Concientizamos el problema o desaparecemos como naciones

LA BRECHA ENTRE POBRES Y RICOS SE HA HECHO MÁS PATETICA Y DETESTABLE, LA SOBERANIA HA DESAPARECIDO A CAUSA DE CONVENIOS Y TRATADOS INDIGNOS, LA POLÍTICA SE HA CONVERTIDO EN UN TORNEO INMUNDO Y ASQUEROSO DE MERCADERES SIN ESCRUPULOS Y EL DESARROLLO GLOBALIZADOR ES UN ESPEJISMO QUE CONVIERTE A UNOS EN IDIOTAS ENCANTADOS Y A OTROS EN EXCLUIDOS SOCIALES.

En Venezuela, al igual que en todos los pueblos de América latina, se nos ha sometido a mecanismos internacionales de dominación y opresión, control que ejerce el llamado Estado profundo, representado por los grandes conglomerados, constructores del Estado Mundo.

Éste escenario nos tiene viviendo una serie de crisis sucesivas, crónicas, eternas, insoportables, en lo que fue nuestra tierra de amor y gracia antes de que llegaran los invasores a traernos lo que ellos llamaron y siguen llamando "civilización". Lo que la historia oficial llama LA CONQUISTA, no fue sino una gran empresa etnocidas y genocida que aplasto nuestra cultura y modo de vida y los símbolos y valores de las diferentes culturas autóctonas, ahora – para continuar esas crisis sucesivas- campea la destrucción ambiental, material y espiritual, la delincuencia organizada desde los mismos gobiernos, la pobreza critica, la corrupción, el asesinato por encargo de lideres populares, el desempleo, el narcotráfico, la tortura y persecución, el desalojo de campesinos e indígenas de sus territorios ancestrales, todo en función de que las clases dominantes conserven el poder y para favorecer a ese imperio del gran capital en la diversidad de renglones de nuestras economías y que están convirtiendo nuestros suelos en grandes desiertos que truncan el futuro de nuestras generaciones venideras.

Para ese capital nuestra tierra es simplemente una mercancía, no les importa, ni les interesa el daño que ocasionan, primero esta la ganancia, el dinero y su bienestar, no importándoles someter a nuestros pueblos al sacrificio y la muerte y donde la esperanza de un mundo mejor se quiere borrar de nuestras memorias y hasta el Papa Juan Pablo II en su encíclica "El redentor del Hombre" se vio obligado, ante tanta voracidad a fijar posición indicándonos que " Parece que somos cada vez más conscientes del hecho de que la explotación de la tierra, del planeta sobre el cual vivimos, exige una planificación racional y honesta. Al mismo tiempo, tal explotación para fines no solamente industriales, sino también militares, el desarrollo de la técnica no controlado ni encuadrado en un plan a radio universal y auténticamente humanístico, llevan muchas veces consigo la amenaza del ambiente natural del hombre, lo enajena en sus relaciones con la naturaleza y lo apartan de ella. El hombre parece, a veces, no percibir otros significados de su ambiente natural, sino solamente aquellos que sirven a los fines de un uso inmediato y consumo. En cambio era voluntad del creador que el hombre se pusiera en contacto con la naturaleza como "dueño" y "custodio" inteligente y noble, y no como "explotador y "destructor" sin ningún reparo. (Juan Pablo II. "El redentor del hombre" (1979). Ediciones Paulinas. Caracas. PP. 47).

LA GLOBALIZACIÓN, NUESTRO ENEMIGO PRINCIPAL

Entiendo, que en nuestro continente la ignorancia y la desinformación, han jugado un importantísimo papel en una inmensa mayoría de la población latinoamericana, esa ignorancia y esa desinformación ha servido para que nuestros gobiernos entreguen los recursos naturales, en nombre del desarrollo, la integración y la democracia y pretenden hacer ver que la globalización, como nuevo paradigma de la economía busca mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos, dejando que los grandes conglomerados que conforman ese Estado Profundo, siga saqueando nuestros recursos naturales y donde los gobiernos se comportan como simples celestinos arrodillados frente al imperio del gran capital.

