Contra la Corriente

Con lo mío, mío, mío…

A no ser porque es música llanera, y allí ese género no tiene demasiado punch, la canción que popularizó a Cristina Maica –“con lo mío, mío, mío… con lo mío no se meta”- pudiera servirle de jingle a la nueva moda política de la clase media informada.

Sí, después de transitar por una diversidad de inminentes peligros –como el ya demodé lavado de cerebro a los niñitos en los colegios- ahora la moda es hablar de la acechanza que gravita alrededor ya no de los hijos, sino de los bienes adquiridos con tanto esfuerzo por los venezolanos de buena familia.

Hay quienes se lo toman a chiste –“decreto 69: mujer que no sea atendida por su marido se considerará baldía y cualquiera podrá ocuparla para hacerla productiva”- y otros tan en serio que no pueden dormir por el miedo a que el Estado les quite sus cuatro cachachás: el apartamento de la playa, la Terios del hijo adolescente, el televisor de 60 pulgadas y el Orbitrek tendedero, donde nadie se ejercita, sino que cuelga la ropa.

Para algunos es algo dramático, porque racionalmente entienden que eso no es improbable, sino imposible, pero sus miedos, que vienen del colegio, son más fuertes que la razón. “Buuu: ¡ahí viene el coco!… ¡ahí viene Fidel Castro!”.

Para otros no es más que una pose. Conscientes de que sus cuatro cachachás jamás llegarán a equipararse con los bienes del dueño de La Marqueseña -que para colmo terminó negociando con el gobierno-, los predicadores de la nueva moda se hacen los aludidos, amenazados e indignados cada vez que Hugo Chávez fustiga al latifundio, como lo fustigó Rómulo Betancourt a mediados del siglo pasado. Total, es algo que da caché dárselas de oligarca.

La moda se ve reforzada tanto por el discurso oficial en torno al “socialismo del siglo XXI” –que da para todos los gustos- como por la campaña de miedo desatada por los nostálgicos de la Guerra Fría.

Su última producción son unos panfletos que regaron por la Cota Mil para sabotearle el esparcimiento a los trotadores, ciclistas y caminadores del domingo: “Defiende tu propiedad. ¡Vienen los cubanos! Frente por el Rescate de tu Propiedad (F.R.P.)”.

Un mensaje dirigido a la clase media (¿caminan los Amos del Valle por la Cota Mil?), cuyos atribulados integrantes están, en realidad, más cerca de los pobres que de los ricos, y no a medio camino entre ellos, muy a pesar de sus esfuerzos denodados por acercarse –o al menos parecerse- al extremo más favorecido de la escalera social.

Su peldaño real queda desnudo cuando se agota la póliza HCM. Vulnerable, ningún clase media verdadero aguanta los costos, por ejemplo, de una terapia intensiva en una clínica privada por más de uno o dos meses. Tres, cuando mucho. Su destino está al lado del pobre, en la cama de un hospital público.

Por el camino que vamos, el FRP no tendrá mucho trabajo. Ya Chávez aclaró que “éste no es un proyecto marxista”, días antes de entrevistarse con el presidente de Fedecámaras. Sin pararle a la supuesta venida de los cubanos -¿y no llegaron ya, bailando el chachachá?-, la clase media compra apartamentos, carros nuevos y DVD’s, aumentando el valor y número de sus preciados bienes. La campañita se cae, pues, por su propio peso. En realidad, lo que amenaza a la revolución no es la cancioncita esa –“con lo mío, mío, mío…”-, sino la procesión que el chavismo lleva por dentro.


