San Fernando o Fernando VII?

El colonialismo nos legó una de las plagas más perversas y dañinas que conociera nuestro continente: la sumisión. Definitivamente forma parte de nuestra cultura, pero una cultura impuesta a punta de cañón, sable y cruz. 

Hablemos un poco de historia:

Recuerdan a un tal Fernando VII?, Por supuesto, el mismo que ejercía implacablemente el yugo contra nuestra América; aquel que persiguió por el mínimo rincón a Miranda y contra quien luchó nuestro Libertador Simón Bolívar y al cual derrotó. Tenemos idea ya de quién era este Fernando. 

Sucede que para el 28 de febrero de 1788, ese mismo Fernando era entonces apenas Infante y en Honor, Homenaje, distinción, cortesía a ese niñito de apenas escasos 4 años, fundan una villa aquí en Venezuela, en la antes Provincia de Barinas, con el nombre de “Villa de San Fernando del Paso Real de Apure”, y lo asociaron con San Fernando Rey (Fernando III de Castilla). Esa ciudad es conocida hoy como San Fernando de Apure, la Capital del noble y heroico Estado Apure.  

Eso no ha de sorprender porque era costumbre de los colonizadores españoles colocarle a las fundaciones (arrebatos, ultrajes, apropiaciones) de pueblos y ciudades nombres de ciudades españolas o de personajes de la nobleza española, más aun si era familia del Rey. 

Sintetizando:

El nombre de la ciudad de San Fernando de Apure proviene de un homenaje que le hicieron al hijo del Rey Carlos IV, quien acababa de ascender a la monarquía en 1788.  

En 1808 el Infante Fernando de Borbón recibiría de manos de su padre Carlos IV el mandato sobre España y por ende de las colonias en América. A juzgar por la datación podemos imaginarnos la magnitud del daño que este personaje nefasto de la historia occidental le hizo a nuestro país y al continente en general. 

Es entendible que ellos mismos fundaran San Fernando con ese nombre, y aquí  voy con la raíz del asunto: era necesario erigirle un monumento a un hombre desnaturalizado que plagó nuestro pueblo de miseria y desato una guerra sangrienta contra nuestros patriotas y mató a millares de ellos. Con mucho respeto por el artista Wascar Jaspe, por todo el aporte cultural que ha dado y con el cual ha vestido al Estado Apure. Pero hacerle un homenaje a uno de nuestros mayores enemigos en la Historia de nuestra patria, es algo que hay que sentarse a pensar un poco. 

De igual forma el santoral católico habla de un Santo con ese nombre y con esas características; pero todos sabemos que no fue por el santo, quien dicho sea de paso fue un rey también que sometió a los moros en España, sino por el Rey Fernando VII, que se aprovechó y se utilizó el nombre del santo es otra cosa, pero realmente lo que se quiso fue hacerle honores al heredero de Carlos IV. 

Ahora describamos los símbolos que acompañan a la estatua:

El Rey en primera instancia, símbolo de autoritarismo, colonización, imposición, robo, despojo, tráfico de seres humanos, esclavitud, mercantilismo, el poder de la Corona Española, dominio, conquista, entre otros. 
 

La Espada representa el poder por la fuerza, asesinatos, asalto, robo, fuerza superior, nobleza, cruzadas, ejército conquistador, sometimiento de nuestros pueblos y otros pueblos del mundo, esa espada fue la que mato a miles de nuestros héroes, esa espada ordenó la persecución de Miranda, Bolívar, Sucre y otros tantos próceres de nuestra independencia, esa espada se llenó de sangre aborigen, se llenó de nuestra sangre. 

El Globo terráqueo en la mano izquierda, está más que claro que representa el dominio absoluto que tenía España sobre los pueblos conquistados y las ansias de conquistar más, en pocas palabras no está diciendo “Tengo el Mundo en mis manos”. 

Y como si fuera poco es la estructura más grande de su género en el Estado Apure. Exhibida en el año 1992. Así como también el monumento a San Fernando que está frente a la referida estatua. 

Los habitantes del Estado la tenemos como un patrimonio cultural de nuestro acervo, pero eso no es culpa nuestra esa es la cultura que nos inculcaron, por eso lo señalé al inicio de este escrito, y no nos damos cuenta de ello, aprendimos a adorar la historia foránea, echando por tierra la nuestra, porque si estudiáramos nuestra historia críticamente la balanza cambiaría. 

Estoy más seguro que cualquiera que no soy ninguna autoridad en materia de historia, pero precisamente el sentido crítico me conllevó hacerme esa pregunta: será que ¿San Fernando era un Santo santico?, ¿o detrás del santo hay alguien más? Y observando la escultura me doy cuenta de lo ingenua que es nuestra conciencia, sin mencionar que es el Santo Patrón de la ciudad, es decir que escogieron para que nos cuide quien nos llegó a torturar. Esa son las contradicciones de una historia lineal pintada con fechas, nombres, personajes y conquistas. 

Mi llamado es al Gobierno Bolivariano y Revolucionario a que considere este modesto análisis que he formulado en estas líneas, si por mi fuera tumbo esa estatua o la devuelvo a quien la hizo, eso sí, con mucho respeto. Inclusive lo llevaría a debate y discusión popular, a ver que opina la gente al respecto, eso también es importante tomarlo en cuenta. Al fin y al cabo es la gente misma la que va curtiendo el conjunto de cosas que van formando nuestro patrimonio y van tejiendo el sentir histórico que nos identifica como pueblo. 

Pero si estamos en tiempos donde se está llamando a refundar la nación en valores socialista, como podemos concebir mantener los símbolos de un imperio como adoración de nuestros pueblos, por el contrario debemos rescatar nuestros propios héroes y luchadores de causas justas que conllevaron a la emancipación de nuestra gente de personas como Fernando VII. 

Si bien es cierto que tal vez no se llegue a quitar nunca esa estatua, tan cierto es que al menos queda sembrado la semilla del debate y la incertidumbre por el hecho.

rrhhiutapure@gmail.com



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José Ricardo Barroso


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