La Revolución Bolivariana debe usar la moneda como arma política para el logro de sus fines superiores

El Presidente Chávez acertadamente ha venido utilizando el petróleo como arma política para el logro de la indispensable integración latinoamericana y caribeña. Como complemento a esa estrategia, nuestra Asociación Civil Defensores del bolívar propone usar la moneda como arma política para la redención socioeconómica del pueblo humilde y de esa manera asegurar la consolidación del proceso bolivariano de transformación. Ésta es una oportunidad histórica, posiblemente irrepetible, para revertir de manera audaz y decidida la nefasta política devaluacionista que se ha venido aplicando desde el fatídico Viernes Negro del año 83. Son 22 años de devaluaciones de nuestra moneda otrora fuerte y admirada y hoy reducida a su mínima expresión pues con ella el venezolano no puede comprar absolutamente nada. Ha sido una política nefasta aplicada tanto por los gobiernos de la Cuarta como lamentablemente por éste de la Quinta República, apelando al falaz argumento de que la devaluación es necesaria para proteger la industria nacional y el empleo, en aras de lograr un desarrollo industrial y una autosuficiencia alimentaria que luego de 22 años no se ven por ninguna parte. El resultado de esa política, que en sólo muy contadas ocasiones ha estado justificada, ha sido simplemente la acentuación de los niveles de pobreza, el incremento de los cordones de miseria, la inflación, el desempleo y más bien el retroceso en el desarrollo industrial endógeno. El resultado de esa política también ha sido el aumento de la desigualdad social para favorecer en forma exclusiva a una minoría privilegiada (los tenedores de dólares). Es una poderosa e influyente minoría, sin embargo, que mantiene unos 150.000 millones de dólares en bancos extranjeros y que presiona cada año por nuevas devaluaciones, para así ver aumentados instantáneamente sus ingentes caudales de divisas. Hasta ahora sus presiones han sido exitosas porque cuentan con sectores cómplices enquistados en el BCV y MinFinanzas que trabajan a su favor e impiden que el bolívar recupere su verdadero y justo valor. Por otra parte, la política devaluacionista va de la mano de la política de endeudamiento y así vemos que en los últimos dos años la deuda externa del país se ha incrementado de manera innecesaria e injustificada, dada la bonanza petrolera que vive el país. Ambas políticas cuentan por supuesto con el beneplácito y el auspicio del Departamento de Estado y de los organismos multilaterales como el Banco Mundial y el FMI, pues encajan perfectamente dentro de lo objetivos de dominación imperialista de nuestros países de la América mestiza.

El Presidente Chávez ha declarado que vamos hacia un estado socialista. Nosotros compartimos ese objetivo, pero precisamos que debemos marchar hacia un socialismo en el que no existan sectores económicos privilegiados y en el que las clases humildes asciendan hacia el estatus de clase media, al tiempo que las clases altas sean llevadas al nivel de la clase media, la cual debe ser la clase única de todos los venezolanos. Si mal no recordamos creemos que esa idea ya fue planteada por el Presidente, pero es oportuno precisar también que la devaluación de la moneda nacional atenta contra ese objetivo superior, pues como ya hemos dicho, la devaluación sólo conlleva al enriquecimiento desmedido de un grupito muy minoritario de tenedores de dólares, en tanto que el grueso de la población es sumida en la mayor marginalidad, muy a pesar de los ingentes esfuerzos que realiza el Presidente vía las Misiones y los Mercales para tratar de compensar el gran desequilibrio en la distribución de los ingresos. Es un esfuerzo que se pierde, sin embargo, ante la sangría de recursos y oportunidades de desarrollo que se le escapan al país con la depreciación de la divisa nacional. Para nadie es un secreto que ha sido la última devaluación la responsable de los niveles de inflación que vivimos y que ha obligado al Presidente a subsidiar los Mercales con una cifra en el orden de los 30 millones de dólares mensuales, a fin de poder mantener los precios de sus productos a niveles artificialmente bajos. Rubros alimentarios de primera necesidad como la carne, la leche y los pollos han alcanzado ya elevados costos. Es un escándalo el aumento sostenido de las medicinas y de los servicios públicos como la electricidad. Todo ello es producto de la devaluación. De no haber habido devaluación, la inflación probablemente estaría en un dígito o quizás tendríamos deflación. De hecho, la gran mayoría de los países latinoamericanos disfrutan actualmente de una inflación de un dígito, gracias principalmente a que han venido revaluando sus monedas nacionales sistemáticamente. La triste excepción es Venezuela, donde inexplicable e injustificadamente se ha devaluado el bolívar en los últimos 18 meses en un 32%, como oportunamente lo denunció nuestra Asociación Civil Defensores del bolívar. En efecto, en Diciembre de 2003 dirigimos carta abierta al Presidente de la República solicitándole que no se devaluara el bolívar porque no había razones objetivas para ello. También fuimos al seno de la Comisión Permanente de Finanzas en Noviembre de 2004 para demostrar que el Presupuesto del 2005 violaba disposiciones constitucionales al subestimar exageradamente los ingresos del país, inflar los gastos, para así producir un déficit ficticio e incluir sin base alguna la devaluación del bolívar en un 12%. Recurrimos también al Defensor del Pueblo para solicitarle no permitiera se consumara tal devaluación por ser inconstitucional y contraria a los intereses populares. Lamentablemente, no fuimos escuchados. Las devaluaciones del 2004 y del 2005 se consumaron y el resultado fue que la inflación en el 2004 cerró en 19,3% y en el 2005 no debe bajar del 15%, todo ello en medio de una bonanza impresionante de los precios del petróleo. Es tiempo entonces de revertir esa política. Es tiempo de que el pueblo gane una y no los mismos poderosos de siempre. El camino es entonces la revaluación del bolívar. Actualmente, el bolívar se encuentra subvaluado aproximadamente en un 21%, pues el tipo de cambio real debiera ser Bs. 1700 por dólar. En virtud de que la devaluaciones del 2004 y 2005 (20% y 12%, respectivamente) fueron totalmente injustificadas, como se puede demostrar fácilmente, proponemos llevar el tipo de cambio al valor existente en enero del 2004, vale decir, a Bs. 1600 por dólar. Ello implicaría una ligera sobrevaluación del bolívar montante al 6%, aproximadamente. Tomando en cuenta que países típicamente exportadores mantienen sus monedas altamente sobrevaluadas (Argentina: 156%, Brasil: 294%, Chile: 275%, Colombia: 300%, México: 535%), ¿Por qué entonces Venezuela que no es un país típicamente exportador (salvo de petróleo el cual no depende del tipo de cambio) no puede sobrevaluar ligeramente su moneda para beneficio de su población, en tanto que los países anteriormente mencionados sí mantienen sobrevaluadas sus monedas, a pesar de ser exportadores típicos?

