Mi palabra

Las lágrimas de Carmen

Me da pena, echar a un lado un adagio muy popular: "A las mujeres ni con el pétalo de una rosa" sin embargo voy a tratar de ser lo más caballero posible, para no herir el ego de una dama, quien la semana pasada, se unió al coro de voces de la oposición venezolana, para dejar caer sus lágrimas de cocodrilo, por los supuestos atropellos de las autoridades venezolanas en el cierre justificado de la frontera, tratando de frenar la caravana de contrabandistas y bachaqueros, colombianos y venezolanos, quienes vienen desangrando nuestro país, sobre todo en los últimos años, cuando la disparidad monetaria entre ambos naciones se convirtió en una tentación para los millares de ambiciosos de ambos lados de la línea divisoria.

La profesora Carmen Pérez Montero, ha aprendido a fingir, haciendo de esto un verdadero arte, porque para esto, hay que tener cualidades histriónicas, como lo han demostrado un grupo de dirigentes de la oposición, destacando entre ellos: María Corina Machado, con una carita, que casi llora, cuando habla; el exgobernador del Estado Miranda, Enrique Mendoza, quien apareció en "venezolana de Televisión" en la mañana del golpe de estado, con la gorra volteada y una cinta de adhesivo, dándosela de víctima, como si hubiese llegado de una guerra, para lanzar una expresión, que se ha convertido en el hazmerreír de una cautiva audiencia del conocido programa "Los Robertos": "Ese programa va fuera del aire"; también se encuentran en ese destacado hatajo Henrique Capriles y Leopoldo López, quienes en los últimos años se tropiezan con la imperiosa tarea de aparecer, como unos auténticos angelitos, para tratar de evadir la justicia.

La poetisa Pérez Montero, ha tocado varias veces las puertas de esta asociación, para presentar sus credenciales con un currículum vítae muy brillante, digno de ser tomado en cuenta por cualquier canal televisivo para actuar en una novela; lamentablemente sus fuente de inspiración es la cadena "Caracol"; el cual no sabemos, si la bautizaron con ese nombre por la cantidad de vueltas que la dan a las investigaciones, pero de lo que si estamos claro, es que su "política" informativa, obedece ciegamente a los intereses de las clases dominantes del hermano país colombiano.

El último libreto de "caracol" se lo aprendió la profesora, sin la ayuda de los avances tecnológicos, haciendo una presentación muy burda, como lo demostró en su último artículo "¡qué dolor… hermanos colombianos!" Esa mentira no se la creen, ni los mismos colombianos, sentados frente a un televisor, viendo el "molusco" de la información latinoamericana, por una razón muy sencilla: las autoridades venezolanas tomaron una decisión libre y soberana de cerrar la frontera, para salvaguardar los intereses de un país, golpeado por el contrabando y el bachaqueo en perjuicio de la inmensa mayoría de sus habitantes; por la otra parte, las personas expulsadas son indocumentados, y en ninguna parte del mundo se puede vivir sin los documentos en regla, la excepción parece ser el fallecido premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez, como lo hace ver en su libro (Cuando era feliz e indocumentado) .

Este grave problema fronterizo, sirve para conocer hasta qué punto se presenta el caradurismo en muchos compatriotas, solamente por hacerle oposición al gobierno, sin importarles los intereses de la nación; por eso no es extraño verlos aplaudir, cuando cualquiera selección deportiva cae derrotada; pero además se frotan las manos al leer o escuchar por algún medio noticioso, la forma tan peligrosa, como descienden los precios del petróleo; ¡mayor cinismo imposible!.

La profesora Montero, se encuentra viviendo del pasado, cuando cualquiera persona tocaba una puerta, pidiendo un poquito de azúcar y le regalaban un kilo. Todo el mundo conoce el éxodo de los colombianos, hacia nuestro país, en los últimos años, sobre todo los más pobres; por algo en estos momentos se habla de casi 6 millones, viviendo a lo largo y ancho de la patria de Simón Bolívar. La mayoría han hecho su vida de una manera digna, contribuyendo con su cultura a estrechar lazos de hermandad, recordándonos en parte una de las grandes ilusiones del Libertador, acabar con las líneas divisorias, el cual ha traído conflictos en todo el mundo.

Por eso debemos leer la historia de ambos países, más en estos momentos, cuando el visionario documento "La carta de Jamaica" se encuentra cumpliendo 200 años, una verdadera lección de nuestro Libertador a los pueblos de la tierra. Nadie le está pidiendo a la profesora Montero, que comulgue con la política del Presidente Nicolás Maduro, pero no salga, como los toreros con la montera en la mano, para brindarle la suerte del país a los opresores de siempre, uno de los grandes peligros de estos momentos, más cuando los problemas de los emigrantes tienen alarmados a todo el mundo, sin solución a corto plazo, porque todo tiene una sola razón: las grandes desigualdades sociales.



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Narciso Torrealba


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