Según Ignacio Ramonet, en su obra “La Tiranía de los medios”, cuando los ingleses descubrieron el poder de la imagen durante la guerra de Vietnam, se tomaron las previsiones para que la guerra de las Malvinas no fuese televisada, y posteriormente los norteamericanos hicieron lo suyo durante la primera guerra contra Irak, convirtiendo ese hecho noticioso prácticamente en un “reality show”. Mucho se ha escrito desde entonces, pero actualmente están sucediendo cambios tan rápidos en los medios de comunicación, que cualquier ensayo por más agudo que sea será anacrónico en un par de segundos.
Algunos cambios nos dejan totalmente incrédulos y limitados para captar la veloz y constante metamorfosis. Por ejemplo, durante el golpe de abril del año 2002, los canales privados hicieron historia por negar la información a los venezolanos, por manipularla y por violar de la A a la Z el Código de Ética del Periodista Venezolano. Sin embargo, tiempo después, en un hecho minimizado, el único canal cerrado durante abril de ese mismo año, imita tal comportamiento ocultando las manifestaciones de un grupo de personas (sin importar la cantidad) que exigían el regreso del programa Dossier.
Afortunadamente el viceministro reconocería tal decisión como un error por parte de la gerencia del canal 8 (VTV). Sin ocuparnos de hacer juicios de valor, por tales decisiones u opiniones, observamos, como a pesar de los constantes reclamos y exigencias de un sector de los venezolanos por el cierre de ciertos programas y medios de comunicación, al considerarlos como agentes instigadores a la rebelión, únicamente es cerrada la televisora comunitaria Catia TV, y su presidenta de entonces, posteriormente estaría relacionada con la salida del aire del programa Dossier. Pero no se trata de contradicciones, sino de cambios rápidos imperceptibles al raciocinio humano. Siempre se ha rumorado el inminente cierre de la prensa nacional, llámese Universal, el Nacional, etc, presuntamente por sus constantes deformaciones de lo que debe ser un periodismo responsable. Sin embargo, en una sola semana se cierran tan solo en una región, estado Bolívar, cuatro diarios de circulación regional, Expreso, Diario de Guayana, Progreso y Nueva Prensa, ¿las razones?, presuntamente por problemas con algunas facturas.
Otros cambios a gran velocidad, ocurre en el campo laboral, por ejemplo en el estado Zulia existen alrededor de cinco escuelas de comunicación social, de las cuales egresan cientos de periodistas al año, que por carencia de plazas de trabajo, deben emigrar hacia otras regiones, como por ejemplo el estado Bolívar, región que presenta alrededor de seis diarios con más de diez años de historia en su mayoría, y que ofrecía muchas oportunidades de trabajo. No obstante, tan solo en Puerto Ordaz ya existen tres escuelas de comunicación social, de las cuales ya comienzan a egresar periodistas que a la vuelta de dos o tres años, deberán emigrar a otras regiones con menos competencia. Todo esto ocurre sin que se produzcan cambios estructurales en la protección laboral de los periodistas, que sigue sin un sindicato o colegio que los ampare y los proteja, amén de lo que argumenten algunos sectores de la prensa que odian la verdad.
Otro cambio ocurrido en los medios, se presenta con nuevas estructuras jurídicas como la Ley de Responsabilidad Social, la cual abre espacios a la producción nacional independiente y plantea nuevas reglas de juego para erradicar el monopolio y lo que vulgarmente conocemos como roscas. Pero los cambios no se dan por arte de magia. La televisión venezolana es deficiente en sus contenidos y sus producciones, vengan del sector privado u oficial. Existe una tendencia en el sector oficial por hacer programas de análisis periodísticos, y pudiera decirse ingenuamente que repitiendo la fórmula de la Hojilla con algunas variaciones. Esta tendencia no es gratuita, pues existe una gran demanda de un periodismo serio. Y la gente quiere saber y entender que se esconde detrás de la noticia. Ni hablar de Telesur, proyecto orientado a satisfacer una demanda a gran escala en el periodismo latinoamericano. En más de diez años, era insólito que la única visión de nosotros proviniese de CNN. En internet son más veloces los cambios, pues me atrevería a decir que aporrea.org es una referencia de información oficial con mayor credibilidad y visitantes que la Agencia Bolivariana de Noticias.
Es curioso que hasta el presidente afirme públicamente “seguimos fallando en la estrategia comunicacional”, y no es para menos, pues los cambios se están dando a una velocidad que parece no permitir el análisis, la planificación y mucho menos la evaluación de resultados. Algo está ocurriendo en los medios de comunicación en Venezuela y en el mundo. Quizás el periodista como lo conocemos hoy día está en vías de extinción, o quizás no, quizás sea su verdadero renacimiento. Quizás estamos ante la caída de un imperio, de una rosca, de un monopolio, y hasta los chismosos de farándula han prestado atención al tema. Observe con atención lo que lea, vea y escucha, y pregúntese ¿qué está pasando en los medios?.
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