Taquitos

REVELACIONES. Está próximo a salir a la venta un libro escrito a cuatro manos entre el periodista Alexis Rosas y quien suscribe sobre las peripecias terroríficas de Luis Posada Carriles. Entre otras cosas, recogemos unas declaraciones de Orlando Bosch, su compinche, al periodista Blake Fleetwood que pasaron desapercibidas aquí en Venezuela, donde confirma que él mantenía un pacto con el gobierno de CAP para el momento de la voladura del avión cubano. “El pacto iba de maravilla. De hecho, se suponía que me reuniera con el presidente Pérez el día 10 de octubre, pero entonces el avión explotó el día 6 y comenzaron todos los problemas (…). La última vez que fui llevado a juicio los reporteros se agolpaban a mi alrededor, pero no dije nada. Me preguntaron si tenía una credencial de la Disip. Lo negué, pero ya no puedo ocultarlo más. El presidente Pérez nos puso contra la pared. Vamos a acusarlo por traición. Por traición a la democracia, por traición a los cubanos, y también por traición a la causa americana. Voy a declararle la guerra al gobierno venezolano en nombre de la causa cubana. No me importa estar en prisión. Pérez es un traidor. Él estaba haciendo un pacto con Castro al mismo tiempo que hacía uno con nosotros. Si quieren llevarme a juicio, también tienen que llevar al ministro del Interior, al director de la Disip y al Presidente. Ellos conspiraron conmigo y también deberían ir a prisión. ¿Viste ayer la explosión de la oficina de Viasa en Puerto Rico? Mis cubanos la explotaron, pero nadie va a acreditarse eso”. Espérelo, que hay mucho más. MÁS LIBROS. En días pasados, fue bautizada en la Vicepresidencia la última edición de Pusimos la bomba ¿y qué?, el libro de la periodista venezolana Alicia Herrera, quien publica como anexos parte de los documentos confidenciales que aquí obtuvimos y entregamos a las autoridades acerca del caso del avión cubano. Otros títulos que se incorporan a nuestra biblioteca son La desaparición forzada en Venezuela 1960-1969, del historiador Agustín J. Arzola Castellanos, El periodismo institucional bajo la mira, del periodista Orlando Utrera, La masacre de Cantaura, del periodista Alexis Rosas, Remembranzas del golpe de Estado / 11 de abril de 2002, del general de brigada (Ejército) Mario Arveláez Rengifo, Los dueños de Chile, del periodista Ernesto Carmona, Boleroterapia / Ese bolero es mío… y tuyo también, del periodista Humberto Márquez, Premoniciones, del periodista Ciro Quintero, El turno del escriba, de Graciela Montes-Enma Wolf (novela a cuatro manos), Geo-Historia del Estado Amazonas, de Edgardo González Niño, y Tiza, terrón y pájaro, de Gino González. CORPOANDES. Dimas Galindo es un curtido dirigente sindical comunista. Me escribe Dimas para contarme que el pasado 18 de julio se celebraron las elecciones para designar al director laboral de la Corporación de Los Andes y su respectivo suplente, donde resultó electo él como principal con 111 votos y Rubén Paredes como adjunto, con 119 votos. Dimas más que duplicó las votaciones de Danilo Ramírez (52) y Rosa María Ortega (49), pero ahora, según cuenta, las autoridades de la Corporación, presidida por Francisco Raúl García Jarpa, se niegan a darle cumplimiento a lo establecido en el artículo 237 del reglamento de la Ley Orgánica del Trabajo referido al requisito de publicidad. “El equipo gerencial y jefes de oficina, encabezados por el gerente general, Néstor Curra Arciniegas, apoyaron activamente y votaron por la candidata Rosa María Ortega, de AD”, afirma. MISIÓN RIBAS. Escribe también Rebeca Ceballos (0414-244.4608), desde San Antonio de Los Altos y plantea: ”El dueño del colegio Toledo Trujillo muy amablemente lo cedió para que funcionaran las misiones Ribas y Sucre. Le ofrecieron que lo iban ayudar para repararlo, pues de verdad se está cayendo, y nada. Tampoco les pagan a los facilitadotes. Parece que debido a estos problemas se van a ver obligados a cerrarlo. Es una lástima, porque el dueño es un gran compatriota, que muy amablemente ha prestado su colegio para foros, etc., estando ubicado en territorio dominado por la oposición”. GRACIAS. A Jorge Canelas Orellana y a Quinto Día por publicar su hermosa carta en reivindicación de la memoria de nuestro padre, Cruz Villegas. Y también a sus camaradas que firman un remitido en Tribuna Popular con el mismo propósito. Ese muerto tiene dolientes. CITA. "Si queremos reducir el crimen, si ello fuera nuestro único objetivo, bastaría con abortar cada niño negro de este país y la tasa de criminalidad descendería. Esto sería imposible, ridículo y moralmente intolerable, pero la tasa de criminalidad descendería". Bill Bennett, secretario de Instrucción en el gobierno de George Bush padre, en el programa "Morning in America" emitido por Salem Radio Network.

columnacontralacorriente@yahoo.es



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Ernesto Villegas Poljak

Periodista. Ministro del Poder Popular para la Comunicación e Información.

 @VillegasPoljakE

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