La agricultura no espera actos

          Agricultura, madrecita agricultura. Madre de tantas revoluciones. Fuego, cobijo o sustento de todos los hombres  y mujeres de este infeliz mundo. Brújula de estas tierras bolivarianas durante mucho tiempo, aun y cuando sobre la tierra se cometían los peores desmanes contra la existencia a gracias del latifundio. Latifundio español, latifundio siglo XIX, latifundio Páez, latifundio Gómez. Latifundio.

          Agricultura, de vigencia a rémora,  te dejaron en un rincón del viejo olvido. Algunos dicen que a causa del petróleo, otros dicen que a fuerza de flojera y barrigas llenas. Sin importar la causa, te hemos visto abandonada. Te hemos conocido huérfana, sin tecnología ni mecanización, solo con el rudimentario traste de chimo que te juró venganza de cuanta plaga en jaque te ponía.

          Agricultura, cuanto te debemos hoy aun. Y mucho tractor que te hemos dado, y muchas manos para que te formen, te preñen, te críen; cuantas semillas que manos sabias en ti han dejado en estos días, cuantas ganas, cuantas esperanzas. Y aun, madrecita agricultura, madre pan y madre vino, no te comprendemos. ¿Qué será lo que nos pides? Quizás es técnica la que nos pides. Técnica, para que la leche siga siendo leche y no corramos a hacerla queso. Técnica, para que tus rubros paran más en menos tierras. Técnica, para que aguantemos juntos y más fuertes, todas esas plagas, soles y sequias. Técnica, para resguardar tus cereales, para darle frío a tus hortalizas, para tratar tu café y tu cacao. Técnica, al fin técnica es lo que nos pides, además de sentimiento y amor, porque también la indolencia de algunos hombres y mujeres te hacen daño.

          Hemos hecho mucho por ti en esta lucha vieja, en esta vieja marcha que llamamos revolución, y aun así, repito, te debemos mucho hoy. Y quizás te debemos conexión, compromiso, sentimientos hijos de la experiencia de tu contacto. Aun hoy no entendemos tus tiempos, esos rígidos y duros tiempos que no pueden esperar por nada. No entendemos tus tiempos, y te hacemos esperar al hacer esperar al hombre y la mujer que te cuidan y complacen.

           Cómo te hacemos entender que aun cuando la burocracia dice si, lo político dice: espera. Cómo hacerte entender, dulce y paciente agricultura, que aun cuando disponemos de todo para darte, existe una ceremonia política, un protocolo, un acto, una puesta en escena que, de no darse por la falta de una autoridad que lejos está esta de ser quien te trabaja directamente- se suspende o se pospone,  dejándote así sin la entrega de los elementos que te dan vida.

          ¿Podrás tu entender eso, madrecita agricultura? Bien sabemos que en tales actos queremos decirle al mundo cuanto te queremos, cuanto te estamos recuperando, cuanto te atendemos y, al igual que a ti, al campesino, ese viejo protagonista de revoluciones. Pero por la realización o no de un acto, pues no podemos hacerte esperar. Por eso digo, seguimos sin entender tus tiempos.

          Llegará el día en que todos entendamos tus tiempos, y ya no habrá actos que retrasen la entrega de tu semilla, del agua, de tu nutriente y vitamina. Llegará el día en que como acto se entienda la imagen de las manos tocándote, formándote, haciéndote, prueba irrefutable y convincente mucho más- de que vives y te sientas a la cabeza de la mesa prioridad.

          Agricultura, hay que entenderte, pues eres tu libertad, soberanía, descolonización, autodeterminación y sustento de nuestros pueblos. Contigo y solo contigo es romper el maleficio de la mono producción, de la eterna dependencia, de la neo esclavitud.

 



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Francisco Ojeda


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