Al infierno capitalista se llega paso a paso

Todas las revoluciones derrotadas han retornado al infierno capitalista paso a paso, los primeros tramos se transitan imperceptiblemente, parece que no harán daño, que no acarrearán malas consecuencias. Piensan que se podrán usar “las armas melladas del capitalismo” sin tener efectos colaterales, y luego, en un futuro, regresar al campo revolucionario. Se inventaron fórmulas justificadoras para amparar esta actitud: “es algo momentáneo”, “una pausa para recomponer”, “las condiciones no dan para más”, “después avanzaremos”, y en nombre de la paz avanzaron hacia el matadero.

La historia ha desmentido todos estos intentos, todos han terminado en capitalismo. Sin embargo, se usan como excusa para torcer el rumbo: los chinos lo hicieron, Lenin lo propuso, otros lo hacen, etc. Nunca se habla de los resultados desastrosos, de lo peligroso de ese camino.

Un paso en la dirección incorrecta, si no se corrige a tiempo, sin rectificación, condiciona otros pasos errados y estos alimentan otros en la dirección equivocada. Y cuando nos damos cuenta, hemos perdido la vergüenza y sólo nos queda buscar algunas hojas de parra retóricas para ocultar la entrega.

Esta revolución corre riesgo de desviar los pasos, ya es evidente que vamos por camino capitalista, esto es cada vez alertado por más personas, por escritores, voceros. No obstante, algunos se pliegan y se resisten a ver lo que la realidad les tira en la cara, otros voltean para otro lado, los más audaces dicen que vamos bien. La realidad es enmascarada para poder dormir tranquilos, pero ésta, tenaz, aflora a la vista.

En esta situación que nosotros mismos hemos labrado, en esta encrucijada, ¿cuáles son las posibilidades futuras? Estudiemos.

¿Cómo llegamos hasta aquí?

Empezó con conversaciones con los altos empresarios, estos fueron recibidos por el gobierno y planificaron juntos elevar las fuerzas productivas, ese fue un paso. Se dieron los dólares y se los robaron, aparecieron deudas… sigue el desabastecimiento.

Otro paso fue llamar a los oligarcas a un diálogo. Se reunieron, se abrazaron, compartieron sonrisas, se tomaron fotos. Ahora combatimos todos a la inseguridad que no amaina en los medios…  las fuerzas productivas no se elevan, a los dólares robados y al desabastecimiento se suma el ataque despiadado de los oligarcas y la confusión espiritual de nuestra base social que no comprende el maridaje con el enemigo.

Otro paso es el llamado a la paz. Las fuerzas productivas no se elevan, ahora a los dólares robados y al desabastecimiento se suma el ataque despiadado de los oligarcas, la confusión espiritual de nuestra base social  y los ataques violentos a objetivos políticos que vigorizan la base oligarca, la estimulan, la lanzan a la calle.

Ya el enemigo oligarca asoma un nuevo paso en el camino al capitalismo, hacia yugular la esperanza socialista: ¡Proponen gobierno de concertación! Con descaro lo hace el agente dieterich y lo hace el masista puchi. Ahora, a todos los pasos anteriores sumarán el cadáver del sueño socialista. Después buscarán justificaciones, dirán que fueron los colectivos o la ultraizquierda, estos textos, Aporrea… nunca que la causa fueron los pasos errados, los coqueteos, las armas melladas.

Nos atacan por dos flancos. Uno, la violencia sobre objetivos políticos, las trancas, las marchas y, posiblemente, acciones cruentas de desestabilización, preparación de un golpe. Y frente a esta amenaza, la paz, la concertación, sin Socialismo. La excusa es aislar a la ultraderecha y de pasada yugular al Socialismo, dejarlo para después, para cuando pase la emergencia, como en Rusia, como en Pekín.

Así al Socialismo si no lo agarra el chingo la agarra el sin nariz, en cualquier caso lo entierran.

¿Qué hacer?

Rectificar, rectificar, aún hay tiempo. Recoger los pasos, reflexionar, tener el coraje, la inteligencia, de convocar al pueblo a la verdadera batalla: construir una sociedad que supere al capitalismo. Desechar la ilusión de conseguir buen vivir, paz,  dentro del capitalismo. Desechar la ilusión de los pactos con el diablo capitalista.

¡Sin Socialismo no hay Maduro, sin Maduro no hay Socialismo!



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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