Acerca de dónde sale la ganancia

Conozcamos más sobre la Oferta-demanda

Como decíamos en el Conozcamos anterior, la empresa burguesa se rige desenfadadamente por la curva de costes marginales decrecientes; éste es un artilugio gráfico y contable que le permite silenciar y camuflar la explotación que “el capital”[1] hace con los trabajadores asalariados, y que se esa manera pareciera que son simples proyectos de ganancia que el mercado le permitiría conquistar.

De perogrullo, si cada unidad adicional de la producción de una mercancía[2] cualquiera recibe menos dosis promedia de  valor trabajo,   con la misma inversión de este, y por consiguiente representa menos valor de cambio,  ella no puede costar más  ni tampoco la productividad del dinero invertido en su producción puede ser marginalmente decreciente, habida cuenta de que, aunque parezca una antilogía, la mayor productividad de la mano de obra consiste en el decrecimiento del valor total, medio y marginal de las mercancías. En resumen: Si bien las adiciones marginales de capital se traducen en menos unidades adicionales de mercancías, como valores de uso, también contienen menos valor de cambio.

Obsérvese que el marginalista usa los costes de fabricación como referencia contable de egresos o aportes de capital dinero (valores de cambio), y a la vez los usa como valores vendibles según lo decida así la demanda del caso (valores de uso). Al parecer, siempre sería posible construir un precio al cual se colocaría la oferta de cada uno de los volúmenes previstos en la curva de costes marginales crecientes.

La descomposición de esos dos caracteres, el de uso y el de cambio,   encantó a Carlos Marx y le llevó su buen tiempo de trabajo, al punto de que, cuando la mercancía se expresa en dinero, la confusión se trueca por fetichistas[3] velos de espeso oscurantismo.

Así las cosas:

Para Marx:

Ganancia = Capital constante consumido (1) + salarios (2) + plusvalía (3)- [(1)+ (2)] = plusvalía.

 

Para los marginalistas:

Plusvalía”[4] = Ingreso marginal (productividad)- coste marginal.

Sigamos con la gráfica ya adelantada en las entregas precedentes: 

Costes marginales 2

Gráfica 2

 

Para: CP=Costes y precios; D= Curva de demanda; O= Curva de Oferta = C. de “costes o valores marginales”; Q= Cantidades ofrecidas y demandas; Zona zigzagueada= Ganancia obtenida cuando se logra el equilibrio entre demanda y oferta.

Repetimos: Esa traficación de la rentabilidad del capital expresa la versión marginalista, es decir, la versión burguesa o vulgar. Se trata de una gráfica cartesiana que recoge la acomodaticia concepción marginalista del valor porque los factores productivos:   maquinaria,   equipos y   mano de obra fabril se comportarían según la llamada “ley de los decrecimientos marginales”, una ley meramente mecanicista, desfasada desde hace siglos, que, si bien fue válida grosso modo, no puede funcionar en una economía donde el uso de medios de producción son seleccionados cualitativa y cuantitativamente   para que la empresa marche con un mínimo de tropiezos. Para eso, entre otras cosas, se hace los estudios de viabilidad para determinado tiempo.

Efectivamente, un operario funciona durante el día en su parcela de trabajo según una productividad diaria[5]  Ésta podría mermar a lo largo de la jornada, pero su salario se mide por su productividad media, diaria, semanal y hasta durante periodos más largos, según los proyectos empresariales que se hayan hecho al respecto. Las máquinas no se cansan porque sencillamente están hechas para funcionar a un ritmo y rendimiento constante mientras cuenten con oportuno suministro   energético y sus correspondientes controles profilácticos. Sólo el uso irá creando deficiencia en su rendimiento, en caso de que su mantenimiento regular deja de cumplirse. Pasado el tiempo de vida útil, debe ser reemplazado y basta.

De manera que eso de los rendimientos decrecientes por limitaciones en la infraestructura podría   ser válido cuando se desborde la capacidad máxima prevista o se opere con maquinarias de segunda mano, o en poder de capitalistas pobres y, como tales, incapaces capitalistamente para darles el mantenimiento en cuestión. Estas fallas empresariales no tienen por qué costearlas los consumidores.

Bien, en la misma gráfica 2:

  La zona zigzagueada del rectángulo inscrito en el origen podría perfectamente convertirse, mediante su integral, en otra zona cuya superficie vaya dada por un precio promedio y un volumen de oferta, tal, que vendido a ese precio promedio resulte igual al valor del ingreso que por concepto de venta al “precio marginal” nos ofrece el punto de equilibrio (intersección de ambas curvas) que señala la gráfica del caso.

De acuerdo con esta hipótesis, la oferta sería contrariamente mayor porque el nuevo precio menor así lo determinaría (De perogrullo, todo valor promedio de una muestra cualquiera es ambivalentemente superior o inferior a uno o otro de sus extremos inferior o superior, respectivamente)[6]. Veamos la siguiente gráfica:

Costes marginales 2

Gráfica 3

Allí, O’ sería la nueva curva aproximada de oferta de costes medios. Estos nuevos costes se manejarían como precios medios que son precisamente los que funcionan en los mercados burgueses. La línea punteada representa la continuación de O’, y ese precio-coste promedio tiende a mantenerse porque la empresa estaría funcionando con una infraestructura de capital constante(los costes fijos o infraestructurales representativos de su plataforma fabril). Por supuesto, los cambios de la demanda cambiarían la conducta de la empresa y la graficación sería otra, para valores constantes de los costes de producción.

