Verdades bien dichas

Jugando con fuego…

Hay en Venezuela un grupo de pirómanos de la política. A ellos les gusta jugar con candela sin calcular las consecuencias, de manera enfermiza, convertidos en una especie de secta satánica, juegan con fuego, promoviendo acciones desquiciadas que podrían poner en riesgo la soberanía de la Patria, ojo, no la de los chavistas, no la de la gente de izquierda, no la de la familia Chávez, sino la de todos y todas los que vivimos y forjamos nuestros futuro en esta tierra de gracia que ellos quieren convertir en desgracia.

Me refiero al coqueteo de sectores de la derecha venezolana con el golpismo, el militarismo, el odio y el sectarismo imperial de los Estados Unidos y sus aliados del Tratado del Atlántico Norte. Nuevamente los apátridas juegan con candela y, obnubilados como están por la masacre de Libia, casi que invocan una invasión norteamericana a Venezuela, solo por el hecho de que Chávez les cae mal, los chavistas somos tierruos y les molesta la organización popular, entre otras de esas pequeñas cosas que le da urticaria a Ramos Allup o a Ismael García.

La salida más cobarde a los problemas de la paz…

La guerra es, sin lugar a dudas, la salida más cobarde a los problemas de la paz. Hay frases y reflexiones de todo tipo para describir lo que una guerra es y lo que nos depara. Hay una de ellas, quizá mi favorita que identifica la guerra como una masacre de gente que no se conoce para provecho de gente que sí se conoce, pero que jamás se masacra. Son esos señores y esas señoras acostumbradas a la diplomacia cómplice para asegurar el reparto del botín. Aquí no se trata de hacer juicios a Muhamar al Gadafi o al camino que llevaba la llamada revolución verde, en todo caso, es su pueblo el que debe hacer las valoraciones correspondientes. Se trata en este momento de analizar el golpe en cámara lenta orquestado contra Libia. Un golpe ejecutado con más de 21 mil bombardeos en dos meses y más de 50 mil muertes de civiles, hombres, ancianos, mujeres y niños que fueron asesinados por la bombas de Francia, Inglaterra y otras “nobles” naciones que al parecer tienen permiso para matar escudándose bajo la modalidad del “daño colateral”.

Con sus bombas y misiles, con sus transnacionales de la desinformación y con su guerra ensayada, los gringos maniobraron, como solo ellos saben hacerlo, para quedarse con el petróleo de Libia, con los recursos de Libia, con el futuro de Libia. Lamentable que algunos se conviertan en caja de resonancia de este nuevo engaño mediático, la guerra al estilo CNN o BBC “made in Washington”. Los que coquetean con los perros de la guerra deben saber que el juego es peligroso. La tentación ya existe pues más del 40% de las reservas petroleras del mundo están en África y Suramérica. Venezuela ya está en el ojo del huracán. Nos toca ser astutos, precisos, sabios y valientes para afrontar la escalada guerrerista de los imperios colapsados que como fiera herida buscan nuevas presas para sobrevivir depredando a otros. El dilema en sectores de oposición está vinculado no con la astucia, ni con la sabiduría, sino con la valentía. Para algunos es más fácil ser cobarde y recordemos que el cobarde es el peor de los genocidas pues él condena en masa. Me disculpan que sea insistente con el tema, pero la ocasión la pintan calva. En todo caso, en Libia no todo está dicho.

Se caen las torres y cae la moral del imperio…

Hay otro gran engaño que conmemoran en los próximos días. La caída de las Torres Gemelas, suceso lleno de intrigas, documentos clasificados, dudas razonables y suspicacias que dejaron caer algo más que concreto y vigas. Aquel 11 de septiembre de 2001, parte de la moral del imperio se vino abajo con el World Trade Center.

Desinformación como arma de guerra…

En Libia, en Irak y en otros países o mejor dicho, en otras guerras, la desinformación ha sido una poderosa arma contra los pueblos. En Venezuela pretendieron usarla el 11 de abril de 2002. En esa ocasión el pueblo derrotó la estrategia de la desinformación como estrategia de dominación. Por eso debemos hacernos más fuertes, más estudiosos y blindarnos comunicacionalmente. Hoy la desinformación es quizá la más poderosa arma de destrucción masiva del Imperio.

Diccionario popular bien dicho…

Desidia: negligencia, falta de cuidado, dejadez. Sinónimos: Abandono, indolencia, holgazanería, vagancia, pereza. Más criollito todavía: flojera institucional. El concepto de desidia también puede estar vinculado a definiciones como desatención y/o incumplimiento de una obligación. Cualquier parecido con la realidad municipal en Heres es pura coincidencia.

A los voceros del odio, a esos y esas “asalariadas del rencor” les recuerdo que el odio es la venganza del cobarde intimidado. No me tengan miedo. Yo solo soy una simple ciudadana bolivarense que a veces escribe y otras también. Una hija de esta ciudad que cuando no escribe habla y que se declara además la más metiche de la entrépitas capitalinas. Con redundancia necesaria. Además saber lo que es justo y no hacerlo es la peor de las cobardías. Una verdad bien dicha. Viva nuestra Serenata Guayanesa en sus 40 años de vida artística.

@natachainatti/natachainatti@gmail.com


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Natacha Inatti


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