PRESENTACIÓN
Es conveniente para toda persona conocer algunos términos económicos, sobre todo si son expuestos en lenguaje sencillo y me ha parecido de sumo interés hacer del conocimiento de las personas que puedan acceder a éste antiguo documento, realizado por la Compañía Shell de Venezuela en la década de los sesenta y que, a pesar de haber transcurrido más de cincuenta años no ha perdido su vigencia para el público en general, de ninguna manera para personas que manejan los conocimientos de índole económica tan fluidamente como pueden ser los economistas, banqueros y otros profesionales del área financiera, que quizás podrían dictar cátedra al respecto.
Los conocimientos aquí adquiridos, pueden ayudarnos a comprender muchos de los aspectos que vemos u oímos en los diversos medios de comunicación social o en las charlas o conferencias a las que podamos asistir, por encontrarse una gran carga de tipo ideológica (Capitalista), pero también nos puede permitir crear los mecanismos de defensa para protegernos de los embates de lo que el Papa Juan Pablo II denominó el Capitalismo Salvaje.
El presente texto está dirigido a las personas comunes y a profesionales que no estén dentro del mundo tan complejo de las finanzas, pero que quieran poseer algunos rudimentos en los temas económicos, de la cual soy un apasionado, a pesar de mi profesión de médico.
Espero que a quienes lo lean pueda servirle de algo, para mejorar los conocimientos que al respecto puedan tener, pues soy de la opinión de que todo ser humano debe leer lo que pase por delante de sus ojos, ya que cada día de nuestras vidas aprendemos algo, y ello probablemente en cualquier momento nos va a servir, inclusive para intervenir en ciertas discusiones donde participemos y que no nos “envuelvan” y exploten nuestra ignorancia, como muchas veces ocurre con los temas económicos, que al igual que otros de igual índole: “Son tan importantes que no pueden ser dejados sólo en manos de los economistas”, pues bastante erráticos han sido en nuestro país, durante los gobiernos recientes, al adoptar medidas que han profundizado la desigualdad social y la miseria en nuestra nación. No debemos dejarnos amedrentar por el origen de los conocimientos, pues debemos recordar que tenemos que conocer al adversario, desde sus entrañas, para poder defendernos de él y si queremos edificar un mundo socialista, tenemos la obligación de conocer lo mejor posible al capitalismo y, qué mejor manera que saber cómo piensan las transnacionales del petróleo, que son la máxima expresión del capitalismo a nivel mundial. Por lo tanto, comencemos a leer y no nos dejemos convencer tan fácilmente, sin tener las armas para discutir lo que es más adecuado para el país, que deseamos tener para nosotros y nuestros descendientes.
JUAN DAVID STABACK AVILA
Ciudad Bolívar, 29 de marzo del 2012.
INTRODUCCIÓN
La prensa, la televisión y la radio dedican cada día más atención a los problemas económicos; dan información detallada sobre reuniones internacionales y nacionales y comentan las ponencias que sobre cada uno de los variados aspectos de la vida económica someten los especialistas a los innumerables congresos que se realizan en el dinámico mundo actual. La economía, como casi todos aceptamos, es un campo especializado que tiene su objeto, método y lenguaje propios, lo que dificulta muchas veces la fácil captación de las ideas y comentarios sobre los temas económicos en el sentido en que se utilizan. A esta situación se agrega el que muchas personas suelen emplear la terminología de esta ciencia en forma descuidada, tal vez sin tener en cuenta su verdadero significado.
Por otra parte, si buscamos los términos en un diccionario, nos encontramos con definiciones muy escuetas, las cuales dejan algunas veces más confundido al lector que se esfuerza por entender el contenido de los artículos sobre temas económicos.
Con el fin de brindar a nuestro personal conocimientos generales que le permitan comprender los conceptos más comunes o importantes de la economía, se publicó en “Tópicos Shell” – que es la revista interna de mayor difusión de la Compañía – una serie de 25 artículos amenos y sencillos que han gozado de notable popularidad. Ante el público lector de “Tópicos Shell” esta serie se identificó con la frase-pregunta “¿Qué entiende usted por...?”
En razón del éxito alcanzado por la serie desde que apareció el primero de estos temas, en mayo de 1963, y de la multitud de peticiones de ejemplares adicionales de dichos artículos cada vez que salía una edición de la revista, se decidió publicarlos, compilados en forma de folleto.
Otra de las finalidades de su publicación en esta forma es permitir que estos temas se hagan accesibles a cualquier otra revista o publicación industrial, tanto nacional como extranjera, para que puedan reproducirlos, bien en su forma original o mediante traducción y adaptación con el único requisito de citar la fuente: la revista “Tópicos Shell”
En esta segunda edición reunimos con las primeras DEFINICIONES ECONÓMICAS EN LENGUAJE SENCILLO las publicadas después de aparecer la primera edición de este folleto, la cual contenía 15. Con 10 títulos adicionales completamos, pues, la serie de 25, que nos habíamos propuesto publicar.
COMPAÑÍA SHELL DE VENEZUELA Ltd.
Caracas, julio de 1966
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR CAPITAL?
Irving Fischer (1867-1947), famoso economista norteamericano especialista en la teoría monetaria, definió el capital como un conjunto de bienes existentes en un momento dado; pero esto no es tan sencillo, y la economía moderna tiende a ver el capital como tres tipos diferentes de bienes:
Según la primera consideración, es capital todo lo que se invierte en determinado negocio, de manera más o menos permanente, para que produzca ganancias tales como casas, maquinaria, créditos, equipo y otros bienes que se pueden adquirir o convertir fácilmente en su equivalente en dinero efectivo.
En segundo lugar, se consideran como capital aquellos bienes que no representan físicamente su valor económico, es decir, que si los fuéramos a vender como lo que son, recibiríamos por ellos mucho menos dinero que el valor que representan para nosotros; por ejemplo, un nuevo muro de protección para detener las aguas de un río o un lago, o un canal para conducir el agua de un río hasta la fábrica, o una cabria permanente de un pozo petrolero son, como dirían algunos, el resultado, después de cierto tiempo y utilizando el ingenio, de reunir bienes naturales con el trabajo humano.
El tercer grupo lo constituye el conjunto de bienes que se reproducen con la ayuda de la naturaleza y el trabajo del hombre, tales como la reproducción agropecuaria (frutos, madera, ganado, aves y otros) o la minería. Esta consideración se les da porque hay poca relación entre el dinero invertido y el mayor valor que se obtiene de ese bien después de transcurrido algún tiempo.
La consideración de estos tres tipos de bienes nos lleva a otro concepto y es que los tres tipos de bienes a que nos hemos referido –incluido el dinero en efectivo- son bienes que se desgastan, o sea que pierden su valor por el transcurso del tiempo, o por el uso, y entonces será también capital todo lo que se invierta para conservarlos o dicho con palabras más comunes, los gastos de mantenimiento o como los llamamos en nuestro sistema de contabilidad, los gastos de mantenimiento extraordinario.
En los cuatro párrafos anteriores nos hemos visto precisados a utilizar la palabra dinero como punto de comparación y eso sucede cada vez que alguien habla o escribe sobre el capital, por lo que se ha llegado hasta confundir los dos términos. Así se oye decir que fulano tiene un capital en el banco o que la casa de zutano vale un capital.
Pero aun cuando en determinado momento el dinero puede ser un bien capital o un bien capital puede fácilmente convertible en dinero, una cosa es un fajo de billetes y otra un camión o una maquinaria.
La formación del capital dentro de una compañía es de primordial importancia y su formación o consecución, uno de los mayores problemas de los directores de empresas. En efecto, se requiere un gran prestigio para lograr para lograr que las personas que tienen dinero ahorrado lo inviertan en negocios que manejan otras personas y más aún si la inversión del capital se efectúa fuera de su país.
Uno de los medios de obtener fácilmente capital es producir en forma constante, cada año, ganancias que ofrezcan margen suficiente para hacer reinversiones de capital en el negocio y al mismo tiempo repartir lo que conocemos con el nombre de buenos dividendos.
Así pues, los propietarios, en última instancia, de los bienes de capital de una empresa no son normalmente las personas que la dirigen y administran, sino los dueños de las acciones en que se divide el capital de aquella.
Es tan importante el capital, no sólo dentro de la empresa donde se usa para producir, sino también en una escala más amplia –como en el ámbito nacional o continental – que hoy día nadie duda de que no pueda lograrse desarrollo en un país sin que ocurra el hecho económico que suele denominar “formación de capital” o también “acumulación de capital”, que no es otra cosa que el aumento de la cantidad de bienes de que dispone ese país para producir cuanto necesita.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR CAPITALISMO?
Por lo común, cuando alguna persona oye el término capitalismo, piensa en empresas de enormes proporciones, con miles de trabajadores y costosísimos equipos y concibe al “capitalista” como poseedor de una cuantiosa fortuna repartida en centenares de empresas. Nada más equivocado. Capitalismo es, sencillamente, la inversión de cierta cantidad de dinero con el propósito de obtener una ganancia. El limpiabotas que pule sus zapatos es nada más ni nada menos que un capitalista, por la sencilla razón de que ha gastado cierta suma de su dinero en comprar un cajoncito (o en adquirir los materiales para hacerlo él mismo), cepillos grandes y pequeños, cremas, trapos, etc., con el propósito de prestar un servicio y obtener por ello el dinero que le cubra lo que ha gastado y le deje una ganancia. Ese es en síntesis el proceso de la actividad capitalista, sólo posible en una situación que asegure a cada uno de nosotros el derecho de poseer una propiedad y a arriesgar nuestros ahorros en la esperanza de obtener una ganancia. El Grupo Royal Dutch/Shell, por ejemplo, que nos emplea a nosotros, tiene aproximadamente 240.000 trabajadores en todas partes del mundo y pertenece a más de medio millón de capitalistas que optaron por invertir parte de su dinero en el financiamiento de nuestras operaciones. El capitalismo crea, además, la libre competencia, esto es la oportunidad que tiene cada quien de tratar de producir un artículo lo mejor posible al menor precio, proporcionando así beneficios reales al consumidor. Prueba de que el capitalismo no es necesariamente un sistema de grandes negocios es el hecho de que en Estados Unidos, por ejemplo, de las 4.700.000 empresas del país el 96% tiene menos de 20 empleados. Esas empresas emplean dinero de personas que son capitalistas sencillamente porque han invertido su dinero y en el caso de los empresarios, realizan además un esfuerzo tratando de obtener una ganancia; pero, por otra parte, crean y mantienen centros de trabajo, producen las cosas sin las cuales la humanidad se enfrentaría a graves problemas de subsistencia y forman un conjunto dispuesto a producir lo mejor al menor precio, para ganarse la preferencia del consumidor, beneficiándolo.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR INVERSIÓN DE CAPITAL?
