La vergonzante
conducta de Rajoy al esconderse de la prensa, ofrecer declaraciones ambiguas,
ausentarse de la Sesión de Control del Parlamento por un mes y poner cara de
imbécil cuando le formulan preguntas sobre la materia económica, son un ejemplo
de la poca capacidad del dirigente derechista y franquista para ser un
verdadero estadista en un contexto tan delicado, tan desolador. Desde su
llegada a La Moncloa, en diciembre de 2011, el Presidente del Gobierno se ha
empecinado en negar que el sistema bancario de su país necesitara de algún tipo
de ayuda financiera. Luís De Guindos, ministro de Economía y Competitividad,
entre otros voceros de la cúpula PP-Gobierno, estuvo por meses asomando la idea
de que no habría –bajo ningún concepto- dinero público para los bancos
españoles y que éstos podrían recapitalizarse en el mercado bursátil. Rajoy y
su cónclave corrían la arruga para calmar a los especuladores y no horadar el
orgullo nacional: admitir la necesidad de un rescate –de cualquier tipo- sería
una humillación para la cuarta economía de la Unión Europea.
El caso Bankia (*)
ha sido el detonante del derrumbe del sistema bancario liderado por Santander y
BBVA (Banco Bilbao Vizcaya Argentaria), el cual había sido catalogado hace
pocos años como “el más sólido del planeta”. La debacle del banco del Partido
Popular, Bankia, se debe a la gran cantidad de “activos tóxicos” producto de la
explosión de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, en 2007, y del propio
“affaire” del ladrillo que sobrevino meses después. Los denominados “activos
tóxicos” eran los créditos hipotecarios que no habían sido cobrados por los
bancos o cajas de ahorro, debido a que éstos habían sido adjudicados a personas
que no podían honrarlos, por lo cual éstas últimas caían en el terreno del
impago: perdían el activo (la casa) y quedaban en morosidad. En otras
ocasiones, a pesar de que los créditos sí habían sido otorgados a familias con
capacidad económica, el aumento de las tasas de desempleo y la creciente depreciación
de los inmuebles, hacían mella –a posteriori- en la posibilidad de amortizar
las deudas con los bancos o cajas.
Todavía es
difícil precisar la cantidad de “activos tóxicos” que inundó el sistema
bancario ibérico, europeo y mundial, hasta el año 2007, pero podríamos estar
hablando de cientos de miles de millones de dólares. Desde luego, tan
apocalíptico daño patrimonial a las instituciones financieras del Gran Capital
ha sido ocultado en la operación de fraude contable más ambiciosa de la
Historia. El banco estadounidense, JP Morgan, ya ha reconocido que 2 mil
millones de dólares se “esfumaron” de sus balances por un “error” de
contabilidad. ¿Casualidad? ¡No! Recordemos las bancarrotas de Enron, Worldcom y
Parmalat: presentaban pérdidas como ganancias con ayuda de firmas auditoras
como Arthur Andersen, que tenía a Worldcom en su cartera de clientes. En ídem
dirección ha obrado la directiva de Bankia, liderada por Rodrigo Rato (PP), organización
que reportó ganancias netas en 2011 por el orden de los 300 millones de dólares
y que más tarde, en mayo de 2012, desliza –sin rubor- números rojos por más de
4.300 millones de euros. Como si ello fuese poco, las actuales autoridades de
la Bankia intervenida piden una inyección de más de 23 mil millones de euros
del erario público, lo cual sobrepasa, verbigracia, el presupuesto anual de la
NASA estadounidense, que es de 17.300 millones de euros.
Aunado a lo
pretérito, las acusaciones a Bankia por la oferta engañosa sobre su estatus
financiero cuando salió a Bolsa, son para coger palco. Bankia infló
artificialmente el valor de sus acciones para cotizarse en los mercados
capitalistas y al cabo de cuatro meses, el valor nominal de éstas había perdido
más del 60%. Más de 400 mil pequeños inversionistas han sido estafados por
Rodrigo Rato y sus secuaces, con la complicidad de Fernández Ordóñez, antiguo
Gobernador del Banco de España (Banco Central) y demás entes reguladores del
Estado.
