Desclasificando historias

Desde la estación Mayakovski de la línea 2 del Metro de Moscú se recorrían: la Bielorrusia, Dinamo, Aeroport y Sokol, al ascender a la calle, muy cerca se encontraba el edificio donde funcionaba la Escuela Internacional del Partido Comunista de la Unión Soviética para los camaradas de todo el mundo.

Era ejercicio de internacionalismo en la formación política de militantes, que luego reproducían esos conocimientos al retornar.

Había un curso de ruso, las clases se impartían en este y otros diez idiomas de acuerdo al origen los cursantes. La biblioteca poseía libros en 14 lenguas extranjeras, y estaba dotada de periódicos y revistas al día de cien países.

El grupo que salió de Venezuela en 1968, lo formábamos unos 25 militantes: de Miranda, un grupo del municipio Moran del estado l.ara, Caracas Zulia y Apure: obreros, campesinos, profesionales, y ex combatientes de las guerrillas de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Venezuela FALN, como el comandante Tirso Pinto, a quien atendieron secuelas de heridas que había recibido.

Junto al alto nivel curso y sus docentes, se conocían e intercambiaban experiencias con representantes de partidos de muchos países. En esos encuentros, por solidaridad, los venezolanos donamos una bicicleta a los cursantes de Vietnam, vehículo muy usado en la guerra contra la invasión gringa.

El programa incluía recorridos por el país, entre otras ciudades se visitó a Stalingrado y Leningrado. Al lado de las vivencias del socialismo real, se pudo conocer in situ y con sus actores la lucha de esas ciudades en la Gran Guerra Patria.

Leningrado estuvo 900 días sin líneas para recibir alimentos y armas. Bajo el asedio, excavaron para enterrar obras de arte de El Ermitage y otros museos, buscando se conservaran ante el inminente arrase de la ciudad, pero triunfaron.

En Stalingrado ciudad esteparia, la batalla fue la más cruenta en toda la historia, allí se derrotó al ejército de Hitler. En un día, el lugar más elevado de la ciudad, la colina Mamayia Kurgan de 102 mts, pasó de manos soviéticas a germanas y viceversa en diez oportunidades.

En las riberas del río Volga, 23 años después, encontramos esquirlas, cartuchos y otros restos físicos que mostraban la intensidad de los combates.

No hay cifras de definitivas de las víctimas en la II Guerra Mundial, pero se sabe de 49 millones de muertos, de los cuales más de 26 millones fueron de la patria de Lenin. Así, hace setenta años el pueblo soviético y su ejército, salvaron al mundo del nazismo, merecen el máximo reconocimiento.



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Pável Rondón


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