La verdad es que se trata de un término un poco rebuscado, que suena como extraído directamente de un texto académico, pero en realidad se refiere a una práctica que, por lo común, es de lo más sencilla: gastar dinero en la adquisición de máquinas, herramientas, instrumentos, etc., con el fin de producir algo y con la esperanza de obtener algún beneficio. Si una mujer compra una máquina de coser para hacer vestidos a su clientela y obtener una utilidad de ese trabajo, no ha hecho más que realizar una inversión de capital. Es el mismo caso del zapatero que compra el equipo de maquinaria e instrumentos para fabricar zapatos o la compañía petrolera que adquiere equipo de perforación o la empresa productora de automóviles que monta una fábrica completa para manufacturarlos. Todos son casos de inversión de capital: se gasta cierta cantidad de dinero en comprar cosas que nos servirán para producir algo y estas cosas quedan, como es natural, en manos de los trabajadores.
Claro que las inversiones que nosotros hacemos, por ejemplo, al comprar herramientas de jardinería para que rinda nuestro huerto o jardín son inferiores, miles de veces, a las de una compañía organizada y de cierta magnitud (y como algunas actividades de producción requieren que la empresa tenga determinada magnitud mínima que es verdaderamente considerable, como en el caso de la industria automovilística o de la petrolera) ocurre que la inversión de capital que se debe realizar para comprar maquinaria, herramientas, etc., alcanza a sumas enormes. El costo original del equipo y construcciones de la Compañía al final del año 1962 fue de unos 6.500 millones de bolívares. La cuantía de la inversión de capital no está determinada caprichosamente por los directores de una empresa, sino por la clase de negocio que se realiza y sus exigencias técnicas. Hay cierto tipo de actividad económica que debe realizarse por grandes empresas, pues sólo así es posible elaborar un producto de buena calidad y bajo precio, al aprovechar la mecanización en gran escala y la economía de costos que se obtienen al producir en grandes cantidades. La cuantía de la inversión la fija, en última instancia, la producción misma y pasar esto por alto sólo conduce a obtener un producto defectuoso y caro.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR ACCIONISTAS?
Una acción es, en última instancia, un título que otorga a quien lo posee la condición de miembro de una sociedad anónima; esto es, lo hace socio de un negocio en el cual arriesga solamente el valor de sus acciones, sin comprometer el resto de sus propiedades; lo hace participar en la pertenencia de la empresa y en los beneficios que resulten de su funcionamiento y el accionista puede o no ser trabajador en el negocio del cual es propietario parcial.
El uso de las acciones surge cuando, requiriéndose una gran cantidad de capital para constituir una empresa o expandir una ya existente, sus promotores no disponen de suficiente dinero; en este caso, se precisa reunir la cantidad necesaria mediante pequeñas aportaciones de gran número de personas que, por lo tanto, pasan a ser accionistas de la empresa.
En Venezuela, donde la práctica de comprar acciones comienza a introducirse entre las personas que no son ricas, no es raro encontrar gente que todavía concibe al accionista como un señor agobiado por el peso de su inmensa fortuna, ocupado sólo en contar las fabulosas ganancias que le proporcionan sus inversiones en compañías gigantescas. La verdad es que lo común y corriente en los países industrializados es que las empresas sean, en distintas proporciones, propiedad de empleados y trabajadores que manejan su presupuesto familiar de modo que pueden cubrir sus necesidades básicas, darse algunos gustos y ahorrar lo suficiente para comprar acciones que, al prosperar, van aumentando el valor de su patrimonio. Esas empresas, algunas de las cuales funcionan con activos de muchos millones, pertenecen a cientos de miles de accionistas, (entre los cuales figuran egresados de universidades, oficinistas, maestros, obreros, políticos, etc.) que, en la mayor parte de los casos, tienen como trabajo habitual una actividad completamente distinta a la de la empresa que poseen parcialmente.
El Grupo Royal Dutch/Shell, formado por más de 500 empresas de las cuales la Compañía Shell de Venezuela es una de las principales, pertenece a más de medio millón de accionistas de todas partes del mundo, de todos los niveles económicos y sociales, que nos han cedido sus ahorros para que los usemos en desarrollar la actividad económica de producir y distribuir petróleo y sus derivados. En compensación, nuestros accionistas nos exigen eficiencia, a fin de que podamos remunerar adecuadamente la inversión que han hecho en nuestras empresas. De ahí de desprende que el trabajar con eficiencia es para nosotros una obligación relacionada directamente con nuestra propia subsistencia como empresa.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR DIVIDENDOS?
Toda persona que arriesga sus ahorros invirtiéndolos en una empresa, aspira, como es lógico, a obtener un beneficio. Este beneficio sólo es posible cuando el negocio prospera lo suficiente para retribuirle su inversión. Sin embargo, para poder repartir buenos dividendos es necesario que el éxito sea de cierta magnitud.
Pero... ¿qué son los dividendos? Se llama dividendos a aquella parte de las ganancias líquidas –esto es, las ganancias que quedan después de cubrir todos los gastos y pagar los impuestos- que reciben los socios por su participación de capital en una empresa o compañía, principalmente los accionistas de una compañía anónima.
Una empresa tiene que producir lo más económicamente posible, de modo que al vender su producción a determinados precios obtenga dinero suficiente no sólo para pagar a sus trabajadores, cubrir sus demás costos y gastos, pagar a sus acreedores y volver a invertir dinero en el negocio, sino también para repartir cierta suma entre los accionistas, como remuneración o compensación por tener su dinero colocado en ella en lugar de dedicarlo a otros fines de utilidad más directa e inmediata. Es, pues, a esa remuneración a lo que se llama dividendos. La posibilidad de obtener dividendos es lo que mueve a los accionistas a invertir dinero.
Si una persona desea sacar provecho de sus ahorros, sin correr gran riesgo, puede hacerlo destinándolos a adquirir ciertos valores –como las cédulas hipotecarias- mediante los cuales uno presta cierta suma de dinero por un lapso de tiempo, recibe intereses anuales durante ese período y al final se le reembolsa la cantidad prestada. No se trata en este caso de una inversión como accionista y no existe riesgo: los intereses anuales serán siempre los mismos, aunque sea mayor o menor el éxito que tenga en su negocio la entidad a la que hubiéramos prestado el dinero. Por eso se llama a estos títulos valores de interés fijo.
Cuando invertimos dinero en una empresa –por regla general mediante la compra de acciones- nos asociamos al riesgo que ella corre al desarrollar sus operaciones. Puede ocurrir que, en un año cualquiera las cosas vayan tan mal que no se produzcan utilidades, lo que significará que no habrá dividendos ese año. También puede suceder que, habiendo terminado con éxito el año económico, se decida no distribuir dividendos sino emplear todas las ganancias líquidas para invertirlas nuevamente en el negocio: tampoco habrá dividendos. Sólo si el negocio logra prosperidad y las ganancias son tales que permitan distribuir dividendos, podremos obtener por cada acción que poseamos la cantidad de dinero que se haya determinado. Por eso a las acciones se las llama también valores de dividendo, en contraposición a los citados valores de interés fijo.
Si una empresa reparte año tras año dividendos muy bajos o deja de repartirlos durante varios años –por una causa cualquiera- la posesión de sus acciones se hace poco atractiva y los socios tenderán a deshacerse de ellas; se hará cada vez más difícil encontrar personas dispuestas a invertir su dinero en esa compañía. Por lo tanto, si el negocio marcha bien, lo razonable es emplear únicamente tanto capital cuanto se pueda utilizar de una manera realmente provechosa y distribuir dividendos a tal nivel que la inversión en la empresa se justifique para quienes ya poseen acciones y sea atrayente para quienes tiene dinero por colocar.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR DEPRECIACIÓN?
“¡Epa!” se exclama cuando, al ponerse los calcetines por la mañana, se nota una rotura que no es precisamente intencional para ventilación. Con el uso esos calcetines se han deteriorado y habrá que comprar un par nuevo. Se han roto de tanto ponérselos uno... se han depreciado... Lo mismo ocurre con una compañía cuya maquinaria, edificios, etc., simplemente se gastan con el uso, y, en virtud de que no hay nadie que no esté expuesto a encontrarse alguna vez huecos en los calcetines, así mismo toda compañía está expuesta a la inevitable depreciación de sus activos. Si una máquina se deprecia anualmente en un 10 por ciento de su valor, es seguro que al cabo de 10 años será necesario adquirir una nueva. Si supusiéramos que el precio de esta máquina es tan elevado que podría absorber todas las utilidades que la compañía obtuviese en un año, ese año no habría repartición de dividendos entre los accionistas ni bonificaciones anuales – las que solemos llamar “utilidades” y que recibimos en diciembre – entre los trabajadores. Por eso las compañías separan anualmente cierta cantidad de dinero– bajo el rubro de “reservar para depreciación” o algo parecido– para comprar nuevo equipo cuando el que está en uso se desgaste y quede inservible. Sin embargo, la tendencia al alza de precios de la nueva maquinaria dificulta a las compañías el reemplazar equipo desgastado sin tener que recurrir a fondos adicionales a los que se han ido acumulando en la reserva para depreciación. Dicha depreciación, pues, forma parte del grupo de aspectos que se deben tomar en cuenta al calcular los costos, y en ella influyen notablemente las variaciones en los precios de las máquinas, instrumentos, herramientas, etc., a la vez que los adelantos técnicos y científicos que puedan obligar a una compañía a substituir una máquina depreciada no por otra nueva completamente igual, sino por una recién inventada mucho más eficiente, pero – es lo más probable – mucho más cara.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR REDUCCIÓN DE COSTOS?
