Diálogo sin bolígrafo

El diálogo, se ha tornado difícil en el tiempo, como difícil, fue sentar en la mesa a todos los que se consideran los pesos pesados en el ambiente político nacional. Pero de nada han valido esos esfuerzos, si se considera que una de las partes se retira del diálogo, cada vez que le da la gana, como forma de presión para imponer condiciones o posiciones. Parecen no entender que, mientras factores externos al diálogo meten sus narices en el mismo tratando de imponer sus criterios, no podrán percibir que lo que se busca con él, es que se establezcan bases nuevas que permitan seguir en el juego político en nuestro país, porque es necesario encauzar la lucha por el poder; sin embargo, lograr el consenso, requiere de un mínimo de voluntad.

Cada reunión que se ha planteado en Republica Dominicana, ha sido una esperanza para los venezolanos que aspiramos a un país en paz. La televisión a través de sus noticieros informa de acuerdos y preacuerdos; por parte del gobierno se ratifican esos acuerdos; la otra parte, los niega. Y eso forma parte del clima político que arropa a nuestro país, un clima caliente, enrarecido, en donde debe prevalecer de manera imperativa y constante los llamados a la paz, a la prudencia y al buen juicio, porque como espectadores de ese diálogo y de la situación del país, no podemos desesperar, ni permitir que el mismo se caotice ni en lo político, ni en lo social.

Presumo que, cada interrupción del diálogo por parte de la oposición es un tiempo que se quiere ganar, esperanzados en la tentativa de Tillerson de derrocar al gobierno. Pero si no lo logra, entonces querrá la oposición nuevamente ir al dialogo y el gobierno aceptará, hasta que surja desde el norte nuevas ideas golpistas y entonces la oposición otra vez, dará sus patadas a la mesa de dialogo. Es decir, detrás de cada idea "Tillersiana", siempre estará una oposición renuente a firmar unos acuerdos que solo interesan a los venezolanos.

Mientras tanto, se sigue cabalgando sobre la crisis económica que padecemos y en base a ella, se manejan tanto Tillerson como la oposición, con el cuento de que esa será la causante de que se abran los canales humanitarios que vienen pidiendo desde hace tiempo. ¡Cuanto se ha resistido! ¿Verdad? Sin embargo, es posible que esa crisis haya influido en la negociación, apoyados desde fuera (Llamada telefónica desde Colombia, según) y ha limitado el entendimiento entre las partes. De esta manera, el diálogo no esta lejos de convertirse en el nuevo pasatiempo opositor como una forma de que los Estados Unidos, siga trabajando en procura de derrocar al gobierno venezolano.

Por lo visto, este dialogo frustrado tiene demasiados pretextos para que el país logre la paz necesaria, parece prevalecer los intereses particulares sobre los intereses de la nación. Cada día las propuestas realizadas en la mesa consiguen demasiados obstáculos y si la cosa sigue así, seguirán las discusiones, seguirán los análisis, seguirán las entrevistas, seguirán las declaraciones y seguiremos nosotros, los de a pie, ligando que la oposición consiga el bolígrafo que le permita firmar en verdad los acuerdos que se logren.

Pero en realidad, ¿Hasta cuando la oposición seguirá con su inconsistencia en sus posiciones? ¿Hasta que el imperio diga, o hasta cuando se den cuenta que han perdido credibilidad ante sus seguidores? Se puede afirmar que, la oposición se contradice y lo que han hecho es crear confusión en la población desde el punto de vista político.

Mientras tanto, y a pesar de todas las amenazas conocidas, el presidente Maduro se reafirma y va camino a la reelección que le dará 6 años más en el gobierno y eso puede significar la locura total para muchos, incluyendo los voceros políticos de los Estados Unidos y los que se encuentran en la región, deseando la caída de Venezuela.

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Jesús Rafael Barreto


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