El Perdón no existe: El que peca y reza empata

La autorización del pontífice católico para que los curas en sus parroquias impartan el perdón por el llamado pecado del "aborto", legaliza, vigoriza el decir popular, "el que peca y reza empata". En escritos y libros venimos diciendo que el "perdón no existe", por una razón elemental, si el perdón existiera no había infierno. El grave problema de esta afirmación radica en que, si el infierno desaparece, el edificio teológico se derrumba. El infierno y el castigo son los adefesios sobre los cuales está sustentada la creencia y el temor, acicate del creyente hacia el objetivo: la salvación. ¿Salvación de qué? ¿De qué tiene que salvarse el hombre? Para inventar la salvación había que inventar el pecado, el temor al pecado, el castigo por el pecado, el perdón por el pecado y la salvación del pecado. Si como se dice "nada ocurre sin el consentimiento de Dios", tanto el pecado como el perdón, son obra de Dios. El pecado y el perdón vendrían a ser como el principio de acción y reacción en Física. El mismo Dios que estimula el pecado (la sensualidad de los placeres), luego lo perdona, mecanismo similar al que emplea el FMI con los países del Tercer Mundo: crédito para crear la deuda, con ésta, se queda sometido al pago de la deuda y de los intereses que, con el paso de los años, se torna impagable o eterna. La deuda eterna del hombre es la salvación. Si todo es obra de Dios. Si nada se mueve sin su consentimiento, el pecado también es obra de Dios, transformado en perverso mecanismo de manipulación de las conciencias. La libertad consiste en limpiar la mente del "perro guardián" que le siembran al niño en la mente, desde la más tierna infancia, para que le ladre toda la vida: pecado, castigo, perdón, salvación, repetidos al infinito, durante la existencia. Toda la vida el individuo va a cargar ese cilicio mental. La mentalidad de un librepensador, materialista y ateo consiste en liberar la mente de los prejuicios creados por la creencia para el dominio de las conciencias. La libertad de la mente es la única libertad posible por cuanto no está sometida a la necesidad. Hay que dejar que la "loca de casa" (la mente), divague, vuele, corra con absoluta libertad. [1]

Con la decisión del pontífice ¿Cómo queda ahora la prédica contra el aborto? El aborto es la expresión de misoginia, propia de todas las religiones. ¿Por qué en todas las religiones, los dioses odian a la mujer? La Biblia, en el antiguo como en el nuevo testamento, está llena de maldiciones contra la mujer. Los apóstoles y los padres de la Iglesia, maldicen a la mujer, la discriminan, la hacen víctima propiciatoria de las miserias morales del hombre: el adulterio, el aborto, el parirás con dolor, el machismo, el femicidio.

La decisión del pontífice alborota el avispero y más de uno va a salir picado por las avispas. Cada vez que el papa toca algún tema de la creencia católica, se le carcome el edificio. Tanto predicar contra el aborto. Tantas vidas de mujeres sacrificadas por la negación de un derecho natural .parir o abortar. Derecho a decidir, que le pertenece a la mujer y de ninguna manera a dogmas teológicos.

Un estudio global sobre el aborto afirma que la tasa o índices de abortos son iguales tanto en países donde la práctica es legal, como en aquellos en donde está prohibido. El estudio sugiere que la legalidad del procedimiento o la ilegalidad no logran disuadir a las mujeres para que lo lleven a cabo (organización Mundial de la Salud, OMS, Génova), el (Guttmacher Institute, GI, Nueva York). Este estudio dice también que los investigadores encontraron que el aborto es seguro, en países donde es legal, pero, que es peligroso, en países donde es ilegal y se practica en forma clandestina. En el mundo, el 13% de las mujeres mueren durante el embarazo o al dar a luz. Por cada 100 nacimientos hay un 31% de abortos (Información año 2007).

Se ha demostrado que la Ley no influye en la decisión de las mujeres de tener un

aborto. Si ocurre el embarazo no deseado, no planificado, no importa si la Ley prohíbe o no prohíbe. En general, allí donde el aborto es legal, es practicado de manera segura y allí donde es ilegal, es inseguro, por cuanto es realizado por personal que atiende en malas condiciones de higiene y sin experiencia. Los datos sugieren que la mejor manera de reducir los índices de aborto es haciéndolo legal.

