Adeco es adeco hasta que muere

Es posible exista algunas personas jóvenes militantes del partido político ACCIÓN DEMOCRÁTICA, AD, o en algún otro partido derivado de él que no sepan que desde que Rómulo Betancourt "Padre de la democracia" fue electo en 1958 presidente de Venezuela comienza los problemas internos entre los adecos, aun ello haya sido publicitado hasta la saciedad. Pasado varios meses de que Betancourt llega la presidencia de la República, se opera la primera división y nace el MIR, Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Poco tiempo después de fundarse el MIR se produce otra división y nace la llamada Acción Democrática Oposición, pero tiene que abandonar ese nombre y se transforma, por orden del CSE, Consejo Supremo Electoral, en el PRIN, Partido Revolucionario de Integración Nacional, pocos años después los adecos se divide de nuevo y aparece el MEP, Movimiento Electoral del Pueblo; tomando todas estas divisiones menos de 10 años en operarse aun estando durante ese tiempo los adecos ejerciendo el Poder absoluto en Venezuela. Hoy, finales de noviembre de 2016, existen los llamados partidos derivados adecos con sus siglas: UNT, ABP, Podemos, CR y otros. Lo mismo ha pasado con el partido SOCIAL CRISTIANO COPEI (Jamás COPEI ha tenido algo de social y menos todavía de cristiano), puesto que su creador y "novio de la madrina" Dr. Rafael Caldera por soberbia; lo fulmina. Poco tiempo después de tamaño descalabro y saliendo a flote las fingidas lealtades al partido de los altos dirigentes copeyanos al partido, lo abandonan y entonces crían sus derivados: Convergencia, Proyecto Venezuela, Primero Justicia, Voluntad Popular y usted deje de contar. Pero, dejemos atrás las infinidades traiciones entre los mismos adecos y los mismos copeyanos y retomemos lo que es parte de la historia perversa de los adecos en el caso MASACRE DE YUMARE.

Las 9 personas masacradas en Yumare el 8 de mayo de 1986 eran todas trabajadores sociales, promotores de los ideales bolivarianos; he aquí sus nombres: Rafael Ramón Quevedo Infante, Ronald José Morao Salgado, Nelson Martín Castellano Díaz, Dilia Antonia Rojas, Luis Rafael Guzmán Green, José Rosendo Silva Medina, Pedro Pablo Jiménez García, Simón José Romero Madriz, y Alfredo Caicedo Castillo. Solo fue en el 2.011, después de pasar 25 años de la masacre, que judicialmente se logra desmontar, definitivamente, la versión sostenida por los funcionarios del gobierno del prominente adeco Jaime Luisinchi y fue cuando la fiscalía del estado Yaracuy logra que un juez condene a 13 años de prisión al General retirado del Ejército Alexis Sánchez Paz, quien admite su responsabilidad en los hechos de Yumare. Para el momento de los hechos, Sánchez Paz era Coronel y Director de la Escuela del Comando de Operaciones del Ejército. También fueron acusados los ex funcionarios de la extinta DISIP, Oswaldo Ramos, Eugenio Creassola, Freddy Grangger, William Prado, Raúl Fernández, Adán Quero y Hernán Vega. El Ministerio Público también acusó al comisario jubilado de la DISIP Henry Rafael López Sisco al tiempo que se pide iniciar el proceso de su extradición desde Costa Rica. A López Sisco se le imputa los delitos de concurso real de homicidio calificado con alevosía por motivos innobles en grado de complicidad en perjuicio de las 9 víctimas.

La Masacre de Yumare es tan sola una de las decenas de masacres y otros horrendos delitos, que la DEMOCRACIA ADECOPEYANA basada en el Pacto de Punto Fijo cometen contra nuestro bravo pueblo, ellas extendidas a lo largo de 40 años en que estuvo en el Poder. Hoy, algunos de aquellos facinerosos criminales permanecen en la dirección de sus toldas políticas adecas y copeyanas, conspirando contra el gobierno bolivariano en complicidad con sus descendientes ubicados en nuevos partidos, pero profesando la misma ideología del TERRORISMO DE ESTADO.

Por todo aquel horrendo proceder de los dirigentes políticos del puntofijismo, es que aparece un líder de izquierda que por su carisma y valentía hace posible revocar, con su REVOLUCIÓN BOLIVARIANA, los groseros privilegios de una élite oligarca; florecida al amparo de aquellos perversos gobernantes. De manera que es en este gobierno revolucionario bolivariano, junto a un empoderado y organizado pueblo, los que garantizan que jamás vuelvan los insolentes pitiyankis a imponer sus crueles forma de gobernar a la ahora grandiosa, libre, independiente y redimida patria. VENEZUELA.



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José M. Ameliach N.


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