A cada uno de nosotros nos llega en la vida el momento en que la suma de lo que gastamos y lo que debemos es superior a lo que ganamos, algunas veces con mayor frecuencia de la que sería de desear. Una forma de resolver el problema es, por ejemplo, ganar más, es decir percibir más dinero al mes. Esto se llama “aumentar los ingresos”. Pero si ello no es posible, no hay otro recurso que reducir los gastos. ¿Es esta una alternativa que se presenta sólo a las personas? ¿Qué ocurre en un negocio, por ejemplo? Las empresas están igualmente sometidas a esta especie de férrea ley de la economía. Cuando las ventas crecen como por arte de magia y los precios de nuestro producto se mantienen al mismo nivel o más bien se elevan, lo que hay que hacer es elaborar buenos planes de producción y organizar la distribución más eficientemente. Pero ¿cómo marchan las cosas cuando la situación toma la dirección contraria? En períodos de intensa competencia y de bajos precios, no queda otro remedio que reducir los costos sin menoscabar la calidad, si aspiramos a mantenernos activos y hacer frente a esa competencia. Desdeñar esta verdad es una grave equivocación que sólo viene a comprobarse cuando ya la empresa agoniza, dejando en la calle a los trabajadores que de ella dependen. La reducción de costos en períodos críticos no sólo puede contribuir a la supervivencia de la empresa como productora de cosas necesarias para la comunidad y como fuente de trabajo, sino que puede también favorecer al consumidor, que de este modo recibe un artículo de igual calidad pero a un precio menor que el anterior. A la vez, lograda la reducción de costos que se busca, el trabajador cuenta con un mejor porvenir dentro de una empresa que, después de todo, se ha hecho más eficiente.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR GANANCIAS?
El dinero que recibimos en el sobre de pago tiene la virtud de repartirse con asombrosa rapidez en distintas direcciones, casi en la misma forma en que se esparcen los 10 palos del boliche cuando la pelota los golpea. Después que hemos pagado las cuentas pendientes, que hemos dado su racioncita a cada miembro de la familia (para mantener la paz en el hogar), etc., es bastante poco lo que nos queda. Podría decirse que eso que nos queda es algo así como una ganancia personal, que podemos gastar en nosotros mismos o en alguna cosa útil para la casa, o que podemos ahorrar para el futuro. Parte de las ganancias de una compañía se emplea en forma más o menos similar a esta última, esto es, destinándola a reinvertirse en el negocio. Pero ahí termina el parecido, pues muchas de las empresas o negocios, sobre todo los mayores, existen y funcionan porque miles de personas han invertido en ellas su dinero. Por lo tanto, una empresa tiene que producir lo suficiente para que, al vender, le entre dinero no sólo para pagar a sus trabajadores, cubrir sus demás costos y gastos, pagar a sus acreedores y reinvertir dinero en el negocio, sino también para repartir cierta suma entre los accionistas, como remuneración por tener su dinero colocado en la empresa en lugar de dedicarlo a otros fines de utilidad más directa e inmediata para ellos.
Esa remuneración es lo que se llama dividendos y los ingresos deben alcanzar para cubrir el pago correspondiente a los accionistas, pues tienen derecho a ello y ha sido esa la razón por la cual invirtieron dinero. De otro modo nadie se sentiría estimulado a invertir suma alguna y no sólo no aparecerían las nuevas empresas necesarias para producir todo lo requerido por el aumento de la demanda nacional, sino que también las empresas establecidas se irían debilitando paulatinamente ante la escasez, cada día mayor, de dinero que nadie estaría dispuesto a facilitarles.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR PRODUCTIVIDAD?
Podría decirse que cualquiera que tenga una familia numerosa, saludable y creciente es un experto en productividad, aunque no en el mismo sentido que suele darse al término en el mundo de los negocios. Cada empresa tiene ciertos factores que contribuyen a su funcionamiento: hombres y mujeres expertos que hacen bien su trabajo; máquinas y herramientas que ayudan a producir mucho más de lo que sería posible si sólo se dispusiera de fuerza y brazos humanos; materiales que los demás factores transforman en productos terminados. Los elementos que hemos mencionado no son otra cosa que lo que los economistas llaman los factores de la producción: trabajo, capital, recursos naturales. Faltaría el otro de los factores de la producción que es el empresario, o sea la persona o grupo de personas que ponen a marchar la empresa, dirigen su funcionamiento y planean su expansión. La palabra productividad significa: la eficiencia con que palabra productividad significa la eficiencia con que esos factores de la producción se emplean para elaborar el producto que desea vender. Si dos operarios que trabajan en una máquina producen al día 50 pares de zapatos y al cabo de cierto tiempo, por la práctica adquirida en su labor, logran producir 60 pares de igual calidad al día, podemos decir que la productividad ha aumentado. Nuestra productividad sube cuando obtenemos mayor cantidad de cosas con el mismo esfuerzo o con el mismo costo total. La posición competitiva – más favorable – que tiene ahora nuestra Compañía se debe, en cierto grado, a los constantes esfuerzos que ella ha realizado últimamente para mejorar su eficiencia. El resultado es que las condiciones de vida mejoran, pues los artículos, obtenidos a menor costo por unidad, pueden venderse en condiciones de mejor competencia. Uno de los pasos importantes en el progreso económico lo constituye el continuo aumento de la productividad hasta donde es posible.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR INVENTARIO?
En sentido muy general, inventario es la lista de los bienes y demás pertenencias de una persona, comunidad o empresa, hecha con cierto orden y de acuerdo con determinadas normas, según el caso. Todo el que posea un patrimonio puede hacer el inventario del mismo. En los casos de herencia, por ejemplo, para distribuir los bienes se requiere hacer un inventario de los mismos, con el fin de saber lo que le corresponde a cada uno.
En la industria, el término inventario se refiere a las cantidades almacenadas de materias primas, bienes en proceso de producción o artículos ya terminados. En el caso de la industria automovilística, por ejemplo, el inventario estaría compuesto de hierro y acero en barras o lingotes, vidrio, materiales plásticos, automóviles parcialmente fabricados y vehículos ya ensamblados y listos para la venta. Conviene tener presente que mucho de lo que constituye materias primas para la industria automovilística – y para otras muchas industrias – representa, a su vez, productos terminados para las empresas que los produjeron y que no van más allá en el proceso de la manufactura.
Se mantiene un inventario de productos terminados para poder atender a los pedidos con razonable prontitud. Igualmente, una buena provisión de materias primas hará más fácil el aumento de la producción en un momento dado. El eterno problema, en este aspecto, consiste en que cantidad se debe tener almacenada; es decir, qué cantidad de materias primas, o de productos terminados, hay que tener en inventario para poder satisfacer los pedidos que nos hagan, pero sin tener estancadas cantidades excesivas de material. Un inventario cuantioso inmoviliza grandes sumas de dinero, un inventario reducido puede retardar las entregas de productos y hacer que se pierdan clientes por no estar en condiciones de atender a sus pedidos. Por eso es necesario conocer con exactitud las verdaderas necesidades del negocio en este sentido y hacer una planificación casi perfecta que mantenga el inventario a un nivel adecuado.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR OBSOLETO?
Es una palabra que se usa cada día con mayor frecuencia. Obsoleto es aquello que sufre de obsolescencia. Pero... ¿qué es obsolescencia? Una cuidadosa revisión en el cuarto de los corotos viejos probablemente pondría al descubierto varios ejemplos clásicos de obsolescencia: un aguamanil, un espejo con marco de patas de león, el taburete del abuelo... En el mundo de los negocios, el término se refiere al equipo que ha pasado a estar fuera de época – con la invención de uno más moderno y rendidor, por ejemplo – aunque no esté totalmente desgastado. Una máquina que es nueva hoy estará el año próximo un tanto usada, pero en posibilidad de funcionar más o menos en forma similar a como lo hace actualmente; sin embargo, puede convertirse en obsoleta por la aparición de un nuevo tipo de máquina más eficiente, más rápida o que cause menores gastos, aunque el modelo viejo esté trabajando todavía en perfecto orden. Si nosotros somos los propietarios de la vieja máquina y una compañía rival obtiene el nuevo modelo, sin duda se nos adelanta en un aspecto importante de la competencia. Como ejemplo concreto de la obsolescencia podemos referirnos al antiguo sistema de perforación con máquinas de vapor; durante muchos años funcionaban a la entera satisfacción de la industria, pero llegó el día en que indiscutiblemente resultaba más eficiente utilizar motores diesel en las cabrias; como resultado quedaban obsoletas las máquinas de vapor y destinadas a convertirse en chatarra. La obsolescencia es difícil de anticipar, pues depende de los resultados que obtienen los investigadores técnicos y científicos en su permanente búsqueda de mejores métodos, máquinas e instrumentos; de allí que la obsolescencia constituye un problema corriente para todas las empresas industriales. La mejor forma de tratar de sobreponerse a la obsolescencia es mantenerse al día no sólo en cuanto se refiere a los últimos adelantos técnicos y científicos en los métodos y equipos, sino también en la marcha de las investigaciones que puedan resultar en la inversión de máquinas y en procedimientos nuevos más eficientes. Sólo una empresa con criterio obsoleto puede proceder en otra forma.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR MERCADO?
