A raíz del extemporáneo ajuste cambiario del pasado febrero, decretado por nuestro gobierno bolivariano y las autoridades del Banco Central de Venezuela, se desató de nuevo el debate sobre el valor de nuestra moneda frente al dólar. Que la burguesía importadora y sus clientes políticos, Primero justicia entre otros, peguen el grito al cielo es comprensible. Para ellos, un dólar barato es el escenario ideal para seguir captando nuestra renta petrolera y saqueando el bolsillo de nuestro pueblo.
El pueblo debe comprender y lo sabe, que ese dólar barato que el gobierno otorga a los importadores, no se traduce en precios accesibles para los productos que ellos comercializan a nuestro pueblo. Por el contrario, ello ha constituido un círculo vicioso:, obtienen dólares baratos para importar, cuando lo hacen, porque la mayoría de la veces lo hacen a medias o no importan nada, sino que cambian los dólares en el mercado paralelo incrementando el precio especulativo y luego venden los productos a los precios de dólar “mafioso” que ellos mismos han fijado, acumulando así muchos bolívares, que sacan del bolsillo del pueblo, para seguir comprando dólares baratos a CADIVI. Así funciona este círculo vicioso.
Si alguna crítica cabe al gobierno revolucionario, es la falta de control y penalización de esta situación, actitud timorata que ahora intenta ser corregida con el Órgano Superior de Optimización del Sistema Cambiario. Es necesario establecer controles previos y posteriores de quiénes importan, lo que realmente se importa y a qué costo se importa, para poner fin a este sistema viciado que han montado las mafias especuladoras. La regulación del mercado no está reñida con la libertad de empresa, ésta es lícita en tanto respete las reglas del juego, esas que no toleran la intromisión de la “mano peluda”.
Ahora bien, lo que extraña es que desde sectores del Polo Patriótico se escuchen voces plañideras que pontifican sobre el carácter anti socialista del ajuste cambiario. El Socialismo del Siglo XXI es la sociedad del trabajo productivo para satisfacer necesidades humanas, no es la sociedad de la especulación cambiaria para enriquecer a la burguesía parasitaria. Las acciones económicas tomadas, están destinadas a proteger nuestros ingresos en divisas, evitar que sigan cayendo en el torrente de la voracidad capitalista y preservar nuestro recursos monetarios para el sostenimiento del sistemas socialista de Seguridad Social que con tanto acierto adelantó el Presidente Chávez, para seguir ampliando y construyendo sistemas de riegos y agroindustrias para la producción de los alimentos que consumimos, para seguir construyendo industrias que nos permitan producir en Venezuela los materiales de construcción, insumos textiles y médicos para nuestro pueblo, para seguir desarrollando la infraestructura de soporte para la producción y el vivir bien en una sociedad más humana, más igualitaria: electricidad, agua potable, ferrocarriles, metros, autopistas, puentes y para seguir expandiendo el sistema de Ciencia y Tecnología, logrando que todos y todas tengamos acceso. En fin, que los dólares del pueblo se usen para que el pueblo viva bien. Dólares para la construcción de un sistema socioeconómico más justo, llámese como se llame, no para seguir fortaleciendo a la burguesía y sus valores de consumo.
Los venezolanos y venezolanas, tenemos que dejar de pensar nuestra vida cotidiana tomando como parámetro el precio del dólar, ese es el esquema que nos impuso la burguesía importadora, tenemos que comenzar a pensar una vida, sustentada en lo que producimos para comer, vestir, transportarnos, comunicarnos, recrearnos, construir nuestras viviendas, nuestras escuelas, nuestros hospitales. Solo así superaremos la cultura del rentismo, avanzando hacia la cultura del trabajo y del vivir bien, la sociedad Socialista.
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