¡Calla! En nombre de Dios



“Dice Nietzsche que todo estaría permitido si Dios no existiese, y yo respondo que precisamente por causa y en nombre de Dios es por lo que se ha permitido y justificado todo, principalmente lo peor, principalmente lo más horrendo y cruel. Durante siglos, la Inquisición fue, también, como hoy los talibán, una organización terrorista dedicada a interpretar perversamente textos sagrados que deberían merecer el respeto de quien en ellos decía creer, un monstruoso connubio pactado entre la Religión y el Estado contra la libertad de conciencia y contra el más humano de los derechos: el derecho a decir no, el derecho a la herejía, el derecho a escoger otra cosa, que sólo eso es lo que la palabra herejía significa”.

La cita anterior pertenece a José Saramago, extracto de un artículo titulado Factor Dios. Y lo conseguí en la web cuando al fin me senté a escribir sobre las disertaciones de un reverendo evangélico, que sermonea sobre la “economía de la muerte”. Haga la prueba, meta en su buscador preferido la frase “crímenes en nombre de Dios”. Salieron, tal como lo esperaba miles de páginas, ciento once mil. Como para hacer una tesis.

Pero no ando en eso. Sólo pretendo entender al señor Robertson. Y lo entiendo. Entiendo que se preocupe de las andanzas del Tío Sam, a quien últimamente cada “empresa” que emprende “en nombre de la libertad”, termina con miles de muertos. Pero sobre todo termina con muchos “dólares perdidos”, que es el único lenguaje que entiende el imperio. Lo único que le preocupa en realidad.

Y es que Pat Robertson y el portavoz gringo que calificó su insólito llamado de “inapropiado” hablan el mismo “lenguaje”. Y mi inglés es casi básico. Pero no mi castellano. Y la palabra en cuestión es muy utilizada para describir un hecho en el cual incurro con frecuencia: ir a un lugar vestida de manera inapropiada. Y cuando eso me sucede nunca pasa mucho. Las más de las veces sufro de mucho frío o de mucho calor. Nada para morirse. Claro, aquí en el trópico, porque si viviera en Moscú e hiciera eso en invierno pasaría bastante.

Pero sigamos. Porque ciertamente que un reverendo apologice para asesinar a un jefe de Estado, “electo democráticamente” es inapropiado. Según esa lógica muy utilizada, si el tal Paterson hubiese llamado a asesinar a un jefe de Estado digamos, no electo democráticamente, eso si sería apropiado. El castellano no perdona.

Y tampoco perdona la historia, por eso es que me pareció muy apropiado recordar cuántas veces se ha asesinado en nombre de Dios. La historia está llena de inquisidores y de talibanes, para resumir arbitrariamente a Saramago y para resumir nuestra vergüenza como seres humanos.

Paterson es un accidente más. Un ser humano más, capaz de exteriorizar en nombre de Dios, la simplicidad que para él significa una vida humana. El problema está en que encarna el deseo del imperio. Y de muchos que aquí han callado. Que han callado en nombre Dios.

*Periodista


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Mercedes Chacín*


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