Tozudez y victoria pírrica

Tozudez es el necio empeño del gobierno de imponer la realización de una Asamblea Nacional Constituyente Originaria, a contra pelo de la opinión de las mayorías nacionales. El presidente Maduro en uso de la iniciativa que le otorga la norma constitucional de proponer la convocatoria de dicha Asamblea, hizo el anuncio el 1º de mayo. Iniciativa para proponer no es lo mismo que convocar. La convocatoria para cambiar la Constitución, sólo puede hacerla el pueblo soberano. Conceptos estos, enunciados y explicados hasta el cansancio por eruditos en el tema, pero el gobierno en su tozudez inquebrantable, se empecina en su particular interpretación de la norma.

El gobierno utiliza la paz como argumento para convocar la Constituyente. ¡Paz, paz, paz! Es el ritornelo en el discurso de Maduro. Nombrar con tanta insistencia la paz, es sugerir que en Venezuela hay guerra. De ser cierto, por razones de Estado, no es el gobierno quien debe anunciarlo. Un país en guerra tiene connotación especial para la comunidad internacional y trae consecuencias funestas a la economía. La paz es la contraparte de la guerra, y en Venezuela esa situación no existe. Carece de objetividad considerar la normal movilización, en poblaciones y ciudades del país, de muchedumbres que, en forma legal, pacífica, reclaman alimentos, medicinas, servicios de salud, trabajo. ¿Por qué el gobierno en lugar de atender este justo reclamo, se empeña en negar y tergiversar la situación de desabastecimiento, escasez y carestía de los insumos indispensables para la subsistencia? Si no es al gobierno ¿A quién deben dirigir las mayorías nacionales el reclamo de atención a sus necesidades elementales? La prioridad del gobierno debe estar orientada a atender la solicitud, en lugar de reprimirla y crear el enfrentamiento y hechos de violencia que en los últimos 123 días han provocado la muerte de un centenar de compatriotas. Los pueblos no crean la violencia. Toda violencia es generada por el Estado. Los pueblos se defienden de la violencia que les impone el Estado. La responsabilidad de los hechos lamentables de muertes y daño a los servicios, infraestructuras públicas y privadas, es exclusiva del gobierno, por cuanto la situación de pobreza, desabastecimiento, ruina y desastre de la economía son fruto de las erradas políticas del gobierno y, alimentan la protesta. Esa situación de pobreza no surgió de la noche a la mañana ni tiene explicación aceptable, luego de haber recibido el erario nacional la inconmensurable cifra de 1 billón 300 mil millones de dólares en 15 años. Si la administración de esa cifra milmillonaria, en lugar de crear bienestar y desarrollo, trajo la situación actual de pobreza y parálisis de la economía ¿Cómo pretender encontrar en una nueva Constitución la panacea para salir de la crisis? ¿Acaso la Constitución es la culpable de la pobreza o del deterioro en que se encuentra la infraestructura de servicios, así como la parálisis de la producción fabril, manufacturera, agropecuaria? Jamás la Constitución va a ser la panacea que solucione entuertos económicos. Esa no es su virtud ni su mérito. La solución tiene otra vertiente.

Al imponer su criterio, contra viento y marea, el gobierno pretende surfear en medio de la tormenta que azota la economía y la política, en la seguridad que puede llegar a la playa, sin que la ola le dé el gran revolcón y perecer en el empeño. Durante los últimos 123 días, la mar procelosa de olas encrespadas ha dejado sentir su poder. Según los sismólogos, puede ocurrir un gran sismo que transforme las olas en tsunami devastador de todo lo que la nación ha creado en el transcurrir de los años. El único responsable ante la historia de ese demoledor tsunami, es el gobierno, por su tozudez en imponer criterios en lugar de aportar soluciones. La gestión de gobierno no se evalúa por el discurso ni por las intenciones, sino, por los resultados. Están ahí: en el país hay hambre y pobreza, como pocas veces en nuestra historia republicana. Hambre y pobreza en medio de la bonanza petrolera, despilfarrada, mal administrada y que, alcanzó el clímax de la abundancia (140 US$ por barril) ¡Una pelusa!

El gobierno tiene el poder para imponer la propuesta tramposa de la Constituyente. Tramposa por cuanto los méritos y virtudes que le atribuye son irrealizables: sacar el país de la ruina y desastre económico en que se encuentra. ¡Misión Imposible! Ese camino está cerrado para el gobierno, por cuanto el erario público está agotado y no tiene ninguna puerta donde tocar en busca de ayuda. Cualquier gestión del gobierno para cumplir el pago de la deuda en el próximo mes de octubre, necesita de la colaboración de la Asamblea Nacional. Si comete el error de utilizar la Constituyente para liquidar los poderes que le son adversos, pasa a ser un gobierno delincuente y recibirá la condena de la comunidad internacional. Nada tendría que envidiarle a Pedro Carmona. ¿Acaso no fue eso lo que hizo este señor el 12 de abril del 2002, desconocer todos los poderes? ¡Qué importa la forma como se haga! La salida que busca el gobierno con la Constituyente es una quimera, en este mundo de realidades.

