La lenta agonía

Desde, quizá, el referéndum aquel, cuando las triquiñuelas del cne ocultaron la triste realidad del madurismo en minoría, el gobierno entraba en derrota estratégica. De allí en adelante sólo hay pataleos sin sentido, saltos de gallina despescuezada, era cuestión de tiempo para el desenlace final. Claro que a la costra gobernante, privada de visión estratégica, le está vedado descifrar ese escenario, percibir la derrota, por eso no pueden remediarla. Las bolsas clap, los carnet, los bonos alargan la agonía, no resuelven sus causas; las excusas de guerra económica, las negaciones de la triste realidad son paliativos de piernas cortas.

Al final, se cumplirán los designios de la diosa estrategia, el gobierno caerá. Lo que hoy está en discusión no es la lenta agonía del madurismo, sino la lenta agonía del país. La patria se muere, perdió la iniciativa, no tiene pulso, su destino lo deciden en la casa blanca y el kremlin, nunca estos bufones que sólo atinan a ocultar una realidad que los atropella.

Nos convertimos en un país sin timón, no hay guía, ni el gobierno ni la oposición generan otra cosa que show. Lo del sábado dio pena ajena, los bandos jugando a la guerrita como si fuesen soldaditos de plomo. Unos montados en una tarima con fusiles terciados, gritando consignas de nacionalismo ramplón, otros saltando los obstáculos para ir al país vecino, donde mil cantantes, cual carnaval de Barranquilla, arengan a sus ciudadanos para una guerrita de griticos destemplados. Todos mintiendo sobre todo. La ayuda humanitaria, para asombro del mundo, es el botín de la disputa.

La condición de país pierde consistencia, se difumina en las manos de una oposición que se declaró gringa con descaro, y un gobierno bufo que quiere dirigir al país como se dirige un sindicato de tercera, o como se pelea en un centro de estudiantes. Los ciudadanos emigran al exterior o se refugian en el individualismo, pierden la conciencia de pertenencia a la sociedad, a la humanidad, y un hombre sin esa pertenencia es un nohumano, un vacío, despojado del núcleo de sus mejores sentimientos.

Ahora la batalla es por la Patria, por la Soberanía, y es paradójico, no es una lucha contra una potencia extranjera, contra trump o putin, es una batalla contra nosotros mismos, por el rescate de nuestra condición de sociedad. Devolvernos la condición de humanos, que comienza por la conciencia de pertenencia a una sociedad, a la humanidad, es decir de la política verdadera, la que disputa la dirección de la sociedad y a través de ella de la humanidad.

Tal es el deterioro de nuestra condición de Patria, que frente a un gobierno como este, fracasado, que disuelve al país poco a poco, sus instituciones, sus leyes, su Constitución, todos sus valores, hoy no hay fuerza capaz de sustituirlo: el Chavismo chavista, que tiene una responsabilidad moral con el reemplazo de este gobierno, se paraliza y evade su compromiso. La derecha clama por la ayuda externa para que le hagan la tarea. La solución fascista sólo se asoma.

La Patria agoniza, y sus hijos no acuden…



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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