Un mercado libre, una casa de abasto, una quincalla o una gran tienda son mercados, pues son lugares donde se reúnen compradores y vendedores para cambiar cosas por dinero. Ese es uno de los significados de la palabra. Sin embargo, cuando se afirma “ese producto tiene poco mercado”, ¿qué se quiere decir? Esta expresión alude al hecho de que ese producto no se vende tanto como podría esperarse; en otras palabras, los deseos y capacidad de comprarlo (lo que se suele llamar “demanda”) son menores que las cantidades del mismo que se ponen a la venta a cierto precio. Pero queda todavía otra acepción del término, que es la que este tiene cuando se dice “el mercado de los productos agropecuarios”, por ejemplo. En este caso se hace referencia a todas las operaciones de compra y venta de productos agropecuarios que se realizan en una región determinada y en un período preciso, así como a los diferentes precios que se establecen para esas operaciones, la comparación entre las cantidades que se ofrecen para la venta, y la demanda que de ellas existe, etc. Ahora bien, cada vez que nuestras esposas, hermanos o hijos van de compras, ejercen un poder del cual posiblemente ni ellos mismos están conscientes, pero que tiene gran importancia: es la llamada soberanía del consumidor, así expresada por definir el hecho de que, según decidan los consumidores comprar un producto u otro, pueden hacer triunfar o hundir una marca determinada y en ciertos casos una compañía entera. De ahí que cada empresa trate de producir artículos de la mejor calidad posible y al menor precio, a fin de disfrutar de un buen mercado para sus productos. En esa carrera de la calidad y los precios participan todas las empresas que operan en un sistema de competencia, la cual es muy reñida en el caso del petróleo. Para poder mantener sus mercados e incluso fortalecerlos, nuestra Empresa tiene que realizar constantes esfuerzos en este aspecto, en todo el mercado mundial. La compañía que pretenda ignorar o menospreciar el dominio de ese rey que es el consumidor, está labrando sin más ni más su propio fracaso. Por eso toda compañía eficiente y que tenga un moderno sentido de la competencia trata de ofrecer al cliente un producto que lo atraiga cada vez más por su presentación y precio, y le resulte más satisfactorio en calidad y servicio.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR BOLSA?
Así como las mercancías (alimentos, ropa y cualquier otro artículo que es objeto constante de compra y venta) necesitan un sitio – que normalmente recibe el nombre de mercado – donde el vendedor y el comprador puedan negociar, hay otra clase de bienes – tales como las acciones de compañías anónimas, títulos de créditos, cédulas hipotecarias y otros documentos, denominados genéricamente títulos o valores – que, por sus características especiales, también requieren una institución que facilite su compraventa y a la que suele denominarse bolsa de comercio.
Resumamos las características especiales de esta clase de bienes. Por regla general, se trata de documentos que representan la participación o derechos que tiene el dueño de ese documento sobre una porción del conjunto de bienes de una institución (tales como acciones de compañías anónimas), o sobre parte de una deuda (entonces se denomina título de crédito), o sobre una fracción de valores respaldados por hipoteca (como las cédulas hipotecarias emitidas por algunos institutos de crédito), o sobre cualquier otro documento de los autorizados por las leyes del correspondiente país.
Estos documentos reciben el nombre genérico de valores, porque en realidad representan un valor convertible en dinero, ya que el dueño puede hacerlos efectivos de acuerdo con lo especificado en ellos, o bien mediante su venta en operaciones bursátiles, que es la denominación que reciben las negociaciones realizadas en las bolsas de comercio.
Las operaciones bursátiles son negocios que, por celebrarse con gran rapidez, necesitan un sistema especial para que los interesados puedan estar seguros de que compran un documento legítimo.
Otra de las importantes funciones de una bolsa de comercio es que, por ser el centro principal donde se efectúan todas las operaciones bursátiles (las cuales deben registrase y hacerse públicas en las siguientes 24 horas), constituyen excelentes centros informativos que permiten conocer de inmediato las fluctuaciones entre la oferta y la demanda de determinados valores, lo cual viene en definitiva a establecer su precio. Por lo tanto, las bolsas de comercio son índice bastante real del desarrollo de la actividad comercial e industrial del país o ciudad en que funcionan.
Indudablemente las autoridades deben regular ese sistema, y para ello es necesario que la ley autorice y vigile el funcionamiento de las bolsas de comercio. En cada nación rige un sistema que, aunque se parece a los demás países, presenta características especiales, según el régimen legal imperante.
En Venezuela las disposiciones que regulan el funcionamiento de las bolsas de comercio están contenidas principalmente en el Código de Comercio, según el cual cada bolsa tiene su propio reglamento y está dirigida por una junta nombrada por la asociación de comerciantes e industriales o cámara de comercio de la localidad donde funciona. En la actualidad existen dos, una en el Distrito Federal y la otra en el Estado Miranda.
Para que puedan cumplir su cometido, sólo se admite como miembro de las bolsas de comercio de Venezuela a personas de reconocida honorabilidad, cumplidoras de sus compromisos y que reúnan otros requisitos similares. Además, sólo pueden efectuar negocios en ellas las personas que han recibido autorización al efecto; estas reciben el nombre de corredores de bolsa y para tener carácter público, deben contar con la autorización del respectivo juez de comercio.
Las personas que suelen concurrir a las bolsas de comercio son principalmente aquellas que desean comprar valores con el objeto de obtener dividendos o intereses, según sean acciones o títulos de crédito, o bien las personas que necesitan vender los valores que ya poseen, para obtener dinero con que acometer sus proyectos. Todos estos negocios se hacen a través de los corredores de bolsa.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR INFLACIÓN?
Cuando en los artículos anteriores de esta serie nos referimos al precio, dijimos que este lo determina principalmente la influencia, en el mercado, de la oferta y la demanda. Esto no es tan sencillo como parece a primera vista y como ya tenemos un concepto más o menos claro de lo que es la oferta y la demanda, podemos profundizar un poco más sobre las demás circunstancias que también influyen, aunque en menor grado, en las variaciones del precio.
Una de estas circunstancias es la cantidad de dinero que tenga disponible el comprador y esto es muy fácil de comprender porque todo individuo que tiene dinero suficiente gasta con mayor facilidad que el que está escaso de dinero o como decimos popularmente, el que está “corto”.
Así pues, cuando en un mercado hay bastante dinero en circulación, hay muchos compradores y ello atraerá también a bastantes vendedores. Pero puede suceder que en un momento dado la abundancia de dinero haga crecer el número de compradores por encima de la capacidad de producción de artículos o sea que se produzca una escasez de bienes de consumo y entonces se presenta una alteración de la llamada ley de la oferta y la demanda, con un exagerado aumento de precios. Si este fenómeno se extiende a todos los artículos del mercado, se le da normalmente el nombre de inflación.
En estos casos sucede como cuando se presenta una epidemia u otra calamidad, porque estamos en presencia de un desequilibrio de la economía, o sea que se pierde la estabilidad económica, ya que con la misma cantidad de dinero se pueden comprar menos cosas; y entonces se dice que el valor de la moneda ha bajado, o sea, hay depreciación o desvalorización de la moneda. Algunas personas usan entonces la expresión “bolívares de hielo”, porque se gastan con facilidad.
La inflación, como es lógico pensar, repercute especialmente en las personas que tienen ingresos fijos, en las cuales un aumento de precio representa, en la práctica, una disminución de sus posibilidades de compra y por lo tanto, una desmejora en su nivel de vida.
¿Cómo se remedia esto? Bueno, ahí es donde verdaderamente radica el problema, porque a pesar de todo el tiempo y dedicación que los técnicos y especialistas han destinado a resolverlo, todavía no existe una solución completa. Las soluciones pueden variar desde retirar dinero de la circulación hasta modificar el sistema monetario. Definitivamente no se resolverá el problema con un aumento de los ingresos de las personas, pues con ello se agravaría aún más la situación al traer más dinero al mercado y encarecer la mano de obra, con lo cual subiría el costo de producción de los bienes de consumo.
Las autoridades económicas de un país vigilan muy de cerca el nivel o cantidad de dinero que se pone en circulación y cuando se produce un desequilibrio, se ordenan de inmediato las llamadas medidas de emergencia o paliativas, tales como la emisión de bonos destinados a la venta en el mercado interno o la reducción de gastos públicos, con el objeto de reducir el volumen de dinero que está en poder del público.
No obstante, después de muchos esfuerzos, se ha logrado, en algunos de los países que han sufrido una inflación, un equilibrio económico más o menos aceptable. Pero de lo que no cabe la menor duda es que la solución o soluciones encontradas y aplicadas al problema en un determinado país o región no son aplicables al mismo problema de otros países o regiones; y tampoco las soluciones encontradas para el problema en una oportunidad anterior sirven para una época posterior en la misma región o país.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR MONOPOLIO?