Negar la realidad del aborto es como negar la realidad del consumo de drogas. Los 500 mil millones de dólares anuales por venta de drogas, dice muy a las claras que existe consumo. De igual manera, las estadísticas en todos los países sobre abortos sépticos y no sépticos, dicen que el aborto es una realidad innegable. Ambos hechos originan gravísimos problemas a la sociedad, cuya solución está en la ¡despenalización!

En Venezuela el aborto es causa del 60% de las muertes maternas (Maternidad Concepción Palacios). Despenalizar es liberar. En el común de las gentes existe la idea contraria, despenalizar es ordenar, obligar a abortar. ¡No! La despenalización no obliga. La despenalización eleva a la mujer a una escala superior de sus libertades individuales. Le da libre albedrío sobre su cuerpo sometido a prejuicios medievales inaceptables en el siglo XXI.

La penalización del aborto constituye la máxima expresión de hipocresía de nuestra sociedad. Es un problema de clase. Las mujeres de clase media y alta tienen recursos económicos que les permiten ir a clínicas privadas o al extranjero y se practican abortos sépticos. Las mujeres pobres no pueden ir a esas clínicas y se practican abortos no sépticos que les provocan la muerte o daños irreversibles en los órganos reproductivos. Es la estigmatización de la diferencia de clase. Mientras en las mujeres ricas es un lujo que se paga en una clínica privada (delito privado y encubierto), para las mujeres pobres es un delito público que las hace delincuentes. ¡Hasta cuándo tamaña discriminación e injusticia!

Si una mujer o una pareja deciden no tener hijos y utilizan los medios que pone a disposición la ciencia (condón, píldora, aparatos intrauterinos), ello de hecho es una expresión de voluntad. Si a pesar de estas precauciones la mujer queda embarazada. ¿Qué debe privar? ¿La planificación, la voluntad expresada de hecho, de no tener hijos o la fatalidad del condón que se rompe, la píldora que no actúa, el aparato uterino que falla? La estadística dice que de cada 5 embarazos tres no son planificados, no son deseados. De esos 5 embarazos el 60% termina en aborto. En consecuencia el aborto terapéutico debería existir como recurso frente a la violación, la enfermedad o la fatalidad. La mujer es dueña de su cuerpo y de su matriz. Nadie puede decidir por ella. Esa libertad no puede estar sometida ni al Estado ni a trasnochadas creencias o prejuicios religiosos.

Estos breves conceptos están sintetizados en las consignas del movimiento feminista internacional: "¡Educación sexual para decidir! ¡Anticonceptivos seguros y gratuitos para no abortar! ¡Legalización del aborto para no morir!" Hay otras consignas también muy emblemáticas de la lucha de las mujeres por su liberación "¡Saquen sus leyes de nuestros cuerpos! ¡Basta de rosarios en nuestros ovarios! ¡Fuera la iglesia de nuestras camas!"


[1] León Moraria, El Triángulo Negro, Autores Editores, Bogotá, 2015.

http://www.autoreseditores.com/libro/5366/leon-moraria/el-triangulo-negro.html.

http://www.amazon.com/dp/B01D7E5HE4?ref_=pe_2427780_160035660



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León Moraria

Nativo de Bailadores, Mérida, Venezuela (1936). Ha participado en la lucha social en sus diversas formas: Pionero en la transformación agrícola del Valle de Bailadores y en el rechazo a la explotación minera. Participó en la Guerrilla de La Azulita. Fundó y mantuvo durante trece años el periódico gremialista Rescate. Como secretario ejecutivo de FECCAVEN, organizó la movilización nacional de caficultores que coincidió con el estallido social conocido como "el caracazo". Periodista de opinión en la prensa regional y nacional. Autor entre otros libros: Estatuas de la Infamia, El Fantasma del Valle, Camonina, Creencia y Barbarie, EL TRIANGULO NEGRO, La Revolución Villorra, los poemarios Chao Tierra y Golongías. Librepensador y materialista de formación marxista.

 leonmoraria@gmail.com

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