Los gringos y los rusos movieron los hilos y la marioneta llamó a Pompeo

Ilusos los que creen que el destino de Venezuela se está decidiendo aquí en Venezuela. Ilusos los que desestiman las pugnas internacionales, los forcejeos de los imperios por acomodarse en un planeta que les queda cada vez más pequeño. Las grandes potencias China, Rusia, Europa, Estados Unidos se enfrentan en nuestra Patria, en una suerte de guerra fría, los gigantes pugnan por prestigio tanto como por energía.

Es evidente que la oposición de derecha clásica, la heredera de la cuarta, es ficha de los gringos y de las oligarquías rancias del continente. Lo que disimula un poco la situación es lo pusilánime del gobierno, sus bamboleos lo hacen poco confiable para rusos y gringos. No se cuenta con él para una estrategia de largo aliento, es incapaz de resistir las adversidades de un enfrentamiento mayor. Carece de moral de combate, y ha educado a la masa en la molicie.

Además del enfrentamiento evidente entre rusos y gringos, ellos, los dos enfrentan el problema de cómo salir de un gobierno malo hasta para ser malo. A la menor presión sale a pedir clemencia.

La incógnita es, lo asombroso es, cómo los llamados a defender la soberanía permiten que este gobierno flojo flojito sea el que comande las delicadas acciones en defensa de la Patria. Parece que se perdió el sentido de nacionalidad, que unos pocos hechiceros hipnotizaron a la masa, al resto de los dirigentes, y hoy asisten congelados a la entrega del país a unos y a otros, sin reaccionar, sin ni siquiera un suspiro.

Que no salga un bobo por allí a decir que estamos llamando a un golpe, no es así; sería ya un lugar común, estamos llamando a algo más serio, a la masa chavista y a sus dirigentes a alzarse, a protestar como puedan, pintando una pared, pegando un grito en su edificio, en el metro, saliendo a la calle en cambote, cerrando una avenida; no para pedir gas, sino para pedir Patria. Estamos pidiendo que los que aún creen en lo que Chávez predicó, con el ejemplo, renuncien a acompañar esta traición, que es no sólo al Comandante, al país, a nuestra historia.

Eso pedimos. Que los pueblos del mundo oigan el grito de los herederos de Bolívar, que sepan que no estamos de acuerdo con la guerra con Colombia, que nos oponemos a cualquier imperio. Pero no de la manera como declaran algunos militares y luego van a recibir los aviones de la provocación de un imperio haciéndose parte de una guerra fría que no es nuestra; al contrario, significa la subasta de la nación. Nos oponemos y queremos que el mundo sepa que Venezuela no está arrodillada, está secuestrada y engañada, pero hay aquí reservas morales que se oponen a la infamia. Gritarle al planeta que Chávez Vive, a pesar del oprobio de estos gobernantes.

Los gringos pueden tender la mano al pedido de clemencia del presidente, también pueden darle la consabida patada, esa será la medida de la cercanía del fin, y del avance de las conversaciones interimperiales. Cuando este texto salga publicado ya habrá más elementos para entender lo adelantado de la entrega de nuestra Patria. Pero también puede ser que unos pocos con decoro tomen alguna acción, puede ser un grito que rasgue la madrugada, puede que se oiga el lamento de un solitario fusil, y entonces, en el cielo encapotado brillará la esperanza de volver a ser el pueblo cimarrón, ejemplo para el mundo, que fuimos en 1810, el 4 de febrero.



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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