¿Quién le pone el casco al motorizado?

Pasada la emoción, la contentura, la satisfacción, la alegría, el optimismo que nos genera que Caracas esté bien bonita, independiente y cuatricentenaria y pico, bien vale la pena detenerse en algunos detalles “rodantes”. La Alcaldía de Caracas ha puesto un énfasis especial en la recuperación de los espacios públicos para la gente. Le tocó a Jorge Rodríguez y a Jacqueline Faria recuperar áreas verdes y, en muchas ocasiones, reconstruir en un cien por ciento miles de metros cuadrados devastados por la economía informal y por autoridades complacientes e ineficientes. En doce años de revolución fue mucho lo que no se hizo por Caracas. En los dos últimos años es mucho lo que se ha hecho. Y como el diablo está en los detalles insistiré, en primera instancia, sobre un tema recurrente en estos desatados caracteres: los motorizados. No son los únicos, valga decirlo, también los conductores de autos, autobuses y “camioneticas” contribuyen al desorden del tránsito en Caracas. Comienzo con los que andan sobre dos ruedas.

Los motorizados, al igual que los buhoneros en su momento, gozan de una impunidad que asusta. Seguro que usted tiene un cuento, una anécdota, un chiste, un abuso que contar de estos compatriotas. Las autoridades, inexplicablemente para esta mortal, no se ocupan de frenar estos abusos. Los motorizados se sienten dueños de la ciudad. Tengo varias hipótesis, la demostración está en el día a día de quienes leen.

Hipótesis 1: los motorizados no conocen las señales de tránsito. Por eso circulan en contra sentido, sobre las aceras, por bulevares, dan vueltas en U y no respetan semáforos ni rallados. Hipótesis 2: Los motorizados sí conocen las señales de tránsito, pero no les importan. Hipótesis 3: Los motorizados necesitan terapia psicológica. Sí conocen las señales de tránsito, pero un impulso irrefrenable los lleva andar como locos por la ciudad. Atropellan ancianas y ancianos. Niños y niñas. Circulan por las aceras y en contrasentido (común y vial). Dan patadas a los carros. Dañan retrovisores. Algunos atracan, pero la mayoría insulta y mira con odio a quienes osan “obstaculizar” su marcha. Usan el casco según amanezca su humor. Todos son daltónicos, rojo es avanzar y verde parar. Hipótesis 4: Las autoridades les temen. Y ellos le temen según donde estén. En el municipio Libertador se les burlan en la cara y a las de Chacao se les paran firme y en dos ruedas. Valientes que son.

Todas estas hipótesis las uno para llegar a una conclusión arbitraria: el rescate de los espacios públicos de la ciudad debe ir de la mano del rescate de la autoridad sobre las vías públicas y de permitir la libre circulación de la gente, pero libre de motorizados abusadores. ¿Quién le pone el cas (co) cabel al motorizado?


mechacin@gmail.com
@mercedeschacin


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Mercedes Chacín


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