Es falso que la protesta popular envuelve un golpe de Estado. El único con poder para dar golpes de Estado es el gobierno. ¿Qué es la Constituyente? ¡Un golpe de Estado disfrazado de legalidad!

La elección del próximo 30 de julio, será un gran triunfo, por cuanto el gobierno chavista va a elegir los constituyentistas, seleccionados entre los militantes más afectos y confiables, sin competencia con candidatos adversos. Esa elección no tiene riesgo. Es como lanzar la flecha y correr el blanco para que la reciba. Los resultados serán los planificados por el presidente Maduro y ratificados por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Pero, ese aparente gran triunfo, será pírrico, por cuanto el gobierno al ganar la batalla, perderá la guerra.

Si el gobierno mantiene la tozudez de llegar a la elección del 30 de julio, al día siguiente, cuando traté de instalar la Asamblea, encontrará ante sí una barrera infranqueable. Se va a encontrar de frente con la opinión nacional mayoritaria que lo adversa y con la opinión de la comunidad internacional que, de muy buena manera, en forma respetuosa, le ha sugerido la necesidad de retirar la propuesta de la Constituyente y buscar una salida al enfrentamiento social. ¿Ofrecer acompañamiento ante una situación difícil es intervencionismo? De ser así ¿Por qué la participación de Venezuela en las conversaciones, FARC/gobierno, no son intervencionismo y la sugerencia de entendimiento hecha por el gobierno de Colombia y otros gobiernos, es intervencionismo?

La barrera que el gobierno tiene ante sí no puede ser saltada utilizando como garrocha la Constituyente. Si el gobierno insiste en instalar la Constituyente el edificio se le va a derrumbar por la base. Va a quedar desnudo frente a su propia realidad, atado de pies y manos y cocinándose en su propia salsa: chavismo al salmorejo.

No es justo achacar a Maduro el desastre y ruina nacional de la economía, por cuanto, como "hijo de Chávez", le ha correspondido administrar la herencia que recibió con albaceas y todo (Merentes, Giordano, Rafael Ramírez, Alí Rodríguez). Ese desastre es demasiado camisón para vestir sólo a Maduro. En ese camisón hay que meter al "comandante eterno" que planifico este genial fracaso. Sin duda es una genialidad quebrar un país petrolero, es como quebrar una lotería.

Se denomina "victoria pírrica" cuando se obtiene el triunfo con grandes pérdidas. Es lo que le va a ocurrir al chavismo si se empeña en instalar la Constituyente. Va a obtener un gran triunfo el 30 de julio por cuanto las normas que rigen la convocatoria a la Constituyente las elaboró Maduro y el Consejo Nacional Electoral se las ratifico sin enmienda y en el término de la distancia. ¡Cuánta prisa caray! Que no hubo para el Revocatorio ni para convocar a la elección de gobernadores y alcaldes.

El país está en paz, pero, la instalación de la Constituyente será la declaración de guerra del gobierno a las mayorías nacionales. La continuidad de la paz que disfrutamos está en retirar la Constituyente. Ninguno de los méritos y virtudes que le atribuyen, va a sacarnos de la coyuntura actual.

Siempre hemos considerado que la democracia es un laberinto, con mil vericuetos, adonde se entra, pero, no tiene salida. Lo estamos viviendo con la publicitada "democracia participativa y protagónica", de la cual habla la Constitución de 1999, simple enunciado, por cuanto el hiperliderazgo y culto a la personalidad de Chávez, la violentó desde su gestación. "La democracia participativa y protagónica" no sirvió para convocar la Constituyente, fue necesario implementar reglas nuevas. La democracia es un laberinto.

Durante 40 años acompañamos a Domingo Alberto Rangel en la propuesta abstencionista frente a los procesos electorales. El abstencionismo derrotó a los gobiernos adeco/católico/copeyanos. Se fueron quedando solos. La abstención, el voto nulo (la tecla nula) formó parte de la lucha abstencionista. El sistema electoral venezolano es antidemocrático por cuanto la máquina de votación carece de la tecla nula, para brindar la oportunidad de voto a la masa abstencionista. No es lo mismo el abstencionismo pasivo que el abstencionismo militante. Poder decir a los candidatos "no los queremos", al presionar la tecla nula, es un gran aporte a la democracia plena. De nuevo el abstencionismo será el gran elector si el gobierno insiste en la elección del 30 de julio. Ya Marea Socialista hizo el llamado abstencionista, así como voceros de la MUD.



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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