Al tiempo que estalla
el escándalo de Bankia, otras entidades también han admitido agujeros
multimillonarios: Catalunya Caixa y Novagalicia requieren más de 9 mil millones
de euros, sin contar que éstas ya han recibido más de 6 mil millones en
auxilios. La gran preocupación de propios y extraños es que no se ha hurgado a
profundidad sobre las dimensiones del hoyo de los “activos tóxicos” y lo más
probable es que, además de Bankia, otras organizaciones del sistema –entre
ellas, las cajas- hayan incurrido en el delito del fraude contable para
“maquillar” sus golpeados guarismos. De descubrirse ese fatal escenario, las
piezas del sistema bancario español y europeo se derrumbarían como una fila vertical
de dominó.
EL RESCATE QUE HUNDIRÁ MÁS A ESPAÑA
Mariano Rajoy ha
debido tragarse su vanidad patriotera de franquista trasnochado y ha tenido que
acudir a la Unión Europea en búsqueda de liquidez para el sistema financiero de
España. Mal estratega, mal orador y encima, ¡mentiroso! El Presidente del
Gobierno ha solicitado 100 mil millones de euros que serían “suficientes” en la
recapitalización de entes en quiebra técnica, como Bankia. Los recursos serían
canalizados por medio del FROB (Fondo para la Reestructuración Bancaria de
España) y no implicarían –en teoría- más ajustes macroeconómicos para el Estado.
Sin embargo, se desconoce el alcance real de la insolvencia en Madrid y sus
alrededores, por lo cual la cifra genuina de rescate podría sobrepasar
fácilmente los 200 mil millones de euros. En tal circunstancia, España tendría
que solicitar un “salvataje” como país a la Unión Europea, el Banco Central y
el Fondo Monetario Internacional (FMI), ya que sus bancos yacerían inviables y
–por ende- el Estado correría el grave riesgo de una bancarrota irreversible.
El detalle es que un inminente “rescate” a España desataría el pánico entre los
capitalistas especuladores y la Unión Europea estaría en riesgo de “evaporarse”.
El Fondo de Rescate de Bruselas está diseñado para contingencias puntuales, no
para un colapso general como el que se avecina.
Otra arista de la
grave situación, es que no importa cuánto dinero se ponga sobre la mesa: cada
euro irá a un saco roto. Los bancos están quebrados por las “hipotecas basura”
y demás instrumentos financieros suicidas, por lo cual no lograrán retribuir el
préstamo de la Unión Europea. Además, en un contexto de depresión económica las
instituciones no estarán en posición de –por ejemplo- tramitar créditos a la
gente y cobrar intereses que las hagan disponer de dividendos con el objeto de
reintegrar los fondos. C’est-á-dire, el círculo vicioso empuja a España –y a
Europa- al precipicio: sin crédito no hay reactivación, sin reactivación no hay
salida de la depresión.
Los escándalos de
corrupción de la trama Gürtel, el tráfico de influencias de Urdangarin, las
“escapadas” a Botswana de Juan Carlos y los periplos de placer del magistrado
Dívar, entre otras “perlas” de la decadente burocracia pública y privada, hacen
pivotar a España entre la indiferencia y el estallido social. Con respecto al
“affaire” Bankia, el panorama no podía ser peor: Rajoy y el PP han bloqueado –a
través de la mayoría absoluta- cualquiera comparecencia de los implicados en la
estafa de marras, ante el Parlamento. El pretexto de los fascistas es que si
empiezan a sacarse los “trapos sucios” de Bankia, los mercados capitalistas
acabarán por sacrificar a Madrid en el altar sacrosanto del IBEX 35. ¡No me
jodas! Para colmo, los “modestos” sueldos devengados en la cuarta entidad de
España, no dejan de ser obscenos en tiempos de crisis: Rodrigo Rato
(Presidente), 2,34 millones (2011); José Luís Olivas (Vicepresidente), 2,26
millones (2011); Francisco Verdú (Consejero Delegado), 1,62 millones (2011); y
José Manuel Fernández (Adjunto a la Presidencia), 600.000 euros (2011).
