UPP 89: nuevo partido político nacional

Este proyecto se inicia en febrero de 2011 cuando creamos un espacio de articulación de organizaciones sociales. Luego en diciembre de 2013, decidimos conformarnos como partido, bajo el nombre de "Unidad Política Popular 89". El "89" en remembranza a los acontecimientos del Caracazo que tanto impactaron al Comandante Chávez. Fue aprobado en Directorio del CNE a fines del 2015 y la resolución que certifica su constitución legal, salió publicada en la Gaceta Electoral No. 797, del 19 de enero de 2016. Con esta secuencia de fechas queremos significar que fue un proceso largamente trabajado y madurado. Hoy es evidente que la principal demanda de la sociedad no es un nuevo partido, sino la resolución de la crisis económica, pero se requiere un instrumento político para poder actuar.

Se requiere, como lo señala nuestra Declaración de Principios, un partido "donde no sea la organización política social la que busque las masas para crear su base social (un partido creado "de arriba hacia abajo"), sino, por el contrario, deben ser las propias fuerzas sociales, las que deben crear su propia herramienta política para intervenir en las cuestiones del poder (un partido creado "de abajo hacia arriba").

¿Por qué entonces un nuevo partido? Lo señalado en el párrafo anterior es parte de la respuesta: se requiere también un partido que entienda la política desde la "dimensión moral" de ella. Que busque darle al país un fuerte viraje para volver a enrumbarlo. Que no desprecie el conocimiento, ni el valor del trabajo. Que más allá de los logros sin precedentes en el campo social, busque transformaciones en el campo político y económico, lejos de la retórica insustancial actual, y sea capaz de construir, más allá de las siglas de un solo partido, una amplia opción electoral revolucionaria.

La derecha viene creciendo y seguirá haciéndolo si no hay un giro profundo en la dirección política de la revolución. No podemos olvidar la IV República, ni la crisis actual de los gobiernos progresistas de la región. Tampoco el neoliberalismo voraz e insensible. El principal partido de gobierno se muestra cansado para hacer política, acorde a las nuevas exigencias locales y regionales, y requiere una auténtica renovación. El primer paso: elevar la discusión de la fatuidad en la cual hoy se encuentra inmersa y enfrentar cierto vacío político popular propio del desconcierto de una derrota, que pareciera no entenderse todavía en sus causas fundamentales.



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Reinaldo Quijada


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