LA COLUMNácida

Viejas y nuevas tribus

Desafortunadamente se ha venido cumpliendo lo que hemos pronosticado en materia religiosa. Desde hace muchísimos años atrás se denunciaron estas andanzas de las llamadas “Nuevas Tribus” en Venezuela. Han formado desde que vinieron por vez primera, una avanzada intervencionista en nuestro país, recabando información preciosa sobre nuestra Amazonía. Y no han incursionado solamente en Venezuela. En los libros de geografía que estudian los jóvenes norteamericanos aparece una inmensa zona que toma espacios de Venezuela, Colombia, Brasil y Ecuador, y que forma la llamada Amazonía. Pues bien, a estos estudiantes se les dice que esa zona pertenece a los Estados Unidos, porque dizque desde la ONU se le ha encargado a esa primera potencia militar (y brutal) del mundo a preservar ese pulmón del planeta, pleno de biodiversidad, de agua y de recursos minerales también, como ninguna otra parte del planeta. Por vez primera un gobierno venezolano se atreve a tocar a estos invasores que espían a favor de los grandes intereses transnacionales. Y no crean que porque Chávez dio la orden de desalojar el país y encargarle a la FAN su extrañamiento, se han ido. No señor. Están reacios a cumplir la orden presidencial y han recibido apoyo de otros grupos de evangélicos que pululan en el país y que bajo el cobijo de este gobierno han crecido como monte, gracias a la idea desarrollada por algunos, de bajarle el copete a la jerarquía (y a la religión) católica. Ya yo lo había dicho y escrito, a través de esta ventana y a través de aporrea.org (donde al parecer también existen vetos y censura previa). Había predicho que cuando se afinaran las políticas que nos acercaran al socialismo, íbamos a tener a esos grupos religiosos evangélicos enfrentados a la Revolución. Y así ha comenzado a ser. Pero nuestro gobierno no debería echarse para atrás. Debería, por el contrario, afianzar las medidas en contra de estos grupos cuya principal finalidad es saquear dineros del estado y de los pobres creyentes de esas fantasías religiosas, para enriquecer a unos cuantos vivos y embobecer a otro montón de pobres, que serán los nuevos contenedores y sostenedores de estas invasiones mentales. Así como el gran jefe ordenó sacar a los miembros de las “Viejas Nuevas Tribus”, debería continuarse con ese proceso, sacando a las novedosas “Nuevas Tribus” que han tomado el control de casi todas las finanzas del Estado, luego de ponerle la mano con sus organizaciones locales y sus vínculos y asesorías imperiales, a Banfoandes, a Cadivi y a Bandes. Creo que es hora de acabar con la potencialidad que tienen esas instituciones para comprar conciencias con dineros que son de todos los venezolanos, y que no harán otra cosa -más temprano que tarde- que enfrentar ferozmente a la posición ideológica del gobierno venezolano, puesto que esas organizaciones tienen su génesis en el seno del imperio del mal, que dirige Mister Danger y que -precisamente- pretende recuperar el dominio que tenía de nuestro país y apoderarse de nuevo de sus recursos infinitos. ¡Ojo, Presidente!, que las posiciones se radicalizarán y ya eso comenzó a verse. Hasta abogados de otras organizaciones evangélicas han puesto a la orden de las Nuevas Tribus para conjurar la orden que usted ha dado.

Hágase la luz

En Venezuela, las tarifas de electricidad -que a muchos nos parecen altas- son de las más bajas del continente. En países hermanos, como en Colombia y Perú, alcanzan el doble y el triple de lo que aquí, gracias a los procesos de privatización de las empresas de servicios que venden ese tipo de energía. Y en países como Perú, los que no pueden pagar, sencillamente no tienen energía eléctrica en sus viviendas. No como en Venezuela, que la mayor parte de la población empobrecida y aumentada en pobreza durante los nefastos años de la cuarta república, se guinda como puede y no paga tarifa alguna. Cuando se inició el gobierno revolucionario, en el 99, hablábamos de la irresponsable negligencia de los últimos gobiernos puntofijistas que durante trece años dejaron de invertir en ese sector, tan importante para cualquier país en crecimiento. Fue cuando Carlos Andrés Pérez, inició -al estilo Ménem- la privatización de la industria eléctrica. Entonces ni se culminó ese proceso (menos mal!) ni se invirtió más en el sector, pensando tal vez que algún día se concretaría la privatización. Pero...”llegó el Comandante y mandó a parar”, como dice la canción. Ahora algunas autoridades hablan de una desinversión de veinte años(!). O sea que -según eso- las inversiones importantes comienzan a hacerse ahora. Bueno, pues será decir que más vale tarde que nunca. Lo cierto es que arrastramos un retardo en ese campo que nos llevará muchos años para alcanzar a cubrir las necesidades que demanda el país. Desde el complejo de Guri emana alrededor del 70 % de la energía que consume Venezuela. Esto ha aumentado un poco con el desarrollo de Caruachi y crecerá con la concreción de Tocoma. Pero desde años inmemoriales existe una especie de “cuello de botella” que no permite una mayor capacidad de paso de energía eléctrica desde centro-occidente hacia Los Andes. Y el denominado Complejo Uribante-Caparo, donde se montó una de las ollas de corrupción más grandes durante “la Cuarta”, no se culminó y hasta hace poco es que “se le ha metido el diente”, para entonces tener un panorama que nos dice que cuando se termine, o antes, habrá que instalar otra súper-planta a gas o gasoil, para complementar lo que bote el citado complejo puesto que el crecimiento del país y de esa zona en particular, a pesar de ser aún “timido”, demandará mucho más de lo que como capacidad de punta, tiene Uribante-Caparo. Por eso en Los Andes y en Barinas los apagones son constantes y sus habitantes se lo pasan mentándole la madre al gobierno. Pero eso sí, la súper-planta debería encargarse de una buena vez, porque los fabricantes tienen clientes en cola y se tardan algunos años en poner alguna a disposición. Lo más reciente -relativamente- es que le vendemos energía eléctrica a Brasil. Pero le compramos -increíblemente- a Colombia, hacia donde vendíamos antes. ¡Y a través de las mismas líneas instaladas! Todo ello culpa de los gobiernos anteriores y de que mientras nosotros nos estancamos, sobre todo en el gobierno de Caldera (cuando de la planificación económica y las finanzas se ocupaba Petkoff), los colombianos avanzaron en ese campo, luego de pasar las verdes y las maduras...