Ciertas personas tienden a asociar el concepto de monopolio con el de empresa grande. Hasta hay quienes, para denotar que una compañía es de gran magnitud, suelen decir: “Eso es un monopolio”. La realidad es, por el contrario, que la situación de monopolio no está necesariamente relacionada con la dimensión de la empresa, sino que depende de las condiciones dentro de las cuales funciona, de la cantidad y la importancia de sus competidoras o de que estas no existan; del dominio, en fin, que ejerza sobre el mercado, sobre los precios, etc. El monopolio se caracteriza por la falta absoluta de competencia – o “concurrencia”, como también suele decirse – o por una situación en que, si bien esa competencia existe, está sometida a fuertes restricciones o limitaciones. Si en una población hay una sola empresa que vende determinado artículo – es decir, que no tiene competencia -, es lógico suponer que podría subir o bajar el precio del mismo con mucha mayor libertad que si otros establecimientos comerciales estuviesen también participando en ese ramo. Es esto lo que se califica como “monopolio de oferta”. El caso contrario, es decir, el “monopolio de demanda” – o monopsonio -, se presenta cuando los vendedores son varios y el comprador uno solo, pues entonces este es el que domina la situación y puede imponer condiciones en cuanto a las cantidades que ha de comprar y al precio que ha de pagar. Tal es el caso de una región en que hay varios productores de leche cruda, por ejemplo y donde funciona una sola instalación de pasteurización o de pulverización. El monopolio puede presentarse en el campo de la actividad privada o en el sector público, pero siempre ha de existir como circunstancia indispensable la falta de competencia. Un ejemplo de monopolio estatal en ciertos países, incluso el nuestro, es el del servicio telefónico, campo restringido a una sola empresa por disposición gubernamental; ninguna otra en consecuencia, puede acometer la prestación de ese servicio. Hasta el presente, el ejercicio del monopolio ha estado encuadrado más que todo en los límites nacionales; las perspectivas de su extensión al campo internacional han sido y siguen siendo mucho más complejas; en cambio, en las actividades empresariales de carácter internacional se observa una tendencia creciente a la más encarnizada competencia, como en el caso de la industria petrolera, actividad dentro de la cual actúan en todo el mundo más de 1.200 empresas. Esta proliferación ha tenido como consecuencia una intensa lucha comercial, opuestamente a lo que ocurriría si se tratara de un monopolio perfecto, en que una sola empresa vendiese petróleo a todo el mundo.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR DINERO?
Es difícil definir acertadamente lo que todo el mundo conoce y usa muy a menudo, ya que, por su propia experiencia, cada quien se va formando un concepto muy individual.
Históricamente los primeros tipos de monedas fueron pequeños objetos que tenían valor porque eran difíciles de conseguir. Así se utilizaron piedras de color, pedazos de metal, conchitas de nácar, etc. ¡Había que ver la cantidad de piedras que costaba un brontosaurio! (léase automóvil o medio de locomoción) en la era cavernaria. Antes de la Independencia, en Venezuela, se usaron las perlas como moneda. Menos mal que a alguien se le ocurrió inventar lo que denominamos hoy sistema monetario, porque de otra manera los días 15 y último de mes cobraríamos barriles de petróleo o latas de multigrado, etc.
El dinero, podríamos empezar por decir, es la medida común del valor material de las cosas, o sea la expresión efectiva de ese valor, pero para que fuera verdadera “medida”, sería necesario que tuviese determinada dimensión, tamaño o valor comunes a todos los países y a todas las personas; esto, como sabemos, no ocurre a pesar de que se ha discutido muchísimo acerca de la conveniencia o necesidad de unificar no sólo la moneda sino las leyes, mercado, etc., en el ámbito internacional. En efecto, hay tantas clases de dinero como países y aunque en varios países la moneda recibe el mismo nombre (peso, dólar, etc.), tiene en cada uno un valor distinto.
El dinero es el más eficiente de los medios que se utilizan en la intensa actividad de canje de la sociedad moderna. Se denomina el “medio líquido por excelencia” y aunque ninguno de nosotros conoce una moneda que se parezca al agua, se lo llama “líquido” porque fluye, corre, va de lugar en lugar – quizás hasta con más facilidad que el agua – y hasta se ha dicho que se “inyecta” dinero a una empresa cuando se hace una inversión de capital.
Técnicamente se hace distinción entre moneda y dinero. Moneda sería el valor intrínseco, o sea el valor real que tiene, por ejemplo, un bolívar por la plata que contiene, es decir, como el pedazo de metal que es y dinero sería el valor de esa moneda en el mercado, o sea su valor de cambio. La distinción permite explicar por qué el valor de una moneda, que intrínsecamente sigue valiendo lo mismo, ya que no cambia su contenido de metal precioso (oro, plata, etc.), puede subir o bajar en el mercado del dinero.
Un ejemplo ilustrativo de la diferencia sería lo que sucedió en Europa al final de la última guerra mundial; allí los cigarrillos y el chocolate adquirieron temporalmente las mismas propiedades y características del dinero y se usaron como monedas.
Se denomina “dura” una moneda que conserva o aumenta su valor en el mercado del dinero y “blanda”, la moneda que va en sentido contrario, es decir, que se devalúa o pierde su valor fácilmente. Rige esta circunstancia la relación existente entre oferta y demanda por determinada moneda, en la que, a su vez, influye su propio “poder de compra”.
Los países que producen la mayor proporción, cantidad y calidad de bienes y servicios que gozan de mayor demanda en el mundo son los que tienen una moneda de mayor poder de compra, es decir, más “dura”, más “líquida”, o más solicitada y a ese tipo de moneda se denomina “divisa nacional dominante”. Son muy pocas las monedas que gozan de ese carácter en el mundo actual (el dólar norteamericano, la libra esterlina, el franco francés, el rublo, etc.)
Otra función importante del dinero es su fácil acumulación o depósito, es decir, que se puede guardar y conservar fácilmente y sin gran peligro de deterioro, para que sirva, a la vez, como garantía de la situación económica de una persona, de una entidad, de un país o de un continente y como recurso inmediato.
Un billete de 10 bolívares como material de papel (valor intrínseco) vale lo mismo que un billete de 500 y ello es posible porque los billetes, al igual que otros medios representativos del dinero (cheque, giro, bonos, etc.), son sólo medios monetarios que representan un dinero o riqueza guardada o depositada en algún sitio y que se utilizan para facilitar el traslado, la movilidad o liquidez de una moneda, especialmente cuando se trata de grandes cantidades de dinero.
Se ha dicho que “el dinero es un puente entre el presente y el futuro”, “un nexo entre el presente y el porvenir”, con lo que se quiere decir que las reservas adecuadas de una empresa, o los ahorros de una persona, son la medida de su prosperidad y bienestar.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR BANCO?
La palabra banco se asocia casi siempre a algo sólido en que se apoya uno para trabajar o para descansar; pues bien, no nadaban muy equivocados nuestros antepasados cuando denominaron banco al mueble en que los comerciantes de la antigüedad colocaban el dinero para sus negociaciones y del cual se originaron las instituciones que hot sirven de punto de apoyo a las actividades económicas sobre las que descansa el bienestar de una comunidad.
Como toda institución social los bancos se crearon por una imperativa necesidad del intenso movimiento o actividad económica y hoy día la banca o sistema bancario de un país o de un continente es una actividad tan grande, importante y compleja como la industria petrolera, con la diferencia de que los bancos comercian con dinero en vez de petróleo.
En el Código de Hammurabi (rey de la primera dinastía babilónica) se reguló la actividad bancaria, estableciendo los primeros controles a favor de la eterna lucha de la banca contra la usura. Si bien la actividad bancaria nació como tal hace unos 5.000 años en Babilonia, no fue sino hasta hace unos 800 años (siglo XII) cuando se creó la banca de tipo moderno en las ciudades italianas de Siena y Florencia.
Las funciones bancarias son muy diversas y ello ha sido causa de que los bancos tiendan a especializarse en alguna o algunas de ellas, lo cual ha dado origen a una diversidad de bancos que pueden clasificarse dentro de los siguientes grupos: a) los bancos autorizados para la emisión y control de la moneda; en Venezuela estas funciones las ejerce con carácter exclusivo el Banco Central, que es una entidad bancaria oficial, aunque de capital mixto, o sea 50% privado y 50% gubernamental, y que, además, ejerce estrictos controles, a la vez que vigila nuestro sistema bancario conjuntamente con el Ministerio de Hacienda, el Consejo Nacional de Economía y la Superintendencia de Bancos; b) los bancos de depósito, así denominados porque efectúan sus operaciones con los depósitos que el público les confía, se especializan en el crédito comercial a corto plazo (hasta 24 meses); este tipo de banco es más común y es en ellos donde la mayoría de nosotros guardamos nuestro dinero en cuentas personales, para utilizarlo luego mediante cheques o en cuentas de ahorro (que ganan hasta un 3% anual de interés), compramos nuestros giros en moneda nacional o extranjera, obtenemos préstamos personales, etc.; c) los bancos de negocio, cuya actividad principal es la financiación de empresas industriales o comerciales, mediante operaciones de crédito a largo plazo (1º años o más); d) los bancos de crédito especializado, que distribuyen sus créditos en un campo específico y la mayoría de los cuales incluye en su nombre su especialidad: así tenemos, el Banco Agrícola, Marítimo, de la Construcción, de Crédito Urbano, etc., que dan servicio a determinadas actividades económicas que exigen técnicas especiales y por tanto, sistemas particulares de financiamiento; estas instituciones manejan los préstamos a plazo medio (de dos a 10 años).
Pero las actividades más comunes a todos los bancos y con una íntima relación directa entre ellas son los depósitos y los préstamos. El éxito de una empresa bancaria se debe más que todo al logro de un volumen estable y frecuente de depósitos en dinero. Esto se logra principalmente ganándose la confianza de los clientes y dándoles servicio eficaz. Un banco crece casi siempre paralelamente con el desarrollo de la economía de la región en que funciona. Dicho fenómeno se asemeja a una gigantesca rueda de la fortuna: entre más depósitos se reciban en forma constante, el banco podrá hacer más préstamos y entre más préstamos haga contribuirá mejor al incremento de las actividades económicas de sus clientes, los cuales, a su vez, al hacer más negocios y obtener sumas mayores de sus negocios, aumentarán las cantidades de sus depósitos en los bancos.
Por supuesto es indispensable que los negocios que los bancos financien con sus préstamos sean buenos porque de otra manera se romperá la rueda de la fortuna al producirse la “quiebre del banco” o, como se dice en el lenguaje de los comerciantes, al producirse la bancarrota.