Con 24% de
desempleo nacional, más de 50% de paro juvenil y una Reforma Laboral que
destruye las conquistas históricas de los trabajadores, en España convergen los
ingredientes de un auténtico cóctel “molotov” que amenaza con detonar la paz
social. La fragmentación territorial del país es inexorable y la instauración
de una Tercera República obrera es perentoria.
EL DILEMA DE ATENAS: ENTRE EL EURO Y EL NUEVO “DRACMA”
El drama de la
nación helénica ha llenado titulares desde 2010, cuando tuvo que ser
“auxiliada” por primera vez debido a sus crecientes dificultades con la deuda
soberana. Grecia sólo representa el 5% del PIB de la Zona Euro, sin embargo se
ha erigido como paradigma de lo débil que puede ser la unión monetaria del
Viejo Continente. Por ello, los miembros del club de Bruselas se han consagrado
a la tarea de “salvar” a Atenas de un “default” o cesación de pagos. ¡Todo sea
por el vapuleado honor de los 27!
El primer rescate
de mayo de 2010, liberó 110 mil millones de euros para Grecia que serían
transferidos a las arcas del país en varios tramos de depósitos. Entre las
condiciones fijadas por la Unión Europea y el FMI, con el objeto de brindar el
“auxilio” de efectivo a los griegos, estaba la imposición de draconianos
ajustes como la reducción de sueldos y pensiones, el aumento del IVA y la
reducción drástica de empleados en la administración pública. Dos años después,
la situación no puede ser peor y la “troika” (Unión Europea, BCE y FMI)
continúa presionando para aplicar más rigurosidad al paquete económico neoclásico
“á la grecque”. La infamia no puede ser mayor para el ciudadano común y
corriente: aumento de la pobreza, la desnutrición y las enfermedades asociadas
al estrés, a la depresión. La tasa de desocupación es de 20.9% (48% en el
ámbito juvenil), los sueldos no alcanzan ni para sufragar los servicios básicos
y ni siquiera se consiguen las medicinas porque la deuda del Estado con los
laboratorios es multimillonaria.
En 2012, la
nación de la Acrópolis y el Partenón sigue en declive: la “troika” otorga 130 mil
millones de euros adicionales pero no se vislumbra la luz al final del túnel.
Los retiros de depósitos han ido creciendo de manera alarmante y sólo en un día
se han registrado cifras de hasta 800 millones de euros. La onerosa deuda
soberana helénica se catapulta hasta el 160% del PIB. Para darnos una idea al
respecto, el nivel de deuda de Venezuela es de 20% del PIB.
Los suicidios en
Grecia también van en alza: hasta abril de 2012, 149 personas habían puesto fin
a sus vidas por motivo de la crisis económica. Dimitris Christoulas, un
jubilado de 77 años, decidió inmolarse en la céntrica plaza Syntagma debido a
las penurias de la austeridad. Las últimas líneas de la carta, que escribió
Christoulas antes de morir, parecen ser un profético manifiesto político de las
masas enardecidas: “(…) Creo que los jóvenes sin futuro tomarán las armas algún
día y colgarán a los traidores nacionales en la Plaza Syntagma, igual que los
italianos colgaron a Mussolini [en la Piazza Poreto de Milán]”. En varios
lugares de la nación helénica se ha dejado de utilizar el euro y se han creado
signos monetarios locales, con los cuales se pueden adquirir productos de
primera necesidad. Algunos proponen, muy en serio, la vuelta al “dracma”, la
divisa de curso legal existente en el país hasta el arribo oficial del euro, en
enero de 2002.
LA CARRERA ARMAMENTISTA DE GRECIA Y EL INEVITABLE TRIUNFO
DE SYRIZA
El doble rasero
de un sector de la clase política griega es descarado, insolente. Los ajustes
exigidos por la “troika” a Atenas sólo se han implementado en la administración
pública, impuestos regresivos como el IVA y el Estado de Bienestar.
Evidentemente, el desproporcionado gasto militar no ha sido tocado y –por el
contrario- se ha disparado. Debido al conflicto con Turquía por la isla de
Chipre, Grecia destina el 4,3% del PIB a la estéril carrera armamentista con
Ankara, lo que coloca a Atenas a la cabeza de la Unión Europea en ese rubro.
