Carta de Bolívar a Sucre

Lo confieso sin tapujos y sin complejos, yo le debo mi inmensa ignorancia crasa densa y densa a Mihobali, y sólo a él, esto es, que no estoy proyectando el asunto, que no estoy escurriendo el bulto, mi procesión la llevo por dentro, es un fantasma que recorre mi cuerpo, y ese fantasma es lo bisoño, lo estoy asumiendo, lo estoy aceptando, lo estoy reconociendo, me estoy identificando con él, por lo que no estoy sufriendo de depresiones, angustias, torpores, morriñas, memorias quijotescas cervantinas, no sufro del síndrome de la MEP, el síndrome de la manipulación, el embuste y la proyección. Y que si por fortuna, atesórame la razón de la sinrazón, débosela a los demás, helo ahí, mi condición cleuasmoiana metafórica marquezrodrigueziana, y lo más incisivo de todo esto, las faltas y las fallas en lo tocante a fechas y fichas. No se monten cráneos con este cura amigo. Si me tiene por ignaro, no me arrecho. Si me tiene por razonable, mal hecho, no me contento. Pero, "porfa", déjenme caminar por la calle de en medio de la borrosidad, no me saquen de mi burrosidad, porque me confunden, como les dije endenantes. Lo confieso, ahora, que me dejo llevar en mi incapacidad por el discernimiento y la curiosidad, y que de mi incapacidad trasciendo desde el tercio incluso aristotélico, Aristóbulo, hacia otras conceptualidades, metodologías y la eterna noria notoria investigativa persecutoria circunstancial demostrativa argumental razonable.

Con digresión/sin digresión, Aristóbulo, profe ministro, esto se lo dejé al ministro Elías Jaua, el 29 de agosto de 2018, al través de Aporrea, que el 28 de octubre, día de San Simón , de San Judas, nacimiento de Simón Rodríguez, y día del Ingeniero, se cumplen 190 años de la carta de Bolívar a Sucre, en donde el genial poeta Libertador pedagogo, muéstrale al mundo talante metodológico, digna enseñanza recuperable, ministro, desde abultado vientre materno hasta universo saliente que las sombra vence, helo aquí extraordinario ejercicio josebalzaiano deltano, en voz del Libertador y Padre de la Patria al Mariscal de Ayacucho: "Tome usted por base de sus operaciones la naturaleza de las cosas y el interés instantáneo sea ingenio de sus inspiraciones, deje obrar pues, las circunstancias y se deje usted impulsar por ellas como de un impulso irresistible. Si así lo hiciere usted nunca será culpable, siempre será acertado. No hay remedio, el destino debe guiarnos." Cosa buena del pupilo de don Simón Rodríguez, los conjugados en el Monte Sacro, el 15 de agosto de 1805. Ante la soledad de María y la asunción de Nuestra Señora. De la asunción y la comunicación a la soledad, Libertador y Mariscal al destierro.

El Libertador, además, con esta misiva manifiesta histórica adelantada, estaba reduciendo el hexámetro de Quintiliano (35-100 después de Cristo) a un díptico revolucionario avanzado, engastado con los caso límite contradictorios, natura/persona. El Libertador a lo andresbelloiano sabía la sabia que sazonaba saboreada: "Saber todo lo que se quiera decir, trae consigo saber decir lo que se quiera", hermosura quiásmica metafórica, el todo/la parte, como la entidad y la singularidad de Luis Alberto Machado, en que la contradicción A/noA, rasga el alma del revolucionario y rasga las vestidura del contra revolucionario, en que el tercio incluso aristotélico (1/2), Aristóbulo, es punto crucial decisivo (1/2), y lo representa el interés instantáneo inspirativo (1/2), el impulso irresistible whitmaniano (1/2), del genial general en su laberinto, del golpe feroz cesarvallejoiano hacia nuevas conceptualidades y la eterna noria notoria sinusoidal histórica ludovicosilvaiana continua continúa.

Si la carta del Libertador Simón Bolívar al Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, es una fuente metodológica operativa para todas las escuelas venezolanas, a 190 años de su oportuna publicación ordenada, como medio de relación inteligente, entonces sea dicho que la entidad y la singularidad de Luis Albero Machado y el díptico revolucionario metodológico del Libertador Simón Bolívar, natura/persona, continente que contiene los contenidos de Quintiliano, a saber, espacio/tiempo, modo/motivo, hecho/herramienta, han de ser fruto acabado acertado siempre para avanzar más allá de lo sentido, imaginado y expresado hasta ahora, y hasta la victoria perdurable siempre. Un impulso irresistible, no hay remedio Aristóbulo.



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Miguel Homero Balza Lima


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