No hay sanciones que valgan con un pueblo moralizado

Entre 2007 y 2008 el gobierno de Venezuela nacionalizó al Banco de Venezuela, las refinerías de Exxon y ConocoPhillips, tomo el control de las empresa estadounidense Chevron, la británica BP, la noruega Statoil y la francesa Total, las cuales “aceptaron los términos propuestos por el Ejecutivo y permanecieron como socios minoritarios en los proyectos.” En el 2008 también se nacionalizó la siderúrgica Ternium Sidor, del conglomerado internacional Ternium, la estatización de la CANTV, la mayor empresa de telecomunicaciones del país, también ordenó (2007) nacionalizar la mayor parte del sector cementero con la compra de la mexicana Cemex, de la suiza Holcin y una filial de la francesa Lafarge.  En el 2008 el mandatario adquirió para el Estado algunas empresas menores en el sector de alimentos, una planta lechera y una compañía de frigoríficos para carne, y declaró de utilidad pública a algunas empresas que pasaron a ser operadas por sus empleados. Chávez llevó adelante una batalla contra el latifundio y ordenó expropiar numerosas fincas agrarias en todo el país. La meta fue comenzar a implantar una economía socialista con la toma de control de “proyectos” en la industria petrolera, empresas del sector eléctrico y de telecomunicaciones del país, latifundios y empresas conspiradoras de alimentos y sectores estratégicos.

Hay liberales inteligentísimos (todos trabajan para la derecha), los cuales piensan que tener el control de nuestra producción y nuestra economía a través del Estado es una disparate, que éste no debe inmiscuirse en la actividad económica porque ella tiene su “vida propia”, la cual al tiempo equilibraría las diferencias sociales pero eso sí, hay que esperar la intervención de la “mano invisible” del “santísimo” mercado. En este caso estamos hablando de “estatizaciones” no de simples venezolanizaciones de las empresas privadas.

Pero el gobierno de Maduro, curiosamente, desde que aparece en la escena nacional tiene también sus pragmáticos “sesudos” (equivalentes a los primeros) los cuales ahora piensan que haber estatizado empresas estratégicas y expropiado tierras fue un error. Estos señores han hecho su tarea de zapa en el chavismo convenciendo no nada más al gobierno el cual ha revertido algunas de estas decisiones, ahora no faltan en la calle opinadores chavistas que argumentan sobre el error de quitarle espacios a la actividad privada en el país, que Chávez se equivocó porque por eso, ahora los empresarios privados no quieren producir ni trabajar, que en Venezuela cabemos todos. Estas son unas de tantas confusiones que se escuchan por ahí en las calles, las cuales saltan como radicales libres en la mente de los chavistas… y es que ahora muchos de estos “pensadores chavistas” no saben ni siquiera por quién votar.

Pero los miedos al chavismo de Chávez no terminan ahí. Muchos piensan que las sanciones y amenazas de Los Estados Unidos son a causa de ese ataque brutal en contra de la propiedad privada y a otras “libertades” (Para EUA no existen más libertades que las de la libre empresa, la verdad es), que si el gobierno dejara de controlar y el Estado de involucrarse en las actividades de producción y mercado los privados estuvieran ahora contentos y produciendo y los mercados atiborrados de mercancías y Estados Unidos sería nuestro aliado. Bien esta mamarrachada liberal la argumentan muchos chavistas ahora, aunque ustedes no lo crean.

Pero, con todo y que son un conjunto de disparates (viniendo de donde vengan) vale la pena comenzar a argumentar en favor de Chávez y en contra del “sentido común” madurista.

Lo primero que uno se pregunta es ¿por qué en el 2007 y 2008  EUA no llegó a ejercer presión sobre la revolución de manera tan directa en la población, a través la moneda y los precios?  ¿Por qué Chávez puede inclusive declararse socialista, marxista y antiimperialista, sin que nadie se atreviera, a fuera y dentro del país, a manotearlo o ningunearlo, o a sancionarlo a él o a los miembros de su gabinete, como lo han hecho con Maduro y su equipo hasta hoy? ¿En que dista aquel tiempo de ahora?

Nosotros nos aventuramos a dar una respuesta contundente. La respuesta está en que, en aquel entonces, el chavismo estaba altamente moralizado a consecuencia de todas las decisiones independentistas tomada por su presidente comandante Chávez, era consciente junto a su presidente de los riesgos que se corrían entonces.

La fuerza política de Chávez nada tiene que ver con el precio del dólar, como dicen algunos pueriles simplones utilitaristas que ven la vida a través de sus propias necesidades de “comedores de pan”, tiene que ver con el entusiasmo acumulado en la población debido a los cambios revolucionarios. No fue cualquier cosa nacionalizar la electricidad, la CANTV, las cementeras, crear las empresas petroleras mixtas y la política de transferencia de tecnología, acabar con las “operadoras de servicio”, expropiar latifundios, inclusive muchas empresas de alimentos, fue una decisión revolucionaria que requirió valor y confianza en el pueblo, confianza en el pueblo chavista.

Sin esa confianza depositada en el pueblo, mismo que rescató a su comandante de la muerte, no hubiera sido posible avanzar tantos años en el proceso de la revolución, a pesar de las presiones violentas y los sabotajes a la economía de la derecha; y a pesar de las traiciones y conspiraciones internas. A cada ataque, Chávez devolvió con contundencia un golpe; por cada altanería del “pelucón” Chávez le quitó un galpón o una planta de cerveza o alimentos; por cada empresa privada cerrada hubo una empresa socialista abierta.

Paro resulta que ahora la culpa de las sanciones de Estados Unidos a este “desgobierno” es de Chávez… que nada tiene que ver la postración de Maduro a sus “pelucones” y al imperio (o los imperios) sino a la “locura chavista” de pretender estatizar la economía… ¿No será más bien al contrario… que “mientras más miedo se le ha mostrado a los capitalistas, más rápido  te ataca la barracuda”?

Si para cada conspiración no hubiese habido un perdón –en nombre de “la paz de los tontos”- y juntos hubiésemos golpeado al enemigo donde más les duele, es decir en la propiedad privada de los medios de producción, en los dólares, en sus bancos ¿Ustedes creen que ahora EUA estuviera sancionando a un país unido, más consciente, moralizado y peleando?

No. Estado Unidos lo puede hacer porque el pueblo no es capaz de reaccionar, está fragmentado, desilusionado incapacitado para defender a un gobierno que, en su momento (y hasta ahora), apostó  por los capitalistas, a favor de los mercachifle;  no fue capaz de protegerlo frente a la codicia y presiones de los infaustos empresarios privados, disfrazados de honestos y nacionalistas

Chávez alguna vez dijo que un pueblo hambriento era un pueblo peligroso, y eso es lo que somos ahora, un pueblo peligroso, pero no para el imperio o para el capitalismo, sino para nosotros mismos.

15/05/2018



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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