Campaña para ahorrar energía

El propio Presidente de la República debería encabezar una campaña, revolucionaria, para que los venezolanos dejemos de despilfarrar energía. Eso de que en el Zulia gastan tres veces más de lo que gastan los demás venezolanos es viejo, y viene de una especie de perversión dejada por las empresas extranjeras explotadoras y saqueadoras de nuestro petróleo. Estas cuando se instalaban en los diversos campos y campamentos que “montaban”, se proveían de plantas eléctricas desde las cuales regalaban la electricidad a los pueblos “fantasmas” o no, que se congregaban alrededor de sus instalaciones. Y los zulianos se “acostumbraron” a que eso era gratiñán. Amen de que ese importante estado del país es uno de los más calurosos y los aparatos de aire acondicionado se adquieren como parte del mobiliario normal de cualquier casa. Pero deberíamos lanzar una campaña en la que se estableciera como conducta revolucionaria, el Ahorro. Si lo que caracterizó a la Cuarta República fue el despilfarro, la Revolución debe inducir al ahorro como valor social.

Por otro lado, la caña de beber

Según datos que le leo al médico cardiólogo Francisco Rivero V., el consumo de bebidas alcohólicas en Venezuela es de 84 litros por persona, anualmente, y creciendo en casi 5 % cada año. En cambio se toman 76 litros de leche por persona y por año, con tendencia a la baja. También nos dice que únicamente en el renglón cerveza se producen en el país alrededor de 2000 millones de litros anualmente. O sea que estamos en los primeros lugares como bebedores de caña en América Latina. Y eso, por supuesto, además de exacerbar nuestro culto por el alcohol y el otro culto tan importante en nuestro país como lo es el “hacer ruido” (contaminación sónica que llaman), se asocia a los altos índices de violencia en los hogares y las altas tasas de morbilidad y mortalidad presentadas a través de suicidios, homicidios, inducción a otras drogas (más letales), y accidentes viales que compiten por el primer puesto como causa de muerte en el país, además de aumentar las cifras de violaciones y atracos, que también producen muertos a granel. Lo grave es que la ingesta de alcohol en niños y jóvenes (entre 10 y 20 años) se nos presenta como uno de los problemas más graves que se observan. En los programas de rescate o de rehabilitación del acoholismo, el 14 % de los casos son mujeres, y el 84 % hombres, dicen las fuentes de “Alcohólicos Anónimos”. El consumo de alcohol atrae además, patologías muchas veces mortales como la cirrosis hapática, la pancreatitis, el cáncer digestivo, trastornos mentales y neurológicos, la neumonía y otros procesos infecciosos, impotencia sexual y alteraciones menstruales, alteraciones corporales en los fetos y en el desarrollo sico-motriz de los recién-nacidos. Y si a esto le sumamos los problemas sociales que acarrea, como disolución de la familia, pérdida del trabajo, pobreza, bajo rendimiento en los estudios, prostitución, delincuencia y aumento de la indigencia, pues el cuadro que tenemos no es el mejor que digamos. Ya con la Ley Resorte se le puso un cerco a la publicidad a favor del alcohol, pero creo que debemos hacer más. Y así como se le pone coto a los cultos religiosos como los de la Nuevas Tribus, ingeniárnosla para ponerle coto a esos dos cultos tan arraigados en la Venezuela de hoy: Al alcohol y al ruido. Y los dos tienen algo en común: La impotencia sexual, sobre todo en el hombre. Con una ventaja el segundo culto: Que cuando la mujer se queja porque el tío no puede, éste no la oye. Porque ya está sordo de bola. Nos leemos en dos semanas... Ciao!

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Manuel Rugeles


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