Así pues, cada vez que hacemos un depósito en nuestra cuenta bancaria, bien sea como ahorro o simplemente como depósito temporal, estamos contribuyendo al desarrollo de la actividad económica regional. Y como los bancos también negocian entre sí para dividir los riesgos que corren en sus corrientes y frecuentes operaciones de crédito hasta llegar a negociaciones en escala internacional, al propulsar la prosperidad de nuestro banco y la de nuestra economía regional contribuimos también al desarrollo de la actividad bancaria y económica en escala nacional e internacional.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR PRECIO?
En materia de precios nadie puede decir que lo sabemos todo y cómo se forman es uno de los temas más controvertidos que existen en el campo económico.
Todo lo material o inmaterial que pueda utilizarse en alguna forma tiene su valor, aun cuando sea algo que sirva sólo para colgarlo en la pared y admirarlo o venerarlo. Tal es el caso, por ejemplo, de un cuadro o los derechos de autor de un compositor de música o escritor. Podríamos decir que este valor es la medida de lo que se paga para que una persona dé a otra un determinado bien o servicio con carácter permanente (en propiedad) o temporal (en préstamo).
El valor de una cosa se pone de manifiesto mediante un término o cifra que, por regla general, se expresa en dinero; a esa cifra se le da el nombre de precio. El concepto de precio, aunque aparentemente muy sencillo, es origen de gran parte de las discusiones en la vida real, bien entre directores de una industria o compañía para determinarlo o fijarlo, o entre vendedor y comprador para convenir en uno y hasta entre mujer y marido para aceptarlo como bueno cuando uno u otro regresan a casa después de haber negociado con algo.
Los factores que influyen en la determinación del precio de un bien o servicio son muchos y variados; entre ellos podemos citar la relación que existe, en determinado mercado, entre la oferta y la demanda de ese bien o servicio, o la comparación con el precio de algo similar, cuando es una de esas cosas que no se venden ni se canjean. También el aprecio que por la cosa tenga el poseedor es un factor influyente, con el cual se relacionan a menudo el número o cantidad de cosas iguales o semejantes que existen; factores de gran importancia para fijar un precio son lo que cuesta, económicamente hablando, producir esa cosa y la distancia a que se encuentren el dueño o productor del comprador o consumidor y así muchísimos otros.
Por otra parte, una misma cosa puede tener varios precios; así se habla de precio de producción, precio de costo, precio de venta, precio comercial, precio nominal, precio real, precio al por mayor o al menor, precio bruto, precio neto, precio natural, etc. Y es posible aún que cada precio sea diferente uno de otro por circunstancias normales o por situaciones especiales.
Algunos técnicos en economía tratan de hacer distinción entre precio y valor y llaman precio a la expresión real de un bien o servicio en dinero o moneda y a su expresión ideal o mental la denominan valor. Sin embargo, para no complicarnos la vida y entender mejor la diferencia, dejémoslo “de ese tamaño” y digamos que precio es lo que se paga por obtener un bien que tiene un valor y proponemos decirlo así porque muchas veces, de acuerdo chispa de que esté dotado quien compra o quien vende, se puede llegar a pagar o percibir, según sea el caso, un precio menor o mayor que el verdadero valor que tengan el artículo o el servicio en cuestión.
Al precio comercial lo comparan algunos con un chisme o “bola” y en cierto modo tienen razón porque la determinación de un precio o sus variaciones, se transmiten rápidamente tanto entre las casas de comercio de un mismo mercado (geográficamente hablando) como entre las de mercados distantes y aun entre las de mercados internacionales.
En un mercado de vendedores, o sea cuando hay poca oferta de venta, el precio lo fija el poseedor del bien o servicio, tal como ocurre cuando hay escasez de estos últimos. Por otro lado, en un mercado de compradores, o sea cuando hay mucha oferta de venta, el precio lo fija el que compra o consume el bien o servicio, tal como cuando hay una superproducción o superabundancia de estos últimos. Lo normal es que haya un constante “desequilibrio” en los precios (como sucede con la oferta y la demanda, que son sus factores determinantes principales) y que en ciertos artículos, de un precio elevado se pasa a un precio ínfimo y de allí, a su vez, a un precio más alto aún. Eso es lo que sucede en un mercado de libre competencia.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR ÍNDICE DE PRECIOS?
La idea más común que trae a nuestra mente la palabra “índice” es el dedo (índice) que solemos utilizar para señalar algo.
Lo mismo que el dedo, un índice de precios es un indicador, o sea el resultado de comparar una cifra representativa, que se denomina generalmente cifra promedio – o cifra modelo, según el caso -, con otra cifra anterior y similar que sirve de punto de comparación.
Para obtener una cifra promedio en predeterminado tiempo, se pregunta en varios sitios el precio de un mismo artículo y se suman. Por ejemplo, 11 bolívares + 13 bolívares y 12 bolívares = 36 bolívares. El total así logrado se divide por un número igual al de los precios sumados (en este caso tres precios), así: Bs. 36,00 / 3 = 12,00, lo cual nos da la cifra promedio o representativa de las tres. En el ejemplo señalado la cifra representativa es de Bs. 12,00. Es prudente observar que no se debe confundir lo que se denomina cifra promedio, que es irreal y nacida de un cálculo matemático, con las cifras reales. En ese ejemplo, son cifras reales los precios que tenga realmente en el mercado o en el abasto el artículo para el cual deseamos determinar un precio promedio.
La diferencia entre los precios promedios obtenidos en distintas fechas se expresa siempre en porcentaje o tanto por ciento; así, cuando se dice que el índice de precios ha subido en un 7% respecto a 1960, lo que queremos decir es que para comprar la misma cantidad de artículos que costaba 100 bolívares aquel año tendremos que pagar ahora 107 bolívares.
Los índices de precios tienen diversas aplicaciones prácticas. Se utilizan incluso para establecer, a su vez, otros índices como, por ejemplo, índices del costo de la vida. Esto se logra midiendo los precios de los principales artículos y servicios representativos del consumo en el tipo de familia promedio, la cual se determina en forma similar a la que se utiliza para establecer el precio promedio. Debe advertirse que dicho precio y familia promedio, en la mayoría de los casos, sólo existen en la mente del experto, quien los utiliza como base o modelo para sus cálculos y comparaciones matemáticos. Dentro del personal de la Compañía, una familia promedio sería la formada por el matrimonio y otros tres familiares o dependientes (hijos, hermanos, padres, etc.) y que tiene un ingreso de, digamos, 1.400 bolívares mensuales.
Así pues, un índice del costo de la vida no requiere sino un sistema adecuado de observación (como sería en ciertos casos, por ejemplo, un sistema uniforme para determinar los precios), un poco de sentido común y algunas operaciones matemáticas sencillas. Pero lo que sí deberá tomarse muy en cuenta para evitar equívocos o malas interpretaciones es si los artículos seleccionados como muestra son lo suficientemente representativos del promedio y si la cantidad de observaciones supera la mínima necesaria para constituir una cifra promedio. Es muy corriente oír decir, erróneamente, que “el costo de la vida ha subido una barbaridad”, cuando lo cierto es que sólo ha aumentado el precio de algunos artículos o servicios. Por regla general esa idea nace cuando sube bruscamente el precio de artículos que se adquieren casi a diario, como la leche, la carne, el plátano, el pan, el azúcar, las papas, el maíz, etc., aunque en realidad puede darse el caso de que, frente al aumento registrado en el precio de estos artículos denominados de primera necesidad, hay una baja en el precio de otros artículos o servicios que no son de tan frecuente adquisición(como, por ejemplo, una considerable rebaja en el precio de la ropa), pero que, por exigir un gasto mayor, la disminución de su costo puede compensar el aumento en la comida.
Podría ser factible que cuando nuestra compra quincenal de comida exigiera 30 bolívares más, por otra parte hubiésemos comprado por 200 bolívares un traje que antes costaba 300 y por unos 40 unos zapatos que antes costaban 60; así, en forma global, habremos gastado en el mes o en el año, a pesar del aumento de los gastos por concepto de comida.
Otra fuente posible y común de apreciaciones erradas es el tomar como índice del costo de la vida la diferencia entre lo que podemos ahorrar hoy en nuestra cuenta bancaria o en la Caja de Previsión o Cooperativa y lo que podíamos economizar hace cinco años, aunque ahora nuestros ingresos mensuales sean mucho más altos. En este caso lo que generalmente sucede es que no tomamos en consideración que hoy vivimos en una casa más grande y moderna, que nuestra familia ha aumentado, que nuestros dos hijos mayores asisten a un instituto privado para estudiar el bachillerato, que el año pasado hicimos un cambalache con la nevera y la lavadora y que todavía no hemos pagado el préstamo que obtuvimos del banco para ese canje; ¡ah! Y que la semana pasada nos instalaron el aparato de aire acondicionado que le compramos al doctor que trasladaron a otro país, para completar tres aparatos de un caballo cada uno, que ahora “halaran” más corriente. Decimos que la apreciación es errada porque en estos casos no ha aumentado el costo de la vida sino que lo que ha aumentado ha sido nuestro nivel de vida, de lo que, por supuesto, nos congratulamos.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR CRÉDITO?
La palabra crédito tiene muchos significados según el campo o ciencia con que se relacione. Así, hay crédito económico, industrial, comercial, social, político, personal y otros; pero en todos sus significados la palabra crédito tiene íntima relación con su palabra de origen, o sea el verbo latino credere, que significa “creer”.
En el aspecto económico el crédito se ha definido como un cambio o trueque de bienes mediante el cual una persona cede voluntariamente a otra un objeto o un derecho, a cambio de que se le devuelva en el futuro la misma cosa o derecho u otro bien equivalente, las más de las veces con una ganancia o interés con que el deudor(persona que recibe la cosa) compensa al acreedor(persona que la entrega) por su desprendimiento del disfrute del bien para que se utilice en beneficio del deudor.
En esta definición, la relación de crédito está en creer o, dicho en otras palabras, confiar en que la cosa que se ha cedido, o su valor, se devolverá después de transcurrido cierto tiempo.
