Poner la mejilla para alcanzar la paz

 

"A vosotros los que me escucháis, yo os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen, bendecid a los que os maldicen, y orad por los que os calumnian. Y al que te hiriere en la mejilla, dale también la otra; y al que te quitare el manto, no le quites la túnica. A todo el que te pidiere, da; y al que tomare lo que es tuyo, no se lo reclames. Y tratad a los hombres, como queréis que ellos os traten". ¿Qué quiso decir Jesús con estas palabras? ¿Usaron estas para someter a los incautos, o a los seguidores de las distintas religiones cristianas para que el ser humano esté arrodillado, sometido al dominio de lo que nos impone el capitalismo? ¿Significa esto que nunca debemos poner resistencia cuando nos atacan, por ende permitir que todo el mundo se aproveche de nosotros? Así Bolívar (quien fuera el mismo Jesús), a pesar de las advertencias de Manuela Sáenz, puso la mejilla para perdonar a sus traidores y sus enemigos le traicionaron hasta perder la primera República y luego morir desterrado en Colombia. Doscientos años después Chávez colocó la mejilla e indultó a los golpistas del 12 de abril y a quienes promovieron el paro petrolero, y fue asesinado por sus enemigos. Hace unos días, como resultado de las negociaciones hechas por Venezuela en República Dominicana, el presidente Maduro, al parecer, puso la mejilla como una alternativa para alcanzar la paz en Venezuela, y concede la habilitación a cinco dirigentes políticos de la oposición, por cierto a los líderes más ultraderechistas de Venezuela (Henrique Capriles, Leopoldo López, Manuel Rosales, María Corina Machado y Pablo Pérez) quienes más daños han causado al país desde que se inició el gobierno revolucionario.

Como el jesuita Dan Vander, pienso que lo que Jesús pidió a sus seguidores no fue pasividad, sino renuncia al derecho a la venganza personal. Después de todo, Jesús censuró a los fariseos que lo atacaban y objetó cuando fue golpeado por uno de los funcionarios del sumo sacerdote; aconsejó a sus discípulos para que tomaran medidas para defenderse. Existe una diferencia entre confrontar el mal y buscar la venganza personal. El poner la otra mejilla se convertiría en un aliciente para la maldad y esto no es lo que quiso decir Jesús, sino que debemos estar preparados para dar la cara, con humildad, pero con valentía, a toda embestida contra aquello que atente contra la humanidad, en este caso Venezuela. Bolívar, Chávez y ahora Maduro, cayeron en el error de tender la pasividad, colocando la mejilla para alcanzar la paz, por la libertad de quienes nos oprimen. ¿Será este el maleficio que impuso el cristianismo para someter a las víctimas del maltrato, de los atropellos, de los asesinatos, para perdonar a nuestros verdugos en nombre de la Paz? Chávez, seguramente, de manera tardía se percató de esto y lo manifestó en los 200 años de la Carta de Jamaica (15/12/2012), recordando a Bolívar: "Al abrigo de esta piadosa doctrina, a cada conspiración sucedía un perdón, y a cada perdón sucedía otra conspiración que se volvía a perdonar: porque los gobiernos liberales deben distinguirse por la clemencia. ¡Clemencia criminal, que contribuyó más que nada a derribar la máquina, que todavía no habíamos enteramente concluido!". Tanto Chávez como Bolívar fueron tolerantes y magnánimos ante la traición; pero es el momento, es el tiempo, es la hora, de no permitir que la revolución bolivariana siga siendo amenazada por factores internos y externos.

Que me disculpen los que piensan distinto a mí, no se puede seguir siendo tan irresponsables con esto de seguir perdonando a los traidores, a los que atentan contra la patria de Bolívar, a los que mandan a matar niños, a los que queman personas por pensar distintos, a los que colocan guayas para degollar personas, a los que impulsan una salida inconstitucional para llegar al poder; a los que impulsen bloqueos contra su propio país, dándoles prebendas o habilitándolos, para que luego sigan conspirando. La historia nos ha demostrado que cada perdón se ha convertido y recontravertido en una traición, en otra conspiración, en otros delitos. Se les ha dado tiempo para que se reajusten, con el fin de que tomen otros derroteros, pero su ambición individual ha imperado más que su amor por el país. No es el tiempo de seguir cediendo, porque ellos nunca se cansarán. Hay que tomar decisiones valientes que coadyuven a interrumpir esas posturas de mejilla. Seguiremos siendo ante el mundo un país dictador, así lo dijeron de Bolívar, de Chávez y ahora de Maduro. ¿Habrá algún acuerdo sensato que justifique esto? No podemos seguir poniendo la mejilla para que nos sigan sometiendo como esclavos. El llamado a la paz no implica rendirse para dar paso a quienes nos oprimen, de una manera pasiva, sino confrontando a quienes han cometido los peores crímenes de lesa humanidad contra el pueblo venezolano, a los empresarios que esconden los productos de primera necesidad y elevan sus precios porque son parte del juego del sistema, a toda la banca pública y privada que hace lobby a la guerra económica limitando el uso de efectivo a los venezolanos. Esperamos aún justicia por las 14 víctimas mortales de la descarga de la arrechera de Capriles en 2013; por las 43 personas fallecidas de "la salida" en 2014 de López, Maricori y Ledezma y las más de 100 personas fallecidas por las guarimbas de 2017. Seguir poniendo la mejilla pudiera convertirse a futuro en una clemencia criminal, cuyo costo revertiría políticamente a la revolución.

(*)esmeraldagarcia2309@yahoo.com

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Esmeralda García Ramírez

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