Revolucionario, corrupto, reformista y después contrarrevolucionario

En el libro "Cien horas con Fidel" cuando se refieren al caso del general Ochoa, Ignacio Ramonet formula dos preguntas a las cuales el comandante Fidel da respuesta, que como en todo el libro son muy aleccionadoras, pero en este momento traigo estas dos a propósito del tema de este artículo.

"Ramonet: ¿Habla usted del ministro Abrantes?

Fidel: Si, lo conocí cuando estaba en mi escolta y luchó. ¡Ah!, pero el poder es el poder. Quizás la lucha más importante que tiene que librar alguien que tenga poder, es la lucha contra sí mismo, la lucha por autocontrolarse. Quizás sea una de las cosas más difíciles.

Ramonet: ¿Contra la corrupción que favorece el poder?

Fidel: Contra la corrupción, e incluso contra el abuso de sus prerrogativas. Hace falta una conciencia muy bien formada y muy fuerte, porque he visto a la gente envanecerse y usar el poder incorrectamente; la tendencia al uso incorrecto del poder es algo que usted tiene que observar mucho."

Hace falta realmente una fortaleza moral inquebrantable para no caer víctima de las tentaciones que permanentemente están rondando el poder, es tener una profunda convicción ideológica que nos permita en todo momento estar claro que el cargo es una responsabilidad dada por y para el verdadero poder que es el pueblo trabajador. Y más en una sociedad como esta donde han existido grandes desigualdades sociales, exclusiones, resentimientos, amén de una cultura rentista donde el estado he visto como el medio de enriquecimiento rápido y por consiguiente una vía de acenso social.

Lamentablemente nuestra patria está cargada de hechos donde heroicos hombres han terminado tristemente desandando sus pasos hasta quedar olvidados en el basurero de la historia y en todos, el uso indebido del poder para satisfacción propia ha sido la motivación fundamental. Caso emblemático el del general Páez donde la corrupción y el ansia de riqueza material, lo llevo a convertirse del Centauro del Ejercito Libertador a un despreciado oligarca y latifundista.

La corrupción gubernamental influye política e ideológicamente en aquellos líderes o funcionarios públicos incursos en ella. Se inicia la metamorfosis, comienzan moderando las posiciones contra el enemigo de clase, desechan las medidas radicales argumentando que son nuevos tiempos; pero en verdad el reformismo como la antesala a una posición contrarrevolucionaria ya se convirtió en su razón. Y todo esto por dos motivos; uno, porque la corrupción se convierte en una red de complicidades, de intereses, de un estado paralelo donde ya el corrupto no puede abstenerse; y dos porque el funcionario ha llegado a obtener tanta riqueza material ilícita que ahora luchara en contra por defender sus nuevos intereses. .

El uso incorrecto del poder, la utilización de las funciones públicas en beneficio, económico personal o de otra índole no solo destruye éticamente a quien ejecuta esta práctica sino que puede frenar o hacer fracasar cualquier intención colectiva como lo es una revolución. La corrupción no castigada y generalizada entre los líderes destruye la moral de la tropa y con una tropa desmoralizada, desmotivada, decepcionada, cualquier escuálido enemigo se convierte en poderoso.

Abrebrecha y después hablamos

José Ovalles



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José Ovalles


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