El paramilitarismo no puede volver al Zulia

No podemos permitir que ese manto gris que se formó sobre el Zulia con la liberación de Manuel Rosales cubra el futuro de tan noble región. No puede volver el engaño, la corrupción, el fantasma del paramilitarismo, el miedo de los hacendados honestos en sus fincas en el Sur del Lago, no puede volver todo ese pasado tenebroso y ponerse por encima de la luz, la claridad, la honestidad, la dedicación, el trabajo tesonero, el amor verdadero al pueblo que representa el gobernador Francisco Javier Arias Cárdenas.

El Zulia es uno de los estados, que pese a la crisis y el torpedeo de la campaña mediática de la oposición, sigue con sus obras que nadie puede ocultar, porque Arias Cárdenas, uno de los valientes que incursionó con Chávez ese glorioso 4 de Febrero, Día de la Dignidad Nacional, no descansa. Trabaja casi las 24 horas. Es Arias en la mañana, en la tarde, en la noche. Es Arias, en Maracaibo, en la Costa Oriental del Lago, en el Sur del Lago, en los municipios del norte, es Arias en cada milímetro del Zulia, tierra que ama con profunda pasión patriótica.

Ya dirán los enemigos políticos que el distribuidor Maisanta, el distribuidor Simón Bolívar, el oncológico, la expansión de la carretera Lara-Zulia, la de Perijá, la recuperación del ferrocarril surlaguense, de la Plaza Baralt, Paseo Ciencias, Plaza Bolívar, Casa de la Capitulación, Palacio de los Cóndores, Teatro Baralt, y muchas obras más, son maquetas presentadas a la población a través de recursos mediáticos para engañar al pueblo, como tuvo la desfachatez de decir el diputado Julio Borges con las casas de la Misión Vivienda que entrega el Gobierno bolivariano.

Pero en la calle habla la verdad. Habla el gobierno de Arias Cárdenas y el desgobierno de Eveling Trejo, que llevó a Maracaibo después de ser la primera ciudad de Venezuela a ser el municipio más insalubre del país.

Y en su momento habló la gestión de Manuel Rosales (en la Alcaldía y la Gobernación), un maestro de escuela que devino en un acaudalado millonario, en un poderoso hacendado del Sur del Lago de Maracaibo con propiedades en Panamá, Miami y otros países, toda una corruptela evidente que finalmente lo convirtió en un fugitivo de la justicia venezolana.

Así quieran hacer ver lo contrario, su misma gente, aunque no lo diga (porque le conviene callar), sabe que Rosales incurrió en graves delitos, incluso, muchos opositores no lo quieren, primero, porque no puede quitarse de encima su ilícito enriquecimiento y, segundo, porque huyó. No resultó ser el líder corajudo que esperaban los adversarios de un valiente como Chávez.

El Zulia no puede retroceder a esa época gris, de mentiras, de atraso, que significó la época de Rosales y ahora la de su esposa Eveling Trejo. Hasta los invidentes se dan cuenta del desastre de Maracaibo, porque si no ven, respiran la putrefacción de la basura que esta señora no limpia.

No tienen ni vergüenza, Arias Cárdenas, para evitar un desastre sanitario de impredecible proporciones, desde la Gobernación hace el trabajo de la Alcaldía, recoge basura, acondiciona plazas, adecenta el municipio en la medida de lo posible.

Por eso Arias Cárdenas es el hombre si queremos que el Zulia siga en desarrollo, por eso con Arias Cárdenas me resteo, no podemos abandonar la luz, el brillo, el resplandor, para volver a las sombras, las tinieblas, la penumbra.

Con Maduro siempre victorioso ¡venceremos!



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Gian Carlo Di Martino

Politólogo, profesor, abogado. Ex-Alcalde de Maracaibo. Cónsul de Venezuela en Milán - Italia.

 giancarlodimartino2017@gmail.com      @gcdimartino

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