Simón Bolívar y su racional recelo con los gobernantes estadounidenses (VII)

Examinemos con cuidado el texto contenido en las cartas intercambiadas entre Simón Bolívar, el Libertador, y el Agente Especial enviado por el gobierno de los Estados Unidos, Juan Bautista Irvine, que en su carta de presentación oficial se decía su presencia en Venezuela tenía varios propósitos amistosos, pero que en la práctica queda establecido que solo una era su gestión en Venezuela, tratar de convencer a Bolívar que le convenía devolver las goletas de banderas norteamericanas, Tigre y Libertad, que habían sido apresadas y retenidas por las fuerzas patriotas por burlar el bloqueo de navegar libremente por las aguas del Río Orinoco, y peor traer de contrabando armas y pertrechos para ser entregados al ejército enemigo; las tropas a la orden del Rey de España. En la primera carta el Libertador se refiere a esos ciudadanos norteamericanos "que olvidando lo que se debe a la fraternidad, a la amistad y a los principios liberales que seguimos, han intentado y ejecutado el burlar el bloqueo y sitio de la plaza de Guayana, para dar armas a unos verdugos y para alimentar a unos tigres quienes por tres siglos han derramado la mayor parte de la sangre americana. No son NEUTRALES los que prestan armas y municiones a una plaza sitiada y legalmente bloqueada" Y en la carta del 20 de Agosto de 1818, después de hacer ver una vez más que no puede haber neutralidad, cuando se ayuda a una de las partes en contra de la otra, habla de la conducta de los Estados Unidos del Norte con respecto a los independientes del Sur, y de las rigurosas leyes promulgadas con el objeto de impedir toda especie de auxilios que pudiésemos procurarnos" Además Bolívar protesta contra la lenidad de las leyes americanas que establece "imponer una pena de 10 años de prisión y una multa de 10.000 pesos, que equivalen a la muerte, contra los virtuosos ciudadanos que quisieran proteger nuestra causa, la causa de la justicia y de la libertad; la causa de América"

Nutrida es la correspondencia del Libertador en la cual deja en claro la perversa e interesada conducta de los albinos. (Así llamaba a los norteamericanos) Es desde San Cristóbal que Bolívar escribe a José Rafael Revenga el 25/05/1820 "Jamás conducta ha sido más infame que la de los norteamericanos con nosotros" A Rafael Urdaneta desde Guayaquil el 30/07/1829, "'Wilson me dice que en los Estados Unidos no ha encontrado a nadie que hablara en mi favor" A Patrick Campbell, también desde Guayaquil, le escribe el 29/08/1829 la famosa y conocida sentencia: "Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia, para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad" A Francisco de Paula Santander le escribe innumerables veces, dejándole saber sus opiniones sobre los gringos, por ejemplo desde Potosí el 25/10/1825, "Aborrezco esa canalla, de tal modo que no quisiera que se dijera que un colombiano hacía nada con ellos" Desde el Magdalena el 13/06/1826, "y así yo recomiendo a Usted que haga tener la mayor vigilancia sobre estos americanos que frecuentan nuestras costas; son capaces de vender a Colombia por un real" Sus términos para referirse al gobierno norteamericano no bajan de: Belicosos, canallas, regatones, egoístas, capaces de todo, humillantes y fratricidas. Y escribe a muchos de sus amigos. "Mostrémonos circunspectos para valer más o hacernos valer"

Como se puede observar, existe más de una razón para que el Libertador no invitara a los EE. UU. al Congreso Anfictiónico de Panamá. Desde Ibarra, Ecuador, el 23/12/1822 Bolívar escribe al colombiano, vicepresidente de la Gran Colombia, general Santander, al saber que él por propia iniciativa y contrariando sus órdenes les invita: "Ese paso nos costará pesadumbres con los Albinos" Sin embargo, Santander no hace nada para remediar aquel reclamo que hace Bolívar por no seguir sus instrucciones, y en componendas secretas con el gobierno norteamericano les ratifica la invitación al Congreso a celebrarse en el Istmo; la intención velada del traidor Santander era la del saboteo y descalificación del Congreso y planifican vencer la influencia del "dictador, loco de Colombia, tirano y usurpador" como llaman los gringos al Libertador. William Tudor, cónsul norteamericano en el Perú usa esos calificativos en carta dirigida al propio vicepresidente de la Gran Colombia, Francisco de Paula Santander. Calificativos también usados y pronunciados a viva voz por los conjurados en el intento de asesinar a Bolívar la noche del 25 de septiembre de 1828.



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José M. Ameliach N.


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