Sólo en 2010, la
nación adriática destinó 10 mil millones de dólares a la defensa, siendo un territorio
poblado por 10 millones de habitantes y con un monto de 5.546 millones de
dólares en reservas internacionales. Los proveedores más importantes de Grecia
son: Alemania, con ventas por el valor de 6.500 millones de euros en los
últimos 10 años; y Francia, con 4.160 millones en igual período. Las
contribuciones a la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) –brazo
armado del Imperio en Europa- se ubican en 60 millones de euros. Hay dinero
para bombardear a Afganistán, Irak o Libia, pero no para una población helénica
cada vez más depauperada.
Las elecciones
convocadas para el próximo domingo, 17 de junio, marcan un hito en el errante
devenir de Atenas. El favorito de la jornada es Alexis Tsipras, líder de la
Coalición de Izquierda Radical (Syriza), quien desea abolir el memorándum de
austeridad pactado por el anterior gobierno con la “troika”. Angela Merkel,
Canciller de Alemania, y otros burócratas de Bruselas han advertido que tal
hipótesis no es viable. Según ellos, Grecia debe seguir al pie de la letra el
tratamiento de “shock”. Aunque Tsipras asegure que no sacará a Atenas del euro,
lo más probable es que Berlín y el resto de los miembros execren a la nación
helénica de la unión monetaria si ésta no cumple con los dictados de la
“troika”.
Desde luego, lo
pretérito provocaría una implosión dentro de Bruselas y desataría un “efecto
contagio” en el conglomerado de los 27. La victoria de Syriza en las elecciones
parlamentarias del domingo 17, sería una oportunidad única para explayarse en un
programa revolucionario que recupere la soberanía económica y haga pagar un
alto precio a los promotores de la crisis. Entre las medidas que recomendamos,
están: 1) estatización de la banca y todas las compañías privatizadas; 2)
confiscación del patrimonio de los políticos, banqueros y empresarios
responsables de la debacle helénica; 3) juicio público a los autores
intelectuales de la estafa a los ciudadanos; 4) autorización para la
utilización de monedas comunitarias e instrumentación del trueque; 5) ocupación
obrera de las empresas y fábricas cerradas por los explotadores; 6) lucha frontal
contra la evasión fiscal; 7) disminución radical del presupuesto castrense; y 8)
declaración de una moratoria de deuda y establecer –a través de una incisiva
investigación- hasta qué punto es legítima la misma.
La Segunda Depresión
Capitalista en la Zona Euro debe ser la plataforma objetiva para relanzar la
Revolución obrera que piden a gritos las masas desde Praga hasta Madrid, desde
Atenas hasta Reykiavik. Lo que se decida en Grecia, este domingo, debe ser la
chispa que haga encender el foco del cambio cualitativo en España, Italia,
Portugal, Chipre y el resto de la vasta geografía europea. ¡A tomar el poder,
proletarios!
P.D. Aprovechamos
este espacio para felicitar a Aporrea por sus merecidos 10 años. La relevancia
de la Asamblea Popular Revolucionaria en el mapa informativo nacional, es más
que evidente y como tal debe ser reconocida. Los que somos vetados en los
medios de comunicación del “mainstream”, podemos expresarnos libremente gracias
a esta tribuna. ¡Que viva Aporrea!
elinodoro@yahoo.com
(*) El 3 de
diciembre de 2010, siete cajas de ahorro se unen para crear el Banco Financiero
y de Ahorros (BFA), con activos por más de 344.508 millones de euros. Las cajas
fusionadas son: Caja Madrid, Bancaja, Caja Canarias, Caja de Ávila, Caixa
Laietana, Caja de Segovia y Caja de La Rioja. En abril de 2011, nace Bankia,
con 10 millones de clientes, y meses después se estrena en los mercados; el 8
de mayo de 2012 es intervenida por el gobierno del PP y pone “en jaque” al resto
de las entidades. Ante el peligro real de colapso del sistema financiero
español, lo recomendable es que los gobiernos responsables de América Latina
nacionalicen –de inmediato- todos los bancos locales que sean filiales de
grupos ibéricos