Entre las ventajas que traería la revaluación del bolívar estarían las siguientes:

Reducción de la inflación a un dígito.
Aumento automático del salario mínimo (el cual pasaría de $188,37 a $253,12), y del ingreso per cápita en dólares, lo cual contribuiría significativamente a la mejora del Índice de Desarrollo Humano de los venezolanos.
Aumento automático y sin traumas sociales del precio de la gasolina en dólares, la cual pasaría de $0,048/litro a $0,066/litro, con lo cual se reducirían las pérdidas de PDVSA por este concepto.
Reducción de las tarifas de los servicios públicos, como la luz eléctrica, el agua, el teléfono, al disminuir el costo de los insumos importados que requieren las empresas que ofrecen esos servicios.
Repatriación de los capitales en dólares, los cuales necesariamente tendrían que ir a la reactivación de la infraestructura industrial y por ende de la economía en general, lo cual a su vez traería disminución del desempleo y aumento considerable del PIB
Aumento del poder adquisitivo de los venezolanos, lo cual a su vez aumentaría la demanda de bienes y servicios y por ende la capacidad productiva de las empresas venezolanas y aumento del empleo.
Reducción de las demandas de aumentos salariales por parte de los trabajadores, como consecuencia de la caída de la inflación

Naturalmente que la revaluación que proponemos se debe llevar a cabo de manera gradual, por ejemplo a razón de un 3% mensual y manteniendo el régimen de control de cambio. Esta revaluación debe ir acompañada de otras medidas complementarias, entre las que podemos mencionar:

Control de las importaciones para proteger la industria nacional contra la competencia desleal. Por ejemplo, si en el país se producen zapatos a precios asequibles, se debe cerrar la importación de zapatos.
Creación de un Banco de Insumos administrado por el Estado para la importación de insumos estratégicos para la industria nacional. El objetivo de este banco es garantizar la competitividad y operatividad de nuestras empresas endógenas, en caso de que se llegue a una ruptura definitiva con el imperio del norte.
Formulación y puesta en práctica por parte del Ministerio de Planificación de un plan de sustitución de importaciones para aquellos rubros en los cuales el país posee ventajas competitivas, como por ejemplo, el cacao, las frutas tropicales, arroz, automóviles y maquinarias, fertilizantes y productos derivados del petróleo, etc.
Prohibición de importaciones suntuarias o no esenciales. (Para mi gusto personal, puedo vivir sin el whisky).
Utilizar el 50% de las reservas excedentarias para la amortización de la deuda externa y no incurrir en mayor endeudamiento.


En el presupuesto 2004 se estimó el precio de venta promedio del barril de petróleo venezolano en 23 dólares, lo cual condujo a la creación de un déficit ficticio montante a los 6,87 millardos de dólares. En lo que va del año, el precio promedio del petróleo venezolano está por encima de los 46 dólares, lo cual significa que en realidad este año habrá un superávit fiscal del orden de los 16 millardos de dólares por lo menos. Aunado a lo anterior, las reservas internacionales sobrepasan ya los 32 millardos de dólares y es de suponer que para fines de año estarán por encima de los 36 millardos de dólares. Esta es la oportunidad ideal para revaluar y de esa manera mejorar significativamente el estándar de vida de los venezolanos, a lo cual tienen legítimo derecho. Para revaluar, sólo hace falta la voluntad política de hacerlo. Dada su indiscutible sensibilidad social, esperamos con fe que el Presidente Chávez tendrá la voluntad política y el coraje para hacerlo. Si lo hace, la Revolución se consolidará sin duda y servirá de ejemplo y modelo a seguir por los demás pueblos de la América mestiza. Si por el contrario dejamos perder la oportunidad, la Historia no nos perdonará tan grave omisión.

Eudes Vera,
eudesvera@cantv.net
Vicepresidente Defensores del bolívar



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Eudes Vera

Ingeniero Electricista, UDO, 1969. Jubilado UDO como Profesor Titular en 1994. Maestrías y Ph.D.en Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Pennsylvania (EEUU), Aston y Hatfield, Reino Unido.

 eudesvera3@gmail.com      @eudesve

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