Mi palabra

Los traidores, entre acaudalados y arruinados

"Con ciertas personas vale más

ser traicionado que desconfiar.

Arthur Schopenhauer

Es larga e interminable la cadena de traidores al proceso bolivariano. Lamentablemente en esta planificada procesión se juntan personas con diferentes posiciones económicas, y niveles académicos. Los pobres, cuando se embarcan en esa aventura–por diferentes motivos– la mayoría de las veces terminan desamparados, y de paso completamente chorreados, y como dice un amigo: "El que anda hediondo a excremento, ni que se eche perfume" todo el mundo lo rechaza. El ejemplo más grotesco lo acaban de protagonizar, un grupo de militares al tirar la parada, igual al que juega dado, para perder el chivo, y el mecate, al creer y caer en las promesas del nuevo personaje de las "comiquitas" del aparato mediático del imperialismo: GUAINADA.

El pasado 23 de febrero, como dice el refrán, muchos: "fueron por lana, y parece que van a regresar trasquilados" y no es para menos, todo se les derrumbó para terminar despreciados, y rechazados por el gobierno colombiano–Iván Duque– el cual no quiere verlos ni disfrazados, y de este lado por supuesto han quedados, como unos simples traidores, al venderle el alma al diablo, y de paso no les han terminado de pagar.

La historia de la humanidad, está salpicada por nombrados personajes de esta calaña, empezando por Judas Iscariote, quien quedó, como el más vivo ejemplo de los traidores, al abandonar a Jesús de Nazaret por treinta piezas de plata. En nuestro país, después de la muerte del comandante Chávez, se desató una oleada de conocidos ex funcionarios de su gobierno, quienes han presentado miles de argumentos para justificar su deserción, hasta llegar arrastrarse a las botas manchadas de sangre del imperialismo, y de paso pretenden dictar cátedra de moralidad y buenas costumbres, haciendo el papel de los verdaderos caraduras. Esta clase de renegados están suficientemente preparados para cumplir esa función. Por su condición de clase, llegan hasta donde les conviene.

Lo triste y lamentable es cuando un grupo de militares, nacidos y criados en las entrañas mismas de la pobreza, después de ser humillados por una oposición irracional, que hasta excremento humano les lanzaron, se dejen conquistar por un puñado de dólares, ofrecidos por los cabecillas del gobierno estadounidense, para ir en contra de los intereses de la patria, sirviendo de apoyo para una invasión. Por algo el pensador E. P. Beauchene, nos dejó esta reflexión: "Los que creen que el dinero lo es todo, se hallan indudablemente dispuestos a hacer cualquier cosa por el dinero."

Este caso puede servir de ejemplo, porque ha dado para hablar, así como la aparición planificada de Guaidó por parte del imperialismo. Tan es así, que la mañana de este martes en medio de una conversación muy casual, con un agente de la policía del estado Cojedes, le escuché la siguiente expresión: ¡No quisiera estar nunca en el pellejo de esos compatriotas! Digo casual, porque él se encontraba estacionado con un desperfecto en su motocicleta, y yo me accidente muy cerca. Al acercarme en busca de resguardo, en ese momento llegó un amigo del funcionario, quien sin saludarlo le hizo referencia del caso de los militares traidores del 23 de febrero, reafirmando las informaciones que están apareciendo, donde resaltan las penurias que están pasando en el hermano país de Colombia, y la respuesta fue muy contundente para complementar lo antes dicho: "Esa es la recompensa que merecen los traidores".

Lo paradójico de todo esto, es que mientras más aparecen estos peones de la oligarquía, y el imperialismo, en muchos casos aislados, y con mucha responsabilidad en la grave crisis del país; el pueblo se cohesiona de manera más estrecha al Presidente Nicolás Maduro, porque se ha despertado un sentimiento antimperialista, y reconoce que luchar por la paz, es levantar las banderas de la libertad, y la dignidad. Nadie puede entender la actitud de algunos ex funcionarios, que ocuparon ministerios, y ahora no se cansan ni descansan de lanzarle todo el carro de leña al Presidente, cuando prácticamente se mantuvieron callados en el gobierno, y en esto hay dos posibilidades: lo hicieron por incapaces, o sencillamente se hacían de la vista gorda al formar parte del gansterismo desatado, llevando a estos gabinetes a una quiebra en perjuicio de la gran mayoría de los habitantes. Algunos de ellos, son tan descarados, que se les chorrea la baba, cuando reconocen al usurpador de Guaidó, para terminar con una expresión propia de un vende patria: ¡Ordene presidente!.



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Narciso Torrealba


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