde la prostitución es el acto de deshonrar o degradar algo o a alguien abusando con bajeza de ellos para obtener un beneficio. Otra distinción de este término se refiere al hecho de una persona prestarse a cosas moralmente censurables o vituperables (no necesariamente relacionadas al aspecto sexual), por el simple hecho de obtener algún beneficio o prebendas. Estos conceptos y otros de moral se le olvidaron a la Alta Comisionada de los Derechos Humanos, Michell Bachelet. Es muy lamentable que una mujer que representa un órgano de los DD.HH. de la ONU vilipendie a la mujer venezolana, argumentando que más del 70% de las venezolanas se prostituyen. Similar tesis sustentó la oposición venezolana cuando el presidente legítimo Nicolás Maduro anunció el bono para la mujer embarazada. Una de las políticas sociales económicas más criticada por la derecha venezolana. Una población bastante vulnerable, sobre todo si se considera que existen embarazos de alto riesgo, o adolescente en estado cuyo proceso de gestación es de cuidado, o embarazadas producto de la violencia o no deseados. La oposición hizo críticas al mismo, estimando que las mujeres parirían más por los bonos, irrespetando, discriminando y degradando a la mujer, colocándola como un objeto sexual. No dice Bachelet en su informe que por primera vez un gobierno venezolano se preocupa por su atención económica y que ahora es víctima de las medidas del capitalismo, del imperio Trump, que está salvajemente sometida a los estándares que le impuso el gobierno gringo. No dice el informe que este gobierno ha hecho grandes esfuerzos en colocar la permanencia de la vida como una primacía fundamental, pero que las sanciones económicas impiden al Estado venezolano cumplir en su totalidad con los Objetivos del Desarrollo del Milenio, especialmente la erradicación de la pobreza y el hambre.

La Patria es una mujer y ella no se prostituye, la degrada la sociedad machista que la coloca como un objeto sexual como Donald Trump, y la humilla mujeres como Bachelet que considera que la mujer se prostituye a cambio de beneficios económicos, mas no por un sistema depredador que la impulsa a buscar medios de sobrevivencia por ella y su entorno. Ya el hecho de negar u omitir esta realidad, a cambio de un beneficio, es una prostitución. Hay otras memorias que contar que la defensora de los DD.HH. obvia, no es precisamente el libro "Memorias de mis putas tristes" de Gabriel García Márquez. Son las Memorias de las prostitutas alegres de Bachelet, vale destacar algunas muy puntuales: prostitución es lo que su amo Trump hace contra Venezuela, asfixiarlo con sanciones para intervenirlo a cambio de nuestros recursos. Es prostitución lo que el tarifado de Almagro hace en contra de Venezuela, desde la OEA, para que la intervengan militarmente (EE.UU y sus aliados), a cambio de prebendas. Es prostitución lo que hace el Grupo de Lima y MERCOSUR de aislar a Venezuela, de promover las migraciones, de ofertar una mejor calidad de vida engañosa, para luego promover la xenofobia y matar a venezolanos en sus países, a cambio de robarnos nuestros recursos. Prostitución las sanciones del presidente ilegítimo Trump cuando sanciona empresas, países o personas, que hagan convenios económicos con el país, para que el pueblo muera de mengua. Corrompido es el gobierno de Colombia que ha colocado bases militares para promover una guerra en Venezuela, que mata a líderes campesinos, que viola los acuerdos de paz, que nos roba la gasolina y no hay sanciones para este país. Prostitución es que se obvie deliberadamente las acciones de la derecha contra ciudadanos venezolanos, como el caso de asesinatos a personas chavistas, colectivos, o de color, por una causa que resulte más onerosa. Prostitución es la que promueven los presidentes de Ecuador y de Colombia, en contra de la mujer venezolana que emigra. Se estiman más de 13 venezolanas asesinadas a causa de la xenofobia, o misoginia, o femicidio, sin que estos gobiernos hagan nada a pesar de la gravedad de los eventos.

Otras prostitutas alegres de Bachelet que hoy se gozan de la desgracia en la que han puesto a Venezuela son: Juan Guaidó. Bachelet no emitió un informe sobre el escándalo de la "ayuda humanitaria", en virtud del entramado de corrupción y malversación de fondos por los que investigan a dos de sus asistentes. Se estima se apropiaron más de 90.000 dólares de donaciones particulares destinadas a cubrir los gastos de la fulana ayuda. Una corrupción abierta que compromete el apoyo de países derechistas para derrocar a Maduro. Un acto de deshonra que degrada al país, ya que todos han visto a Venezuela como una prostituta que quien la quiera degradar (por no decir otra palabra) lo hace para fines particulares, por eso pareciera fácil para cualquier funcionario del imperio venir a tratar a las venezolanas como tal. A Guaidó le precede el fascista Leopoldo López quien dirigió una vez más otra acción golpista contra Maduro el pasado mes de abril y en otros golpes de Estado más; sin embargo, no existe pronunciamiento de la Bachelet, por el contrario es el mártir de la derecha y héroe de la iglesia católica. No obstante, lo que no se le puede perdonar a Bachelet es que su apoyo a las prostitutas alegres, guarimberos, fascistas, asesinos, haya llegado al extremo de no haber hecho referencia en su deforme informe del asesinato de su compatriota en Mérida, la estudiante y artesana Gisella Rubilar Figueroa, cuando despejaba una vía que obstaculizaba el paso de una vía de la ciudad, por parte de grupos extremistas de la derecha. ¿Cuánto le costó a Bachelet este informe que fue capaz de inmutarse al asesinato de Gisella? Una muerte derivada de la lucha de clase a la que le impuso el sistema, el imperio, el neocoloniaje que ella protege.

No se puede obviar hechos de violación que ha cometido el Estado venezolano, pero no es una política común del gobierno revolucionario que ha sido garante de los derechos humanos del pueblo y así lo establece la Carta Magna, contraria a otros países como Colombia, Honduras, Argentina, Ecuador, incluso en el propio EE.UU. Como bolivarianos y socialistas rechazamos la violación a los DD.HH. en todos los aspectos, sobre todo la que va en contra de la mujer venezolana, por ser un ser dador de vida, por su naturaleza vulnerable, pero sobre todo por el estigma de vivir en una sociedad machista y misógina que la irrespeta. Es responsabilidad del gobierno de ampararla, así como es obligación de la Oficina del Alto Comisionado a que se investigue de manera transparente, de manera individual y en colectivo, la violación de los DD.HH. sin discriminación de ningún tipo, con la aplicación de las debidas sanciones y penas, sin impunidad; al mismo tiempo que debe instar al desarrollo de la paz y la seguridad de todos los ciudadanos; ser garantes del respeto de la autodeterminación de los pueblos y su desarrollo bajo el sistema y medio que éstos decidan. Nos ampara la moral, la fuerza y la razón de defender la Patria contra los que se desvelan tan solo por disfrutarla, porque para nosotros la Patria es una Mujer



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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