Así, cuando damos al vecino un objeto que nos pide en préstamo, se lo entregamos a crédito cuando creemos o confiamos en que nos lo devolverá, pero si pensamos que no volveremos a ver ni el objeto, ni su valor y tal vez tampoco al vecino, estamos haciendo un regalo o donación, pero de ninguna manera estamos dando un crédito.
De igual forma, si hemos perdido el crédito que una persona tenía en nosotros, esa persona nos negará lo que le pidamos en préstamo. El tiempo es una característica esencial del acto de crédito y se llama crédito a corto, mediano o largo plazo, según el lapso o tiempo que el acreedor convenga con el deudor en esperar para que este le devuelva la cosa o valor prestados.
El crédito ha dado origen a multitud de institutos de crédito y entidades bancarias(públicos o privados); la hipoteca y la prenda, que no son otra cosa que créditos garantizados con un bien; los títulos de crédito, que consisten en documentos que representan un crédito; la fianza, institución mediante la cual una persona permite que otra menos acreditada pueda obtener crédito; la carta de crédito, documento que hace constar la cantidad en crédito que puede concederse a una persona garantizando el pago y la solvencia de esa persona y otros muchos no menos importantes y de gran utilidad práctica.
El tener crédito tiene sus ventajas, que fácilmente puede convertirse en desventaja si no se administran bien. Así, normalmente el que pide y obtiene un crédito, lo hace con el fin de realizar un negocio u obtener un servicio, que le retribuirá en una u otra forma lo suficiente como para devolver lo obtenido en préstamo, pagar los intereses e incluso muchas veces lograr una ganancia adicional. Y si cumple con el crédito, o sea si devuelve la cosa y los intereses en la forma que prometió, además de las ventajas que logre, se convierte en una persona más acreditada y obtendrá más y mayores créditos.
Pero si, por el contrario, “se va con la cabuya en la pata” como decimos popularmente, se pierde tanto el crédito y sus ventajas como la cosa o cantidad prestada y esta pérdida puede duplicarse si se cumple la famosa maldición gitana “entre abogados te veas”.
Esta sería una persona que “vive a crédito” o como se dice en lenguaje criollo, que “vive del fiado”.
Aplicando estos conceptos al ámbito comercial, el crédito o confianza en las relaciones comerciales hace productivos los capitales ociosos, facilita las operaciones de cambio y sirve de base a la creación del prestigio y buen nombre de la empresa. “Sin el crédito y la buena fe” ha dicho el Dr. C Morales, profesor de la Universidad Central de Venezuela, “el intercambio de productos resultaría irrealizable en la práctica”.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR FACTORES DE PRODUCCIÓN?
En la escuela, cuando nos enseñan a multiplicar, nos dice el maestro que factor es uno de los componentes de la operación matemática que intervienen, modificando los demás, para obtener el producto. Así, al multiplicar 5 x 4 nos damos cuenta de que, por la influencia del factor 4, se convierte el factor 5 en 20 unidades, que vendrían a ser el resultado o producto de la operación.
Igualmente dicen los economistas que los factores de producción son aquellos que intervienen o participan en la modificación de otros, para lograr un resultado que se denomina producto y que por regla general, como sucede siempre en la multiplicación, es de mayor valor que los factores que intervinieron en su producción. La diferencia estriba en que la producción no se trata de números, como en la multiplicación, sino de cosas reales.
Tradicionalmente se ha venido hablando de tres factores de la producción: la tierra, el trabajo y el capital; los dos primeros han recibido el calificativo de originarios porque son naturales, es decir, se encuentran en la naturaleza y el tercero se califica como derivado porque se dice que se obtiene aplicando el trabajo del hombre a los elementos naturales.
La ciencia económica moderna habla sólo de dos factores de producción: el trabajo y el capital, porque coloca al factor tierra y otros recursos naturales dentro del factor capital y se argumenta que la tierra ha sido siempre trabajada por el hombre desde su origen y lleva siempre dentro de su valor económico una parte del esfuerzo de aquel, aun cuando este esfuerzo sólo sea el de ocuparla o descubrirla. Pero entonces se propone subdividir el factor de producción capital en dos clases: el capital natural (tierra y recursos naturales) y el capital técnico (el que resulta de aplicar al capital natural el trabajo tal como el de maquinaria, herramientas, productos refinados, etc.)
De todas maneras , sea cual fuere su número o nombre, los factores de producción son en sí los mismos; a la combinación de estos bajo la dirección autónoma de una persona o entidad integrada por un grupo de personas – como sería, por ejemplo, una compañía – se le da el nombre, utilizando términos económicos, de unidades de producción. Se han clasificado estas unidades en cuatro tipos principales:
1°) Las unidades de producción agrícola.
2°) Las unidades de producción industrial.
3°) Las unidades de producción comercial.
4°) Las unidades de producción de servicios (bancos, organismos oficiales, servicios públicos, etc.)
Cada uno de nosotros, los trabajadores de la Shell, formamos parte del factor de producción trabajo, en la unidad mixta de producción industrial y comercial que forma la Compañía Shell de Venezuela. Esta combina el factor de producción trabajo con los recursos naturales de hidrocarburos del país y con el factor capital para producir y vender petróleo. Esta clase de combinación de los factores de producción es característica del tipo de economía de mercado, o sea la modalidad económica del mundo occidental o economía capitalista.
Se ha discutido mucho acerca de cual es el principal factor de producción en orden de importancia, o sea el demás valor, pero se ha llegado a la conclusión de que todos son tan necesarios, valiosos y se complementan en forma tal que, como en la multiplicación, el orden de los factores no altera el producto.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR BIENES Y SERVICIOS?
El concepto de bienes y servicios es casi tan amplio como la clasificación de las cosas en materiales e inmateriales y cuando decimos “bienes y servicios” nos identificamos con aquellas “cosas materiales e inmateriales que tienen un valor de cambio o valor económico”.
Podemos decir que bienes son todas aquellas cosas materiales y algunas inmateriales que para nosotros tienen un valor económico. Como ejemplo de bienes materiales podemos citar la casa, el automóvil, etc. Ejemplos de bienes inmateriales serán los derechos del propietario, la hipoteca, los derechos de autor, etc. Todas aquellas cosas materiales e inmateriales, por las que no haya que pagar o recibir un determinado precio, es decir, que no tengan un valor económico, se encontraran excluidas de la concepción de bienes que estamos tratando. Ejemplos de ellos serán la luz del día, el aire, etc.
Los servicios son aquellas cosas inmateriales que representan un valor económico y por las cuales nosotros debemos determinado precio, si deseamos beneficiarnos de las mismas. Citaremos como ejemplos de servicios los siguientes: la consulta experta del médico, el beneficio que nos proporciona el servicio postal, el transporte colectivo etc. Que aunque son cosas no materiales, nos benefician mediante el pago de determinada cantidad.
El precio que pagamos para obtener un bien o un servicio lo podemos clasificar en dos y así identificarlo más claramente con cada uno de los conceptos. Cuando pagamos un precio por un bien, podemos decir que es una “inversión”; cuando pagamos por un servicio, diremos que es un “gasto”, ya que el bien queda con nosotros, es de nuestra propiedad y podemos disponer de él, en tanto que el servicio concluye tan pronto pagamos por él y no podemos hacer uso de él a menos que volvamos a pagar.
Los bienes los podemos clasificar en dos grandes grupos, atendiendo a sus características: bienes muebles, que serán todos aquellos que se pueden trasladar (ejemplos: el automóvil, la nevera, etc.). Los bienes inmuebles que, por el contrario, serán los que no se pueden mover o cambiar de lugar, se dividen en dos categorías: los tangibles y los intangibles.
Los tangibles serán aquellos que son materiales; por ejemplo, un edificio, una hacienda, etc.
Los intangibles son aquellos bienes inmateriales de los que anteriormente hicimos mención, por los que en general se recibe determinado precio; como ejemplos citaremos los derechos del propietario de un bien material, los derechos de autor, la hipoteca, etc.
El uso a que se destina un bien, o simplemente la finalidad para la que se compra, puede cambiar las características de dicho bien; así oímos hablar de bienes de consumo y de capital. Una lata de leche será un bien de capital para el dueño de un abasto que la compra con la intención de venderla y ganarle un porcentaje; para nosotros será un bien de consumo, ya que la compramos con el fin de utilizarla en nuestra alimentación.
La forma más común de clasificar los servicios es la que los clasifica en servicios reales, personales y mixtos.
Los servicios reales son aquellos que se derivan del uso o goce de un bien; tal sería el caso del arrendamiento de un apartamento, el alquiler de un carro, etc.
Servicios personales serán aquellos que nos proporcionan un individuo o grupo de individuos; por ejemplo, una consulta de un abogado, de un cuadro médico, de una institución asistencial, etc. Y los servicios mixtos son los suministrados por una persona y una cosa que actúan conjuntamente; por ejemplo, cuando un chofer nos hace una carrerita en su “libre”.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR INTERMEDIARIOS?
Bajo el término intermediarios cae un sinnúmero de gentes de la actividad económica, industrial, comercial, etc., y su significado está más o menos contenido en la palabra misma, o sea es la persona o entidad que actúa como mediador entre otras dos personas o entidades, o entre una persona y una entidad, o viceversa.
Esa intervención puede ser beneficiosa o perjudicial, según el tipo de actividad y el punto de vista desde el cual se observe, o sea según el color del cristal con que se mire.
Por ejemplo, en la actividad económica los intermediarios son las personas que se ocupan en facilitar el que los bienes producidos por determinada empresa industrial, o un grupo de ellas, lleguen a manos de los consumidores, o dicho de otra forma, los intermediarios actúan, en este caso, entre los productores y los consumidores.
Visto así, el intermediario es uno de los sujetos más beneficiosos en la actividad económica, porque ayuda al productor a vender su producción y al consumidor a encontrar con relativa facilidad los bienes que requiere para satisfacer sus necesidades, por un pequeño recargo en el precio del producto.
