SIMADI, ya tenemos la decisión. Falta ahora la técnica y la tecnología

En artículos anteriores había estado dando algunas recomendaciones de cómo acabar con la guerra económica. Reconozco que la decisión del SIMADI, al menos toma una de esas recomendaciones. Falta ahora no dormirse en los laureles y el ejecutivismo y dejar las cosas para que sean los "privados" quienes controlen el flujo y almacenamiento de la DATA que generará este nuevo mercado de divisas. Además de las divisas en sí.

Aunque estoy en contra de que se le dé a los privados la "potestad" de ser intermediario, ya que no confío en esta red de casas de cambio y bancos. Nos han demostrado estar en la punta de lanza, subrepticiamente, de la guerra económica. Hubiese preferido comenzar con los bancos del estado como intermediarios, al ver como se mueve, entonces abrir la posibilidad de los privados con un tiempo de prueba de 3 meses. Pero después de ver que los bancos del estado son insuficientes, aunque no lo creo.

Como quiera, ya la decisión está tomada. Ahora, la pregunta es: ¿Cómo lo van a hacer?

Porque si queremos "tener control" debemos crear el control. Y es aquí donde vuelvo como el perro arrepentido (como decía el chavo del ocho), con la consecución de una poderosa y versátil herramienta de control. Un Sistema informático bien construido.

Existen ya programas de estos para el control de divisas. Algunas casas de cambio lo tienen. Solo que lo pienso desde el punto de vista del estado.

Permítanme graficarlo:

"Imagínense que cada casa de cambio o banco funcione en la práctica como si fuese una caja registradora de una gerencia superior. Imaginemos un abasto bicentenario (BCV) en cuya gerencia están los servidores que sirven de almacén y soporte para el sistema informático de las cajas registradoras (bancos y casas de cambio), o sea, cada banco o casa de cambio se va a ingresar no a su sistema, sino al sistema del BCV o SIMADI o aquella institución que designen para este control, y desde allí hacer todas las operaciones.

La data que resulte estará en ambos lugares, en el banco o casa de cambio y en la gerencia de la institución contralora. Lo que quiere decir que el estado siempre sabrá de cada operación que se realice, a quien se le hace, por cuanto lo hace y cuantas veces lo hace.

De esta manera sabemos cuántos dólares venden y cuantos dólares compran.

Hay sistemas incluso que digitalizan hasta la imagen billete por billete, porque cuando surge un billete falso, se sabe que institución lo recibió, quien lo aceptó, a qué hora, en que banco y que día.

Sin esta herramienta de control, volvemos al punto de inicio. Las deformaciones de los programas, instituciones y ministerios son, en gran medida, porque no existen controles de alta gerencia ejecutiva moderna.

En la oficina donde se generará esta data, deben estar analistas que procesen esta data y estén prestos a emitir alertas tempranas con respecto a los movimientos que se capten.

Del mismo modo debemos tener en tiempo real los movimientos de las cuentas en divisas que abrirían quienes pretendan participar en el SIMADI y debemos tener también los movimientos en divisas de los bancos y casas de cambio a quienes debemos obligar a abrir sus cuentas para que depositen los movimientos de las operaciones que realizan.

Repito, si queremos que funcione y no se desvíe hacia otro lado, debemos actuar con nariz de sabueso. Debemos ser más inteligentes. Ser previsivos. Ser desconfiados. Recordemos que aun estamos en guerra, que debemos ser astutos como las serpientes. Pero, sobre todo. Debemos estar conscientes que esta gente (las casas de cambio y bancos) no nos perdona el hecho que le quitamos el negocio redondo que tendrían. Es como darle un plato de comida a un hambriento que tiene 2 días sin probar bocados.



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Joel Romero


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