Capriles, algo de izquierda

Capriles en los barrios utiliza la violencia dialéctica, la que subyace en todas las estructuras levantadas por los pueblos desde las épocas arcaicas que sucedieron a la llamada revolución neolítica pero que en la cultura perduran hasta ahora. Una violencia benigna que saca de la tranquilidad a la sociedad reprimiendo o fortaleciendo desproporcionadamente aspectos reales de la cotidianidad para adecuarla a su figura y a sus promesas; violencia que convierte en virtud en un hecho amable la necesidad táctica de sacrificar el proceso revolucionario por sus promesas como único camino para la supervivencia comunitaria exagerando los problemas del proceso.

Violencia constructiva asentada en el fondo de la vía institucional, cultura sublimada, trans naturalizada, la sublimación es autoviolentamiento perfeccionador; violencia dialéctica utilizada por Capriles en los barrios, hija de una situación de escasez que ya no es absoluta, condiciones que tampoco son de una sociedad incondicionalmente inhóspita gracias al presidente Chávez, pero, que el PSUV dormido como esta no equilibra hasta que el presidente les ordene o sugiera, Buro que tampoco improvisa porque lo que hacen lo consideran suficiente o porque Chávez gana, condiciones que vuelve a las elecciones cosa de milagro, trabajo desesperado siempre en peligro en medio de la amenaza omnipresente en el edificio infinitamente complejo y quebradizo por sus instituciones políticas y publicas actualiza esa otra escasez ontológica.

Capriles recorre los barrios que no son el reino de la igualdad si se la compara de donde el viene, extrema derecha que construyo una desigualdad estructural sistemáticamente reproducida, dividida en clases, movidas por intereses no solo divergentes sino esencialmente irreconciliables y, gracias a la burguesía y su política de derecha con algo de izquierda para el discurso sobrevive en la campaña gracias también a la estupidez revolucionaria.

Es el correlato de un Capriles de izquierda. La serpiente que lleva a Capriles al pueblo a verse como otro Chávez, dueño de una palabra (que gracias a Dios no tiene) socialista que no solo nombra, sino que, al nombrar, crea la cosa nombrada menospreciando el proceso como poca cosa, escaso para la masa respecto a sus ambiciones que él podría entregar a un pueblo libre pero condenado, ya no desamparado, lleno de contingencias, torpezas e ignorancias por un lado, por el otro lado creativo, autárquico y auto afirmativo, no aprovechado ni por el partido ni por el Buro, los dos haciendo la siesta en la cama de Chávez, mientras la violencia primitiva empieza a fascinar a un segmento de la población de los cerros por lo que en ella hay de sobreponerse a la nada.

Estrategia nacida para la sobrevivencia electoral, siendo algo de izquierda espera…frente a la condena a muerte de la derecha en Venezuela, sin embargo, no encontrara en sus promesas Sr. Capriles una sociedad cuyos conflictos internos sean susceptibles de ser superadas solo porque usted promete conservar las buenas cosas de la revolución bolivariana ya que el pueblo, el porcentaje que nos corresponde esta unificado en torno a Chávez, sin embargo, uniformados no seremos, primero por dignidad y segundo por ser una masa socialista, chavista, revolucionaria, comunista, profundamente enemiga de la oligarquía por su violencia económica resultado de décadas de explotación a la que fue sometida el pueblo.

Inequidad fundida y confundida con las necesidades históricamente insatisfechas, hoy, con su máscara de algo de izquierda Capriles habla de una sociedad abierta pero controlada por esa minoría burguesa, ejecutora y beneficiaria de las disposiciones del capital, la sociedad volverá a ser enclaustrada por la desigualdad desde los conglomerados de propiedad privada que volverá a sus pasos no solo cuantitativos o de grado sino cualitativas de rango y casta.

La nueva sociedad de menos estado y más sociedad no devuelve al pueblo la soberanía hurtada por el estado. El capitalismo en todas sus formas siempre será más contundente, ridiculiza la idea misma de soberanía, el pueblo no podrá crear y transformar su propio programa de vida quedara para adivinar y ejecutar un programa ya dado e inalterable en el supuesto no consentido que Capriles acceda a Miraflores por Z razón, la única historia que le quedaría al pueblo es una no historia y la única política viable a reconocer la revolución armada.

Podría ser una línea divisoria cambiante como ofrece pero será implacable separando incluso a los privados y sus capitales que están por debajo de un determinado nivel de concentración de aquellos con capitales superiores, los segundos contaran con un seguro para los efectos de la competencia los primeros no.

Todos mejoraremos con una reingeniería de PDVSA dice Capriles, pero unos más y otros menos que los demás, es decir, el mensaje es claro, los miembros privados de su clan enlistados en Washington, enterraran los conflictos existentes entre la IV y la V República, explotadores y explotados bajo una nueva capa de conflictos inmersos en la legalidad por la conversión del bolívar y los bancos privados que flotan sobre ella y entre los industriales que deberán atenerse a la gravitación en la esfera de la libre oferta y la demanda.

¿Qué ofrece Capriles a los trabajadores y a los capitalistas? Manipularlos y saltar por encima de ellos sobre determinada por la escisión entre capitalistas manipulados por la circulación del dólar y por los capitalistas manipuladores de la misma en un estado construido sobre las bases de las relaciones petroleras rebasadas, acotadas y dominadas hacia arriba por el precio por barril de petróleo fundamental para seguir con el cambio estructural de la sociedad; es la clave para comprender los nuevos conflictos que tapa Capriles en sus discursos entre la versión de un desarrollo nacional socialista y la versión de una PDVSA trasnacional comprometida entre la fuerza del trabajo comunitario y la soberanía nacional con un Orinoco alquilado a las trasnacionales del capital.

Que PDVSA trasnacional pueda sobrevivir a la economía del libre mercado para sostener la igualdad humana ya empezada por el presidente Chávez, es olvidar los dialectos particulares de Washington, considerando que el estado nacional ya no es un fin en sí mismo al relativarse la soberanía esta se desvanece porque el capital despide al estado de su función de vocero principal. En general el capitalismo desconoce la importancia de la capacidad de interpretar y plasmar los lineamientos para alcanzar metas cualitativas.

rcpuma061@yahoo.com


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Raúl Crespo


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