¿Es la especie su propio verdugo?

Más allá de la mediocridad cotidiana, están los asuntos fundamentales de la especie, es verdad que ocultos tras la bruma de lo intrascendente, aplastado por lo fútil. La especie está en peligro de desaparecer, este grito desesperado tiene años, y es clamor de las mentes más brillantes del planeta. Y nada pasa, la humanidad sigue su rumbo a la extinción sin preocupaciones mayores.

Los informes científicos, todos, dan un plazo para hacer algo y salvar, no sólo a la especie, sino a la vida planetaria. El tiempo se agota. O la especie cambia radicalmente su manera de vivir, o está condenada a desaparecer. Ese es el dilema de estos próximos años, quizá días. Es necesario un cambio.

Sabemos, lo vivimos, que el capitalismo no es capaz de ese cambio, al contrario es el causante de los males. Es incapaz de hacer algo en contra de la ganancia, del lucro, en ese afán no lo detiene nadie. No ha podido sustituir el plástico, disminuir la emanación de gases. Al contrario, paga a los publicistas para ocultar el daño que se le hace a la vida. Definitivamente, dentro del capitalismo no hay solución.

La misma humanidad se ha encargado de bloquear la solución, de impedir el camino de la redención, hace siglos se empeña en ser su verdugo. Ya hace milenios que el hombre conoce la solución a este rumbo suicida. Unos predicaron con desespero que era necesario "amarse los unos a los otros" y murieron crucificados; sus seguidores auténticos, los que se opusieron a la falsificación del mensaje, murieron por miles en las piras de la inquisición. Otros plantearon, siguiendo este espíritu, que debíamos vivir de cada uno según su capacidad y a cada uno según su necesidad; éstos son perseguidos hasta el sol de hoy.

Ayer surgió alguien que retomó el pensamiento fundacional de una sociedad con el máximo de felicidad posible, unió todas las corrientes redentoras, predicó el amor y la repartición de acuerdo a la necesidad, y el trabajo en comunidad. Ese fue inoculado. La humanidad a partir de allí quedó huérfana, sigue su rumbo...

Una desesperanza se apodera de todos. California se incendia, y el mundo está pendiente de la casa de los artistas que se queman, o de cuál será la próxima loquera de trump, o de unas elecciones de concejales aquí, o de un pendejo en Brasil, o de cómo va la persecución al Presidente Correa, traicionado por su vice, como en una telenovela. Los océanos se llenan de plástico, el desierto avanza, el clima se trastoca, y ya la especie no reacciona, está entregada, deprimida, desesperanzada.

Es urgente hacer algo, o esta será la última generación, treinta años dan los científicos para llegar al punto de no retorno, cuando todo estará perdido sin remedio. Hacer algo es la responsabilidad de esta generación, la generación que puede ser verdugo definitivo, o redentora.

Nosotros, que vemos la situación con los ojos del exterior, nos damos cuenta de que no hay sociedad con mayor posibilidad de hacer algo que la venezolana, eso nos da una gran responsabilidad. No hay tiempo que perder, el camino está trazado, regresemos a él…



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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