La necesidad histórica

El triunfo del chavismo en las elecciones del 16 de diciembre es la demostración de que el cambio revolucionario es una necesidad histórica, expresión de que los representantes de la vieja política requieren sustitución. El liderazgo de Chávez crece ante el peligro de la restauración burguesa.

Este es un hecho a partir del cual debe hacerse todo análisis de la situación actual. La victoria en 20 de las 23 gobernaciones es un resultado elocuente de las aspiraciones del pueblo venezolano. El rescate de 5 gobernaciones que estaban en manos de la oposición nos está confirmando que el país sabe distinguir entre la gestión del gobierno revolucionario y la de aquellos que carecen de propósitos de cambio.

La crisis internacional del capital es un componente indispensable en el curso de los acontecimientos. A nivel mundial el capitalismo está demostrando que constituye una amenaza para la existencia del ser humano y del planeta mismo. En Estados Unidos y Europa la crisis adquiere características catastróficas. La burguesía no carga con las consecuencias que ella misma ha originado y son los pueblos, en primer lugar la clase obrera, las víctimas de un sistema irracional.

El triunfo obtenido en Venezuela no quiere decir en absoluto que los revolucionarios no sepamos apreciar los problemas y aspectos negativos. Sobre todo las fallas en nuestra propia conducta. Es obvio que hubo abstención en nuestras filas y pese a que ello ocurre en las elecciones regionales de todo el mundo, en nuestro caso debemos asumirla como un llamado de atención sobre cierto grado de insatisfacción con la gestión de los gobiernos regionales.

La autocrítica nos obliga a la revisión permanente del comportamiento de los funcionarios administrativos. La autocrítica es condición esencial del revolucionario porque no tiene compromiso con una clase social que persigue su enriquecimiento o con un grupo político privilegiado. Su único objetivo es la acción en beneficio de los más necesitados y del país en su conjunto. El triunfalismo es el peor de los errores de un proceso revolucionario y la vigilancia tiene que constituirse en conducta inalterable. El vicio más dañino y que suscita más rechazo es la corrupción y contra ella la lucha es implacable.

En síntesis, la victoria del 16 de diciembre impone la obligación revolucionaria de perfeccionar cada día la gestión administrativa y demostrar que verdaderamente la revolución se hace para erradicar los vicios y resolver los problemas. Es la única forma legítima de justificar al régimen revolucionario.

Para el revolucionario la victoria no es motivo de actitudes vanidosas sino que por el contrario implica la obligación para con el pueblo de mejorar la actividad práctica. El disfrute sensual del poder es lo propio de las clases sociales que no tienen otro objetivo que satisfacer sus ansias de enriquecimiento material. Esto es lo que define al capitalismo, un mecanismo destinado a incrementar las riquezas de una clase social, la burguesía, a expensas de la inmensa mayoría de la población.

Cada día percibe nuestro pueblo por los medios de comunicación los terribles efectos de la crisis y sabe que esa crisis ha sido generada por la minoría burguesa, que los gobiernos han suministrado a los bancos en calidad de auxilio cuantiosas cantidades de dinero provenientes del erario público, es decir, de dinero que pertenece al pueblo. Los causantes de la crisis son auxiliados con los recursos de las víctimas.

El gobierno de la Revolución Bolivariana en Venezuela ha venido disminuyendo cada vez más el desempleo y aumentando todos los años el salario mínimo. Las misiones sociales son instrumentos poderosos que benefician a las clases explotadas, la inmensa mayoría de la población. El contraste con los países capitalistas desarrollados es asombroso, dónde la más directa consecuencia de la crisis es precisamente el desempleo, la privación de la asistencia médica, la disminución de los recursos para la educación.

La mejor contribución de Venezuela a los pueblos del mundo en la actualidad es impulsar la unidad del pueblo, en primer lugar de la clase obrera, para sumarse a la protesta mundial.

robertohernandezw@gmail.com


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Roberto Hernández Wohnsiedler

Abogado y Sociólogo. Fue diputado, vicepresidente de la Asamblea Nacional, Ministro del Poder Popular del Trabajo y Seguridad Social y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Es autor del libro La Clase Obrera y la Revolución Bolivariana.

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