Letargo político

—Compadrito, se ha fijao que hay como un desmayo político. La cosa estaba caliente y como qué se ha enfriao.

—Eso mismo me lo han palabreao dos amigos más.

Ahora mire usted. Con el balde de agua fría que le tiraron encima el cooperante y el ojos puyuo, porque esos son compinches, curruñas, caimanes del mismo pozo. A uno se le enfriaron las carotas salió espantao para la casa de misia Jacinta y el otro se fue hacer el mandao para La Carlota.

Y el otro de ambilao se fue pa´llá también a retratarse con el ojo puyuo. A ese deben haberlo llamado del norte y haberle dicho: «Que te pasa chico, tú eres bolsa o qué. Como te vas a empatar en esa. Es qué acaso te salió el puerco con pepa; agarra el toro por los cachos, vale». A buen regaño le deben haber pegao los de allá y bien merecido.

—Lo mismo pensé yo.

—Y mire a lo que esto vino a parar. Se enfrió el guarapo, y caliente que estaba. Es que seguro que esos habían quedao fuera de la negociación, porque nadie quiere retratarse con esos arroceros. Todo el mundo les dice basirruque.

Y el balde de agua fría fue grande porque por la cosa se apaciguo. Pero eso es por unos días nada más. Porque esto está mal.

—Esto no va para ningún lado.

—¡Cómo que no va para ningún lado! Esto va por un despeñadero, por un voladero. Y a nosotros nos llevan alante de colchón. Estos no se salvan ni que se bañen con cariaquito morao.

Ya los tienen medidos, les están haciendo el traje a la medida. Porque se la han buscado, lo que han hecho con uno no tiene perdón. El hambre que hemos pasao en estos años y ellos tranquilotes; o los que se han muerto, mire usted esos pobre niñitos, por falta de medicinas. Bajú, como decía Luciano.

Hay que ser guapo para calarse este calamar. Nos la han aplicado parejo.

—Eso es muy cierto, lo que usted dice. La gente anda pa´rriba y pa´bajo con la bombona terciá, para ver donde consigue llenarla.

—Y después a buscar qué comer. En la miseria nos han hundido estos chavecos. Pero la culpa es de la burra, ¿así es qué se llama el libro?

—No sé.

—Todo es una desdicha, nadie habla nada bueno. A uno le ponen conversa y eso es pura tragedia, un llantén. A veces ni provoca salir a la calle. Le dijo esto, cuando el teléfono repica allá en la casa yo me hago el Willy, porque apenas respondo empiezan que si no hay gas, que el agua tiene más de ocho días que no llega, que la luz volvió ahorita después de seis horas en la oscuridad, que no consigo la medicina para esto y aquello… y aquella lloradera.

Ya no contesto. Me provoca decirles que se vayan pa´que un cura y se confiesan allá.

—Pero hay que comprender compadrito. La gente tiene que desahogarse.

—No es que no entienda, pero cansa tanto desmadre.

Ahora ¿usted sabe qué es bueno?

—No, dígame usted.

—Haga VTVterapia.

—¿Qué cosa es esa, vale?

—Eso es lo mejor del mundo, póngase a ver ese canal que mientan VTV. Ahí no pasa nada, todo está machete. Allí le dicen que hay de todo en los supermercados, las farmacias están regalando las medicinas, los médicos están yendo a las casas de los enfermos y llevan todas las medicinas que necesiten, los plátanos están a 10 por bolívar; las cajas CLAP llegan todas las semanas y hasta con tres y cuatro pollos incluidos.

Que gasolina hay a raudales, que el lomito el kilo no pasa de cinco bolos; que la cerbatana está a tres lochas y bien fría; que las empanadas están a medio y le regalan el fresco.

Usted ve media hora ese canal y se reconforta, vuelve a darle las gracias a la vida. Le dijo esto y no me lo va a creer hasta el difunto está vivo, porque a cada ratico sale hablando y dando arengas.

Ver ese canal es mejor que hacer un crucero por el Caribe. Uno queda convencido que todo es culpa del Imperio; que todo es, cómo es que le dicen ahora a las cobas «fake news», yo no sabía que así se decía embuste en inglés. Me enteré recientemente.

—Ya usted es bilingüe, entonces.

—Ahora usted le puede decir a los políticos «fake news» de m… y no pasa nada. Porque eso es hablar curto.

Esto está aguantao, le dijo; hay una calma chica. Un apendejamiento pero la candela está por abajo. En cualquier momento vuelven a estremecer la mata porque a estos le tienen el ojo echao; y más de uno está como mango, guindando.

Voy un momentico a la botica y ya vengo.

Y le dijo esto. Por ahora, apriete.


 



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Obed Delfín


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