Crítica ácida

Trumpadas al stablishment

Gonzalo Barrios fue un sofisticado dirigente del pacto AD-COPEI, que a decir del recordado Joselo gobernaron siendo "la misma miasma". Abogado y candidato presidencial perdedor, Barrios integró la última dirigencia inteligente de la tolda blanca. Contemporizador en la vorágine corrupta "demócrata representativa" que hipotecó nuestra soberanía hasta 1999, Gonzalo Barrios nunca se casó. En la actualidad aunque con diferencia abismal entrambos, un lechuguino petimetre, (así llamado por Ramos Allup"), también solterón y candidato presidencial derrotado, es célebre por barrabasadas verbales, escasa cultura, incompetencia ejecutiva y jurídica, e instigación a delinquir. Cual títere latino de los que han sido electos o aspiran serlo arrodillados ante la Casa Blanca, mienten o ignoran exprofeso, que en 1961 al finalizar su mandato, el Presidente Dwight Eisenhower, héroe castrense de la 2da. Guerra Mundial, afirmó "el poderío industrial militar bélico manda en EE UU, no el Presidentes electo".

Cuando ocurrían peleas en convenciones y asambleas de AD, donde se propinaban patadas, cabillazos y puñaladas, Gonzalo bautizó los puñetazos entre adecos y copeyanos en el Congreso, calificándolos de "trompadas estatutarias". Hoy vemos a la derecha disimulando las "trumpadas" en EE UU contra "Rico McPato" Donald Trump. Nuestros pitiyanquis callan sobre las protestas gringas, para no alborotar recuerdos de sus "guarimbas" asesinas, guiadas por hala mecates que les parece normal destruir propiedad pública y privada con muertos y heridos, pero recibiendo la bendición sin críticas de Obispos, Cardenales y prensa disociada. Aplaudo al Profesor de Periodismo Earle Herrera, quien dijo que "en la dirigencia contrarrevolucionaria, hay desabastecimiento de ideas, y exceso de producción de insultos".



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Luis Sánchez Ibarra


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