Sin la labor del intermediario, por ejemplo, sería imposible que nos llevaran la leche o el pan al domicilio todas las mañanas o que en una sola visita a un solo negocio pudiésemos comprar todo lo que necesitamos en casa durante la quincena siguiente para los consabidos “tres golpes”. No podemos imaginar el gran costo y molestia que significaría para un ama de casa o el dueño de un abasto el ir de finca en finca comprando una pequeña cantidad de papas en una, frijoles en otra, alguna fruta más allá, etc., y así sucesivamente hasta realizar todas las compras.
Pero cuando el intermediario quiere aprovecharse de su ventajosa posición, que podríamos denominar intermediación, para hacer grandes ganancias, cobrando un precio muy alto por sus servicios, la actuación del intermediario se convierte en perjudicial tanto para el consumidor, que debe pagar un precio excesivo por el producto, como el productor, que podría ver disminuido su volumen de ventas, al mismo tiempo que recibe sólo una cantidad relativamente pequeña de la ganancia que se logra en la venta final del producto.
Los diferentes tipos de intermediarios que pueden existir no se conocen todavía; es decir, a pesar de las innumerables clases de intermediarios que existen hoy día, aún es posible que surjan nuevas y distintas especies de intermediarios, con nuevos y más útiles servicios y ventajas.
Dentro de los intermediarios mismos hay varios grados o etapas, y, así desde que un producto sale de las puertas de la fábrica del productor hasta que llega a los consumidores, puede pasar por las manos de uno o varios intermediarios, lo que depende en cada caso de las características del producto y de la organización del mercado. De la fábrica pasa tal vez a manos de un distribuidor exclusivo; luego este lo vende a comerciantes mayoristas, bien en forma directa o bien por intermedio de otra entidad que se encarga de venderlo. Los comerciantes mayoristas lo venden a los comerciantes minoristas y así sucesivamente hasta que llega al consumidor que puede ser, por ejemplo, un ama de casa, quien finalmente lo compra en la puerta de su hogar a un vendedor ambulante, o, como lo llamamos en nuestro medio, al “marchante” o al “turco” ( de ahí el dicho”el turco atrás”).
En la situación descrita en último término, lo irregular ya no se debe a que el intermediario cobra demasiado por su intermediación, sino a que hay demasiados intermediarios y cada cual cobra su parte, las cuales, juntas, alcanzan un porcentaje relativamente alto del precio de venta que el consumidor tiene que pagar.
Así pues, la intermediación es una función extraordinariamente útil y necesaria, pero que puede resultar perjudicial si el intermediario abusa o si hay demasiados intermediarios entre el productor y el consumidor.
¿QUÉ ENTIENDE USTED POR DIVISAS?
Cada quien (persona o empresario) desea que su deudor le pague en la moneda que mayor valor y utilidad le representa. Así, se habla de “amor con amor se paga” o “le pagaré con la misma moneda”, etc. La moneda de mayor valor será, en el mundo internacional en que vivimos, aquella que goce de mayor liquidez, de mayor poder adquisitivo en mayor número de países; a esa moneda la denominamos divisa fuerte o dura.
Divisa es, en relación con determinado país, toda moneda extranjera; por ello el concepto más claro y preciso que puede darse al término divisa es el de “dinero internacional”, al cual sustituye, ya que precisamente a la inexistencia de ese “dinero internacional” se debe la necesidad del sistema de divisas, el cual origina el cambio monetario internacional, o sea la compraventa de dinero entre los diversos países del mundo.
Las divisas de alto valor o de gran poder adquisitivo son pocas y las monedas que gozan de esa característica y que predominan en el mercado de dinero, son las provenientes de países que cuentan con un gran desarrollo industrial o con una inmensa riqueza de materia prima o con ambas cosas a la vez, en armónica proporción. Esta última situación vendría a ser la ideal, ya que se promueve con ello un intercambio internacional balanceado (especialmente si la industria más próspera es independiente de la explotación de la materia prima), lo que trae como consecuencia una intensa actividad economía y el consiguiente bienestar.
Veamos un ejemplo sencillo para comprender mejor el funcionamiento y utilidad de las divisas. Un industrial venezolano compra algunas toneladas de estaño a una compañía minera de Tailandia conviniendo con ella en que el pago se hará en la moneda del país del vendedor (que es normal y acostumbrado), pero Venezuela tiene muy poco o ningún intercambio comercial con Tailandia; digamos, pues que es la primera vez que se compra mercancía allí. En circunstancias normales será difícil, sino imposible, comprar ticales (moneda de Tailandia) en Venezuela. ¿Qué hacer entonces?
Lo que se hacía en un caso como este, es épocas anteriores a la aparición de las divisas como institución socioeconómica, era comprar moneda de un país que, como Gran Bretaña, gozara de intercambio comercial con ambos países y que, por tanto, fuese mercado para las dos monedas. Mediante la compra de la cantidad de esa moneda (libras esterlinas) equivalente para pagar la deuda, el industrial venezolano podría adquirir en Gran Bretaña la cantidad de ticales con que cubrir el monto de la factura correspondiente a la mercancía importada. Muchos pensarán que no es tan complicado el sistema como parece a primera vista y tomándolo aisladamente, pero si consideramos la inmensa cantidad de transacciones comerciales que se celebran durante las 24 horas del día entre los millones de comerciantes establecidos en países tan distantes como Venezuela y Tailandia, llegaremos a la conclusión de que sería imposible realizar todo el volumen actual de comercio internacional, si no pudiéramos utilizar divisas duras como medio de pago.
Lo que acontece actualmente con el uso de las divisas o moneda internacional, es que el comerciante no insiste en que se le pague en la moneda de su país y le da lo mismo negociar en una moneda extranjera que tenga alto valor adquisitivo dentro de la esfera de determinado conjunto de países. Así, se habla de la zona del dólar norteamericano, la del franco francés, la de la libra esterlina, etc. En otras palabras, ahora, para pagar sus deudas a comerciantes de un país de la zona de la libra esterlina, por ejemplo, el deudor se limitaría simplemente a comprar divisas de ese tipo.
Lo explicado nos lleva a valorar mejor la cantidad de problemas de esta índole que debe resolver cada una de las 500 y pico de compañías que forman el Grupo Royal Dutch/Shell, las cuales, en conjunto, obtienen petróleo en más de 20 países y comercian con él en más de 100 naciones diseminadas por las cinco partes del mundo.
¿QUÉ ENTIENDE POR USTED POR BALANZA DE PAGOS?
La expresión más fácil de explicar pero que produce más dolores de cabeza a los dirigentes de la economía de un país es la balanza de pagos.
Decimos que es fácil de explicar, porque basta que digamos que es el registro del valor monetario de todos los canjes y transferencias de bienes (por ejemplo, petróleo, hierro, trigo, etc.) y servicios (por ejemplo, créditos, seguros, inversiones, etc.) entre los residentes de un país – incluidas las entidades industriales, comerciales, gubernamentales y las personas individuales – y los residentes de otros países, en un período determinado.
Esto es, podríamos decir, el concepto más amplio que puede darse a la expresión balanza de pagos. Hay economistas que limitan el concepto para denominar así el documento o libro en que están anotadas todas esas entradas y salidas con su valor expresado en dinero y también hay, desde luego, los que no están conformes con que se llame así a ese concepto. Se ha propuesto, por ejemplo, denominarlo “cuentas de transacciones internacionales”. Pero como este es un nombre tan enredado, la gente sigue hablando de balanza de pagos y así lo llamaremos nosotros, porque en realidad lo que muestra la balanza de pagos s el balance, es decir, lo que queda después que todos los residentes de un país efectúan todos los pagos y cobros que les corresponde hacer en el extranjero en determinado lapso (casi siempre 12 meses).
Se habla entonces de una balanza de pagos favorable o positiva cuando los ingresos son mayores que los egresos, o de una balanza de pagos desfavorable o negativa cuando se da la situación inversa.
Factores que influyen de modo determinante en una balanza de pagos favorable son la zona monetaria en que se encuentre el país y la disponibilidad en el país de la divisa o divisas dominantes en esa zona, porque los negocios, operaciones y actividades que se toman en consideración para los cálculos de la balanza de pagos se realizan en esa moneda.
Podemos afirmar que para que un país esté “en la buena”, es necesario que su balanza de pagos esté equilibrada y que, si no lo está, el desequilibrio debe estar compensado por inversiones reproductivas de capital a largo plazo que traerían como resultado o bien una reducción en las importaciones de mercancías o un aumento en las exportaciones que generarían ingresos en divisas fuertes(véase “Tópicos Shell” de marzo de 1965, página 19 de éste folleto) para pagar las deudas que se hubieran originado y aun para proporcionar ganancias. Esto es así porque, aun cuando sale mayor riqueza que la que ingresa, esa es una situación temporal que, con el transcurso del tiempo y el trabajo, se tornará una situación de balanza de pagos favorable o positiva. No obstante, para poder hacer dichas inversiones, se necesita, por supuesto, contar o bien con riquezas naturales racionalmente desarrolladas como las de Venezuela, o con una economía industrial floreciente, como la de Alemania occidental o Estados Unidos, por ejemplo.
Una balanza de pagos favorable trae como consecuencias positivas – por nombrar sólo las más importantes – un fortalecimiento o endurecimiento de la moneda nacional, un aumento en el tesoro de la nación, prosperidad y prestigio y un nombre acreditado internacionalmente para el país.
En Venezuela, desde que se inició la producción petrolera en escala comercial, la balanza de pagos había sido siempre favorable, hasta 1958, cuando hubo un fuerte desequilibrio causado por la salida y fuga de capitales, las que ocasionaron el control de cambio de divisas. Por fortuna, la situación ha mejorado de nuevo desde 1962 y nuestras reservas internacionales se han fortalecido apreciablemente.
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