Ese paradigma globalizador, en su doctrina militar siembra en nuestras naciones el drama psicológico del miedo, el pánico, el odio entre los pueblos, la guerra y la destrucción masiva a través del hambre y el permanente chantaje totalitario de declarar como enemigo a quienes no se rinden a sus designios de dominación mundial absoluta.

Es por ello, que la contradicción principal que vive el mundo de hoy y particularmente América Latina es entre la globalización y la emancipación, globalización que se viene acelerando con el objetivo de recolonizar nuestras naciones, lo cual implica la imposición de todas las recetas del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio para desregularizar y hacer más débiles las economías nacionales, así como el establecimiento de un esquema de dominación política único, representado –si hacemos memoria- en la llamada Carta Democrática de la Organización de Estados Americanos y que los partidos políticos y los gobiernos, tanto de la llamada derecha o la izquierda invocan, cuando consideran que su poder formal se encuentra en peligro por los procesos insurreccionales de la población.

LA ALTERNATIVA

La única alternativa para enfrentar esta nueva y basta ofensiva del gran capital sobre Latinoamérica, es trazar un plan con una nueva concepción de la lucha en todos los niveles, cuya base fundamental es la confrontación de nuestros valores contra la imposición del pensamiento único, es lo que hemos denominado desde el Tercer Camino, la lucha de valores contra valores de ese mundo angloamericano y eurocentrista, entendiendo que es una lucha prolongada, de grandes sacrificios y grandes dificultades y para tales fines es necesario comprender que sólo la unión de nuestros pueblos Latinoamericanos y de sus comunidades organizadas y siguiendo el ejemplo de Bolívar reavivaremos la fuerte tradición mestiza de confrontar a quienes nos quieren seguir esclavizando, confrontación alentada por esa hermosa experiencia de profundo hálito por la libertad, independencia y soberanía.

Es por eso que la polemología, tendrá que revisar de aquí en adelante el presente escenario en el marco de otras categorías que se incorporan en los análisis que vendrán y que comienzan a colocar el fenómeno en otras dimensiones, sin dejar de lado las tradicionales categorías históricas: hombre, espacio y tiempo.

Ha llegado el tiempo de pensar, "inventamos o erramos", ahora nos corresponde repensar para inventar, construir nuestros propios caminos, diseñar nuestras propias metas, para darle paso a la utopía creadora a la utopía criolla, para construir la patria criolla y unir la Patria Grande.

De aquí en adelante, hay que convertir el verbo en energía inteligente y subversiva, que pueda derribar las murallas de la manipulación, la ignorancia, la desinformación para poder impulsar la insurgencia popular y emancipadora de un pueblo que en los actuales momentos se encuentra muy confundido, producto de la demagogia, el engaño del discurso falaz de los que sustentan el poder y que se esta devorando los sueños y las esperanzas que han nacido al calor del combate. Sueños y esperanzas que están representados y son la expresión en significados que denotan las palabras como dignidad, igualdad, democracia, justicia y libertad.

Llegó la hora de convertir la palabra –sobre todo en mi país Venezuela- en una unidad de la totalidad táctica, de pronunciamiento intranquilo, de irreverencia, de conocimiento, diálogo, para ganar la simpatía y la militancia de un pueblo, que en lo estratégico avance y que en lo táctico se pueda convertir en una gran barricada, para detener ese populismo maligno que acostumbran a poner en práctica tanto la llamada derecha como la izquierda, cuyas diferencias están dadas en la forma de tener y poseer el poder, pero en el fondo son la expresión ideológica, política y económica del paradigma globalizador.

Son tiempos de crisis, de definiciones, iniciativas para inventar para poder darle paso al pensamiento emancipador, a la unidad de los pueblos en lucha, al rearme político-filosófico de los enajenados, confundidos, excluidos y desposeídos, a la disidencia constructiva, a la critica y autocritica creadora y a los acuerdos entre los que queremos construir la patria buena al lado de la patria grande con la que permanentemente hemos soñado y que a lo largo de nuestra historia, muchos compatriotas y hermanos latinoamericanos, le han ofrendado su vida en búsqueda de la ansiada libertad y emancipación definitiva de nuestros pueblos.

Sólo nos queda decir: o concientizamos el problema o desaparecemos como naciones.



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Enrique Contreras Ramirez

Militante de Ruptura

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