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Aguardiente para festejar y tikets de consumo para vaguear, la nueva Misión del gobierno bolivariano

La concentración del poder bajo una sola estructura política es generada por una oligarquía ya organizada o, se conforma pasando por la burguesía y, contraviene los intereses del pueblo. Es de entender que hoy, este poder constituido bajo la figura del socialismo es muy difícil de controlar porque es regido por una cúpula política que tiene unos dieciocho,(18), años gobernando y, recibe asesoramiento en todas las instancias para marginar al pueblo de los poderes que ostenta, ofreciéndoles tikeras, perniles, juguetes, bonos, fiestas en las calles y caña o aguardiente sin control alguno y deja que los jefes delincuenciales controlen las barriadas donde residen sin control policial y de gendarmería.

Esto, explica claramente que la sociedad no gobierna como un todo al Estado y, el ente político oficial controla los medios de información como Mass media.

Bajo esas condiciones es absolutamente imposible que la ciudadanía ejerza eficazmente sus derechos políticos o civiles.

Jamás, hemos estado en Socialismo, porque los términos de producción y economía se encuentran bajo el patrimonio exclusivo del Estado y dos regentes del gobierno, léase Diosdado Cabello Rondón y Nicolás Maduro Moros. Así que, nuestra riqueza está controlada y genera pobreza y marginalidad social.

Venezuela, es en consecuencia capitalista y siempre tenderá a incrementar las diferencias sociales, bajo este régimen controlado por militares en todas sus instancias y, sí, por ahora, se busca establecer una democracia con tendencia socialista y es una prefigura del socialismo alemán, que dio como principio la democracia socialista.

Es la fase transicional en la cual se prefiguran o comienzan a expresarse los valores y principios del socialismo pero donde aún se mantienen las relaciones socio-económicas y políticas propias del capitalismo. Para construir un verdadero sistema socialista es imprescindible crear y mantener condiciones de creciente libertad durante el desarrollo y establecimiento de la etapa democrático-socialista porque es el único proceso capaz de conducir hacia la emancipación política y el desarrollo humano sostenible. Solo la democracia socialista puede sacar del atraso a un país como Venezuela, pero no con una burocracia capitalista, sea ésta de Estado o neo-liberal.

Construir el verdadero socialismo no lleva implícito la destrucción o ruina inexorable del capitalismo sino su transformación sistémica a través del trabajo-aprendizaje en equipo y la visión compartida de quienes integran la estructura y el tejido social. En otras palabras, el advenimiento del socialismo requiere de mayor democracia que cualquier otro modo de producción. Construir el socialismo en Venezuela implica la necesidad de amplificar la participación democrática de todos los sectores del país, incluyendo también a los que se oponen o rechazan el socialismo.

En síntesis, la democracia socialista, y por extensión el socialismo, no son compatibles con la hegemonía política burguesa neo-liberal o neo-burguesa burocrática o de Estado porque ambas son contrarias al progreso y cambio social. Una democracia socialista se sustenta no solo en leyes y en valores ético-morales sino también en el control popular a través de canales efectivos de regulación, la cual solo es eficaz, con poderes públicos independientes. La coacción no es válida para construir una democracia socialista, solo la persuasión y la convicción de las mayorías son las únicas herramientas para que Venezuela alcance un desarrollo humano integral y sustentable a mediano y largo plazo.

Ontológica, política e históricamente la democracia es anterior al socialismo. Son procesos y productos sociales que nos remiten a complejas relaciones entre Estado-ciudadanía y a modos de vida jurídicos-políticos. Algunos desorientados de la filosofía política creen que el socialismo es la única y auténtica democracia. Los hechos y eventos históricos dicen lo contrario.

De la Conspiración de los Iguales (1796), el Manifiesto Comunista (1848), la Revolución soviética (1917), china (1949), cubana (1959) y los regímenes pro soviéticos europeos (1945-1950) hay suficientes evidencias de la imposible coexistencia entre democracia y socialismo totalitario. Y mucho más desde la línea marxista y comunista.

Los procesos históricos mundiales dan pruebas suficientes de esta fractura, desencuentro y la imposible conciliación de ellos, bajo perspectivas dogmáticas y marxistas. Teóricos, ideólogos, filósofos y politólogos del canon marxista han gastado miles de litros de tinta y toneladas de papel intentando formular "ideas" de posibles convergencias. Han sido actos fallidos. La dialéctica de la historia social ha desmontado las falacias, laberintos y trampas de esas "teorías".

En múltiples experiencias históricas, de diferentes tiempos y diversos procesos, en algunos países que con "revoluciones" han intentado encontrar posibles convergencias, todo ha resultado vano. El más grande fiasco fue constatar que los infiernos de Gulag y los demonios totalitarios sustentaban las "democracias socialistas reales" (dictaduras despóticas de mafias y nomenclaturas antidemocráticas). La caída del Muro de Berlín (1989) mostró y demostró que la cortina de hierro fue un asalto totalitario y una negación de la democracia.

Brillantes teóricos marxistas nunca han logrado demostrar, desde la historia y la política concreta, que podían coexistir democracia y socialismo totalitario. Desde la caída del socialismo real al socialismo del siglo XXI de hoy, todos los procesos sociopolíticos mundiales evidencian la imposible conciliación y coexistencia pacífica entre democracia y socialismo totalitario.

Hugo Chávez Frías, retomo de Inglaterra algunas teorías de trabajo social y laboral. junto a la revisión de las Constituciones de Colombia y Bolivia. De allí, de esos acuerdos con Toni Blair se proyectó una tesis ideológica, llamada Socialismo del Siglo XXI, que el presidente Maduro no prosiguió y bajo otras vocerías, al principio retomo la Escuela Francesa. Pero, es difícil luchar con un pueblo desobediente y pendiente del aguardiente y no producir y buscar puestos laborales en la industria básica e empresarial, por esto, los altos precios del mercado, el sistema capitalista nos ahogó.

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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Emiro Vera Suárez

Profesor en Ciencias Políticas. Orientador Escolar y Filósofo. Especialista en Semántica del Lenguaje jurídico. Escritor. Miembro activo de la Asociación de Escritores del Estado Carabobo. AESCA. Trabajó en los diarios Espectador, Tribuna Popular de Puerto Cabello, y La Calle como coordinador de cultura. ex columnista del Aragüeño

 emvesua@gmail.com

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