Culpar al herido de la cuchillada que le asestas, ya no funciona

Coordinadora llora su orfandad

La oposición cometió un crimen de lesa patria y no avanzó un milímetro en
dirección a su objetivo. Internacionalmente, su desprestigio es clamoroso.
Sin saber cómo bajar del tigre de la ignominia en el que se montó, ahora
ofrece "flexibilizar" el "paro". Es la concesión del verdugo que promete
ahorcarte con una soga menos áspera. No se puede flexibilizar lo que no
existe porque al tercer día, el tal paro se cayó. Quedan las consecuencias
de un sabotaje insensato que padecerán varias generaciones de venezolanos.
Después de la puñalada, anuncian suavizar el puñal.

Culpar al herido de la cuchillada que le asestas, ya no funciona. El pueblo
tiene a flor de labios -y los espeta y escupe en las colas- los nombres de
los responsables de sus penurias actuales. Los golpistas son inocentes. La
coordinadora, cándida. Los francotiradores, demócratas. Los piratas de
barcos, héroes. Como con todo no se terminan de creer sus mentiras, pagan
encuestas chimbas para decir que el 230% del país los mira con simpatía. Y
sin embargo, dudan. ¿Nos creerán?

Recordaba por estos días el relato del gran escritor mexicano Carlos
Monsiváis, en el que un niño asesina a su mamá y su papá y luego, ante la
corte, pide clemencia al juez porque él no es más que un pobre huérfano. Así
ve usted que quienes paralizaron la industria petrolera y causaron daños
inimaginables a las presentes y futuras generaciones, reclaman que les
pellizcan sus derechos humanos; los militares golpistas que en abril
disolvieron el Estado, claman en nombre de la Constitución que abrogaron de
un tajo; los marinos que se apropiaron de barcos y los fondearon y dañaron,
invocan su "debido proceso" que, de paso, se les cumple con creces.

La coordinadora arubófila (deseo anormal y maniaco por Aruba) degüella a su
madre y luego se queja de ser una infeliz huerfanita. Los medios se
encadenan para que el llanto de la matricida sea nacional. A las seis de la
tarde, los dos Fernández y Ortega denuncian ante el país, en su parte de
guerra, a la ingrata madre porque tardó en dejarse matar. Luego perifonean,
con monotonía de grillo, lo que es ya un ritornello: Chávez es el culpable,
Chávez es el.(bis), etc. Como si fuera poco, frente los muertos que sus
huestes matan, se declaran en luto activo y hasta enjugan una lágrima de
piedra. Todo eso, antes de asaltar la funeraria donde los velan y lanzar
lacrimógenas contra los familiares de los difuntos, blancos de sus balas y
de su luto.

Ahora ofrecen "flexibilizar" la estrangulación y la conjura. Dios ampare a
nuestra patria de la flexibilidad de sus verdugos. Verdugos que minuto a
minuto lloran y se venden -y nos los presentan- como víctimas. Cuídate de
sus lágrimas.

P.S: No es común que los jefes de un paro-sabotaje de la envergadura del
que azota Venezuela, se tomen unos días para dictar charlas y clases
magistrales en el exterior. Ese es un tour raro. A Ortega y Fernández, sin
embargo, les dio un arrebato académico y se marcharon a darles conferencias
a los gringos. En Harvard y Yale están intrigados. Los de la coordinadora,
confundidos, se preguntan: ¿Los llamaron para regañarlos por ineficaces?
¿Fueron a pedir una prórroga del tiempo que les fijaron? ¿O viajaron para
buscar nuevas instrucciones in situ?

Otrosí: Estados Unidos, ante el golpe de abril, jugó un papel no muy
amistoso. Ahora aparece en el grupo de "amigos". Con friends así.


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Earle Herrera

Profesor de Comunicación Social en la UCV y diputado a la Asamblea Nacional por el PSUV. Destacado como cuentista y poeta. Galardonado en cuatro ocasiones con el Premio Nacional de Periodismo, así como el Premio Municipal de Literatura del Distrito Federal (mención Poesía) y el Premio Conac de Narrativa. Conductor del programa de TV "El Kisoco Veráz".

 earlejh@hotmail.com

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