La OEA está en desacato

"Seguiremos nuestro rumbo; construyendo nuestro país e impulsando nuestro proyecto internacional de un mundo multipolar donde se respete la igualdad entre los estados".

Hugo Rafael Chávez Frías (16 de febrero, 2006)

Definitivamente la célebre frase de Jorge Galeano de "un mundo al revés" se ha convertido en el pan de cada día del hombre actual y en la referencia obligada para muchos líderes, instituciones y organizaciones del mundo que han hecho de ella un lema para su comportamiento y sus actuaciones, como es el caso de la Organización de Estados Americanos, OEA.

Su papel ha sido por demás conocido para callar como el que otorga su silencio cómplice al imperio o para justificar medidas arbitrarias y contrarias a los principios de la autodeterminación de los pueblos o violaciones de su soberanía. (golpes de Estado, intervenciones militares, imposición de dictaduras, etc.)

Su cíclica figuración, la cual se activa para los países del escenario latinoamericano en ocasiones singulares, había tomado otro rumbo ante el creciente despertar de los pueblos con gobiernos progresistas y de signo contrario al centro del capitalismo mundial (EEUU), quien la creo a su imagen y semejanza para utilizarla a su servicio y para llamar al redil a los países que se salieran de su órbita.

La estela de las actuaciones de la OEA a lo largo de su historia, desde su nacimiento en 1948; justo a la muerte de Jorge Eleazar Gaitán, la han mostrado como un instrumento nefasto de muerte e invasiones y con saldos oscuros para los países latinoamericanos, quienes han querido ser independientes y libres del tutelaje del imperio norteamericano, incluso desde su propia independencia.

Una de sus mayores manifestaciones para cumplir su papel de gendarme diplomático del imperio, se puso de manifiesto con la expulsión de Cuba de su seno en el año 1962.

Este hecho trascendental llevó al Comandante Fidel Castro a llamarla el "ministerio de colonias", concepto que fue ratificado también por el Comandante Hugo Chávez, cuando la actuación de la OEA en el golpe de Estado contra el presidente Zelaya en Honduras y cuando su vulgar silencio durante el golpe de Estado en Venezuela, en el año 2002.

En los últimos días, la Organización de Estados Americanos - guapa y apoyada por la Triple Alianza del Sur - ha resucitado de nuevo con sus malas intenciones y bajo el liderazgo del ex canciller uruguayo Luis Almagro, quién se ha empeñado en agredir a la República Bolivariana de Venezuela.

Con el contubernio de la oposición de nuestro país, quien no esconde su descarada conducta de traición a la Patria y de su descarada conducta de cipayos del imperio, hacen una componenda junto a otros países latinoamericanos y Canadá (perritos falderos) quienes imploran volver a las redes del imperio y suplican al nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, que los recoja a cambio de entregar a Venezuela.

El desacato se ha convertido en una conducta reiterada y casi en un flagelo de la derecha en el mundo; es decir, una inspiración para acabar con las propias instituciones y arrebatar a lo Jalisco por encima de sus propios reglamentos y estatutos.

Al igual que la Asamblea Nacional venezolana (las cosas malas se pegan) la OEA encabezada por su Secretario General, Luis Almagro, dio un "golpe de estado" a dicha institución, de manera desvergonzada, violando sus propios estatutos y normas, al designar al embajador de Honduras Leónidas Rosa Bautista como presidente del Consejo Permanente, cargo que le correspondía de manera legal y por rotación, al diplomático de Bolivia Diego Pary Rodríguez y la vicepresidencia al representante de Haití.

Toda una maniobra se ha impuesto de manera reiterada en la OEA siguiendo un guion escrito por los Estados Unidos, con la única intención de aplicar la Carta Democrática a Venezuela.

Su intención no es otra más que la de iniciar así una intervención descarada contra la Patria de Bolívar, en comparsa con la oposición apátrida de nuestro país y con los países cipayos de la organización, (Argentina, Brasil, Barbados, Canadá, Colombia, Panamá, Perú, Chile, Uruguay, Paraguay, Honduras y México), quienes buscan un golpe de Estado, como única vía para derrotar la Revolución Bolivariana.

El pueblo venezolano ha reaccionado ante esta acción golpista y componenda internacional para defender su Revolución y el cambio iniciado en 1999 con una nueva Constitución, elaborada con el espíritu del poder Constituyente, bajo el liderazgo del Comandante Hugo Chávez Frías.

El mejor ejemplo de hidalguía y respeto por la soberanía lo ha vivido la República Socialista de Cuba, con un bloqueo y los más feroces ataques del imperio a través de la OEA y por ello es un digno modelo a seguir como ejemplo, por Venezuela.

Las lecciones de historia y de gallardía por parte de la República de Venezuela se han hecho sentir en la Asamblea de los Estados Americanos en la voz de nuestra canciller Delcy Rodríguez y del brillante representante en la OEA, el historiador Samuel Moncada, quienes han puesto en alto la dignidad y el decoro de la Patria de Bolívar, de Miranda, de Sucre y del Comandante Hugo Chávez.

Con OEA o sin OEA Venezuela seguirá brillando con luz propia en el concierto de las naciones de América Latina y del mundo. Bajo la bandera del socialismo y de una revolución pacífica y de democracia participativa y protagónica, avanzaremos por encima de las conspiraciones y de la envidia.

La historia se encargará de colocar a los traidores, cipayos y enemigos de Venezuela y de la Patria Grande en su sitio. El golpe de Estado no pasará y el pueblo sabrá responder con el lema que nos dejó nuestro líder infinito, el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías: ¡Unidad, lucha, atalla y victoria!.. ¡No pasarán!.. ¡Venceremos! ¡Amanecerá y veremos!



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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