Allende en primera persona

El 11 de septiembre del año 73, llovía torrencialmente, eran las 4 pm. yo estaba soldando, empeñado en hacer un karting, el agua corría y había hecho combinado con el polvo de la tierra, se había hecho pantano, el agua con el soldador, no son buenas amigas, un corrientaso me había lanzado contra unos cauchos viejos de camión, allí me quedé, esperando recuperarme, escuchaba Radio Continente, acababa de cumplir 13 años, pararon la música y con una acostumbrada fanfarria anunciaban una noticia de última hora, Allende, el Presidente de Chile había sido derribado.

Me levanté de los cauchos, ya me había repuesto del corrientazo, apagué el soldador y me senté nuevamente en los viejos cauchos, allí estuve pensando mucho, no me explicaba porque un gobierno y un Presidente electo democráticamente podía ser derribado "sin mas ni más", sólo por el uso del poder, del poder de fuego, no les importó la cantidad de chilenos y chilenas que habían apoyado al candidato socialista, allí entendí que la palabra democracia es un comodín utilizado por los poderosos no sólo para utilizarla cuando ellos se les ocurra, sino que además le quitas esta palabra al léxico de los y las socialistas y la sustituyes por otra palabra totalitarismo, dictadura, mientras tu aparecistes con Pinochet como "el demócrata".

Esa imagen que apareció tuya con casco blindado y un fusil la quisieron convertir en la imagen del dictador derrocado. Allí en aquellos cauchos viejos entendí en muy pocos minutos que el socialismo se construye y se alcanza sólo peleando. Me paré de los cauchos y decidí militar en las filas de la lucha armada y pasé más de 2 décadas trabajando en esa dirección, hasta que se consumó una nueva traición, no podía militar en espacios que hablaban de socialismo y que no buscaran la vía adecuada para lograrla, la vía y el socialismo tenían que ir acompañados por el esfuerzo de su gente, de su pueblo.

Con Chávez, logramos nuevamente llegar por la vía electoral, en otra circunstancia, en otro contexto, ya los gringos habían perdido parcialmente su fuerza y nosotros habíamos aprendido de Allende y de Chile, era una revolución pacifica pero no pendeja, perdón armada. Con Allende aprendimos, no se nos olvide jamás, que no hay socialismo si no lo peleamos. Aquí estamos de nuevo en esta batalla para que no nos pase de nuevo. Cerrándole el paso al fascismo y a los enemigos del pueblo, incluso de aquellos que se anidan a lo interno, recomponiendo nuestras filas, ordenando nuestras ideas, para retomar con fuerza nuestra ofensiva o contraofensiva, la rectificación no vendrá de arriba, si primero no viene desde los de abajo.

carlosluisrivero@hotmail.com



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