La infraestructura productiva se adapta a un volumen previamente estimado en el estudio de viabilidad, según el cual la empresa deberá responder sin tropiezos ni mermas en la producción porque su capacidad productiva respondería a su participación prevista en el mercado con las debidas elasticidades, de cara a un futuro acrecentamiento o desarrollo económico, y de allí la producción sostenida y la consecución de la ganancia correspondiente originada por la tasa de plusvalía, libre de desviaciones o errores como sobreprecios coyunturales,  accidentes en la paz laboral, etc.

Cuando la demanda crezca y la oferta siga el curso de la gráfica 3, para cada nuevo punto de equilibrio marginalista habrá nuevos precios promedios, nuevos volúmenes de oferta marxiana, según adelantamos en la siguiente gráfica:

Costes marginales 4

Gráfica 4

Para las demandas D’ y D’’, la oferta O arroja nuevos puntos de intersección, y para la obtención de nuevos precios promedios correspondientes a las respectivas zonas de ganancia previstas en la curva O de “costes marginales crecientes”, bastaría aplicar el mismo procedimiento calculatorio y gráfico que venimos siguiendo. Tales zonas de ganancia aparecen   rayadas a medias en los dos rectángulos de esa gráfica 3. Los precios-valor promedios para esas dos nuevas situaciones o curvas de demanda O’ y O’’, permitirían lanzar al mercado ofertas mayores a precios menores según explicamos en la grafica 2.

Para casos de demandas crecientes, la contabilidad burguesa diseña nuevos y teóricos puntos de equilibrio mediante el conocido “cobweb” o “teorema de la telaraña”, de Oscar Lange, citado por H. f. v. Stackelberg[7].   La nueva curva envolvente de los precios medios crecientes vendrá dada por la curva punteada O’’ de la siguiente gráfica:

Costes marginales 5

Gráfica 5

Tal sería la configuración gráfica de las curvas de oferta y demanda según la versión marxista que he introducido. Es una contraposición entre consumidores con poder de compra de tanto valor en mercancías, como valor en dinero poseen, y para lo cual los fabricantes y comerciantes mal pueden pretender sacar excedentes si no llevan valor de plusvalía para transformarlo en ganancia dineraria.

P.D.: Por esta vía, la graficación más didáctica resulta cargosa para su edición, máxime en Internet donde el tiempo es más valioso que de costumbre. Cualquier aclaratoria pertinente, sabré ofrecérselas con mucho gusto. Venezuela, 2011, Manuel C. Martínez M.




[1] Pensamos que   la culpabilidad de esta explotación de   hombres por hombres, así como la de las anteriores, no inculpa directamente a sus representantes. Los llamados capitalistas son sujetos pasivos de unas relaciones sociales de producción que imperan sobre la propia personalidad y voluntad de todas sus víctimas. Está claro que no son pocos los trabajadores que se sienten satisfechos con su salario y hasta grupalmente se han convertido en furibundos defensores de su patrono y del sistema capitalista en general. Cónfer: Carlos Marx, El Capital, Libro Primero, Prefacio de la Primera Edición Alemana (Cartago).

“La ignorancia es la madre de la industria, tanto como de la superstición. La reflexión y la fantasía están sujetas a error, pero el hábito de mover la mano o el pie es independiente de ambas. Por consiguiente, las manufacturas prosperan más cuanto menos se consulta a la mente, y donde el taller puede…considerarse una máquina, cuyas piezas son hombres47.” Cita tomada por Carlos Marx, Ob. cit., Libro Primero, Cap. XIV, Subc. III.

[2] Es muy importante usar la palabra mercancía en lugar de bien, de producto, servicios. Mercancía es un “bien” o “producto o “servicio”, histórica o concretamente entendido, que representa una inextricable dualidad: valor de uso y v. de cambio. Aquellas voces con las que suele reemplazársela son abstracciones generalizantes que en poco contribuyen a la mejor comprensión de su significado científico dentro de la Economía Política. Por eso Marx dio prioridad y énfasis a la mercancía en El Capital.

[3] Carlos Marx, Ob.cit., Libro primero, Cap. I, Subc. IV. (Cartago)

[4] Una segunda característica del clasicismo es su interés en la generación y distribución de la plusvalía. Empezando con Quesnay, los economistas políticos se interesaron en el fenómeno del resultado "extra" del proceso de producción. Por ejemplo, la producción agrícola es -generalmente- superior a la semilla usada. Ese producto extra es plusvalía. El famoso ejemplo de la fabricación de alfileres de Adam Smith muestra como una nueva forma de organización de la producción lleva a una producción superior o extra a la obtenida anteriormente, sin uso de recursos -trabajo o capital- adicionales.” http://es.wikipedia.org/wiki/Marginalismo

[5] Por productividad se entiende, en el régimen mercantil, la capacidad creativa de valor de uso y de cambio que tiene exclusivamente la mano de obra, mientras que por rendimiento entendemos la mejora productiva que aporta al trabajador el uso de los medios de trabajo, y sobre la base de que estos no pueden reintegrar ni transmitir su valor de cambio con su uso, como lo hace la mano de otra y reproducen las materias primas.

[6] En toda serie de datos numéricos, su manejo estadístico los ordena   creciente o decrecientemente por lo que obviamente todo promedio queda inscrito dentro del recorrido correspondiente. 

[7] Heinrich f. v. Stackelberg, Principios de Teoría Económica.

26/07/2011 17:13:56

marmac@cantv.net



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Manuel C. Martínez


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