En una nota de prensa, el Defensor de Pueblo aseguro que la prueba grafo técnica realizada por la CICPC, confirmaban que esa firma en el libro de actas del Poder Ciudadano, si corresponde a la ciudadana Luisa Ortega, Fiscal General que tiene contado sus días hasta que se instale el Poder Constituyente, pues la asamblea plenipotenciaria deberá poner orden en el Ministerio Publico.
Contrariando esta experticia hecha con el mayor rigor profesional, aparece German Ferrer, quien con el mayor descaro esgrime que esa rubrica "no es precisamente la que corresponde al acta en donde su conyugue se inhibió por estar en desacuerdo con la precalificación de los magistrados. Ahora bien; si fuese cierto que no estuvo de acuerdo con tales nombramientos, ¿Cómo se explica que Luisa Ortega aparezca aplaudiendo en la juramentación de los magistrados que cuestiona para congraciarse con el fascismo?
Ciertamente, esta vez estamos en presencia de un contrapunteo entre un político fiel a sus principios como Tarek, y otro acostumbrado a brincar la talanquera como su conyugue. Por esta razón, debemos reconocer con gallardía que German Ferrer fue otro de los errores del proceso por equivocarse escogiendo a nuestros representantes en el parlamento. Y porque son tan pobres sus credenciales como político, ni siquiera se le podría conceder el beneficio de la duda, pues como traidor perdió hasta eso que Joaquín Crespo llamaba "el derecho a ser creído". De modo que hay que estar atento a los próximos acontecimientos, porque pronto los hechos evidenciaran que este embustero es de los que piensa que la mentira repetida mil veces termina siendo una verdad, tal como lo concibió en su tiempo Paul Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda del Tercer Reich, Adolfo Hither.
Y porque no está en discusión el profesionalismo de una de la mejor policía científica del Continente, le decimos a este mitómano que no siga huyéndole a la verdad, por lo que es mejor que zapatee para otro lado.
