Latifundismo cultural

Los pobres desaparecieron de la perspectiva de pintores, músicos, literatos, escultores, sabios de la IV República. Mencionar siquiera esos temas era el camino más corto hacia la descalificación. Te decían con voz lánguida que eso era panfletario o no sé qué.

Ni siquiera era una opción tolerada, como se acepta cualquier corriente estética. La exclusión fue radical, nadie dejaba ver tus cuadros, tus textos o te dejaba entrar en la academia. O casi nadie, pues quedaron pilotos encendidos.

Fernando Báez nos cuenta en su libro La destrucción cultural de Iraq (en varias editoriales, en 14 idiomas) cómo la devastación de la Biblioteca de Bagdad no fue un «daño colateral», sino una acción deliberada, pues la cultura es estratégica. La destrucción sistemática de la cultura indígena fue uno de los principales instrumentos del conquistador, para mantener su dominio sobre el continente durante más de 300 años. Si incas y aztecas hubiera conservado su vida intelectual, Pizarro y Cortés no hubieran triunfado tan rápido.

En Iraq son 55 siglos de cultura occidental aniquilados en pocas horas. La cultura precisamente en nombre de la cual se desarrolla esta guerra. Se llama barbarie.

Funciona a veces, pero en otras provoca resistencias espectaculares, como en Iraq. La profanación del Corán y la ruina de ciudades y bibliotecas ha resultado contraproducente. ¿Podría Venezuela soportar pasivamente la destrucción de Miranda en la Carraca o del techo del Salón Elíptico?

Sí. Algunos no solo la aceptan sino que la aplauden. Intelectuales y académicos. De esos que han recibido becas para estudiar en los Estados Unidos, por ejemplo. Cualquier representación de nuestra identidad es expresión de atraso. Venezuela ha sido expulsada no solo de los centros comerciales, sino de las aulas.

Nos asesinan ocupando el espíritu, sin tocar los cuerpos. Apenas se abren las puertas del Teresa Carreño a todo el mundo, gritan que hay que desinfectarlo y acusan, a quienes osan abrir las instituciones culturales, de perseguirlos, como si alguien les hubiera cerrado alguna puerta, aunque hayan sido formados para esta barbarie de baja intensidad. Tranquilos, nadie les hará lo que ustedes nos hicieron, nadie les prohibirá seguir creando para el olvido.


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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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