Dios: ¡Libranos de las religiones…!

A Jesús le da asco el pastor que se hace rico con la fe…

Jesús no entiende por qué en el culto le aplauden…
Hablan de honestidad sabiendo que el diezmo es un fraude…

Desde niño fui aprendiendo que la religión no es más que un método
con el título: “Prohibido pensar que ya todo está escrito”.

Señores no dividan la fe…
En este mundo hay más religiones que niños felices.

Ricardo Arjona
(Jesús es verbo, no sustantivo)

Dios: Líbranos de la religiones
(Genny Lim, poetisa chino-norteamericana,
en su visita a Venezuela como asistente al Congreso Internacional de Poesía)


Propongo que de la misma forma en que se le pone coto a los bancos para que no continúen desplumando a sus clientes por la vía de cobrarles excesivos intereses, y dentro de poco se acabe con el cobro excesivo por los servicios bancarios, mediante leyes, decretos, normas e instructivos, impuestos tanto por el Poder Ejecutivo Nacional como por la Asamblea Nacional, así, igualiiito, de la misma forma, deberían crearse leyes, normas, decretos e instructivos para imponerle un cerco al funcionamiento de las mal llamadas religiones y sectas, así como a los grupos que las dirigen, que en forma parecida despluman a los moradores de nuestro país, cobijados y aupados por la ignorancia, la inseguridad y la impunidad que exhibimos como sociedad.

Nuestra sociedad da muestras de inseguridad cuando compra las pulseritas para “poder ser”, cuando juega el dinero de la comida en loterías y cuando asiste a las misas y aquelarres convocadas por estos siniestros personajes que fungen de conductores, pastores, sacerdotes y afines. Y de esas, nuestras debilidades, se aprovechan. El gran escritor portugués José Saramago describe magistralmente el fenómeno en tres líneas: “Puestos aquí sin saber por qué ni para qué, hemos tenido que inventarlo todo. También inventamos a dios. Discutamos esa invención, resolvamos ese problema. Reconozcamos al menos que -como problema- existe…”

Para abordar este tema, parto de las premisas contenidas en: 1º. Creer que no existe religión, ni secta alguna que no venga a sacarle dinero a sus seguidores. 2º. Que se ha venido produciendo un crecimiento de los seguidores del cristianismo evangélico porque este gobierno, de una u otra forma, les ha tendido “puentes de plata” (y no lo digo eufemísticamente) para bajarle el copete al catolicismo, como una manera de enfrentar a esa, una de las poderosas patas del trípode del poder cuarto-republicano, representado en la obscena, inmoral, prevaricadora, engreída y resentida cúpula de la jerarquía eclesiástica católica. Y 3º. Observar en las noticias internacionales, el caso de los animadores del cristianismo mass-mediático de “Pare de Sufrir”, apresados en Brasil cuando sacaban maletas repletas de dólares de ese país, burlando criminalmente sus leyes, y que no sería de extrañar que estuviesen haciendo lo mismo en el nuestro.

En días pasados, me contaba una amiga que asistió personalmente a una de las sesiones de “Pare de sufrir”, por acompañar a una hermana que sentía algún malestar, que le escuchó decir a uno de los líderes de esta “iglesia” (quienes por cierto no hablan bien el castellano sino un portugués cercano), que quienes estuviesen agradecidos de cristo por sentirse mejor de salud (como le había ocurrido a su hermana), podían dar sus donativos de uno o dos millones, pero que si no podían llegar a esas cantidades, éstas no deberían ser menores de trescientos mil bolívares! ¿Qué tal?

¿Por cuáles motivos -pregunto yo- un gobierno que se precia de revolucionario, como el nuestro, no le pone fiscales públicos, defensores del pueblo y fiscales tributarios a estas sanguijuelas que explotan la ignorancia y la miseria de nuestra gente? Pero no solamente para supervisar lo que hacen, sino para castigar los crímenes generalizados que perpetran, y el robo descarado a los más desvalidos.

Una cosa es que el Presidente nos identifique como pueblo cristiano, o como pueblo católico, dentro de un planteamiento identificador cultural tradicional, y otra, que unos pocos “vivos” se aprovechen de estas “señales” para montar verdaderas estructuras fundamentalistas de apropiación indebida de dineros públicos (del Estado) y privados (de los creyentes), que no creemos que se queden en el país. Porque en todas estas organizaciones existen los tontos útiles que ponen su trabajo y su dinero, y otros que lo recaban. Estos últimos forman parte de aquellos que no hacen la revolución pero sí se aprovechan de ella. Y dentro de la burocracia del Estado, han venido colocando sus fichas para propiciar con mayor facilidad y cada vez más, la salida de los dineros recolectados.

El año pasado se dio un caso en el Estado Táchira que no trascendió en mayor grado en la escala de los escándalos que magnifican los medios. Tal vez por estar involucrada directamente la iglesia cristiana evangélica (o al menos uno de sus tentáculos). Lo cierto es que un funcionario cercano al gobernador del Estado gestionó ante el Banco de Fomento Regional Los Andes (Banfoandes), una donación de un millardo de bolívares (¡Mil millones de bolívares!), para una iglesia evangélica que iba a practicar una “vigilia”. Este banco del Estado hizo la donación y se creó un pequeño escándalo que no trascendió el ámbito local. Al escándalo creado, el banco respondió a través de una rueda de prensa, que eso entraba dentro de las donaciones “normales” del banco…! Que ese dinero no formaba parte del dinero de los ahorristas del banco… Pero, habráse visto? Nadie de la dirigencia oficialista protestó públicamente este exabrupto, aunque en privado cuestionaron el guiso, mediante susurros que no llegaran a oídos del gobernador. Yo que soy ignorante de las cosas que hacen estos “religiosos”, pregunté que en qué consistía una “vigilia” como la que se financió (?), a lo que me respondieron que era una reunión de gente para meditar y ayunar. Quedé más atarantado de lo que estaba, porque entonces si no iban a comer ni a beber, ni a celebrar algarabía alguna, entonces para qué pedían un millardo de bolívares? Todavía no lo sé, ni tampoco que camino cogió esa donación cristiana hecha por un banco del Estado.

Quisiera saber qué harían estos personajes, dirigentes de unas y otras religiones y sectas (siniestros para mi y además contrarrevolucionarios), si mañana se les prohibiera vivir de la expoliación del país y de la explotación de ciudadanos (en su mayoría pobres e inseguros), y se les obligara a trabajar en alguna labor productiva, aunque se les permitiera continuar con sus cultos y ritos religiosos? Se quedarían a dar consuelo “espiritual” y a ofrecer bondades materiales sin cobrarlas? O se marcharían del país para hablar bosta de la revolución bolivariana? ¿Que crees tú, caro lector?

manuelrugeles@hotmail.com
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Manuel Rugeles A.


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